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DESDE SIMBLIA

CAMPANADA EN CANAL SUR

JOSÉ CALVO POYATO

Andalucía ha vuelto a ser objeto de toda clase de pitorreos inmerecidos por la emisión fallida de Nochevieja

LA palabra campanada, además de «golpe que da el badajo en la campana», es también «escándalo o novedad ruidosa». De ahí que, con la expresión dar la campanada, se exprese la sorpresa que se produce ante un acontecimiento inesperado. Por ejemplo, el Córdoba C.F, dio la campanada en el campo de Athletic Club de Bilbao, el ganar el partido. Esa fue una campanada en toda regla. Ahora bien, para campanada la que ha dado Canal Sur, cuando retransmitía las campanadas —golpes de badajo en la campana— que señalaban el comienzo del año nuevo. La cadena de televisión autonómica, la misma que se ha hartado de decirnos, una y otra vez, eso de «Andalucía, la Primera», retransmitía ese esperado momento por familias o grupos de amigos para comerse las doce uvas al son de las campanadas que anuncian el nacimiento de un nuevo año. El lugar elegido por Canal Sur era Almería. La presidenta Susana Díaz se había dado una vuelta por allí, unos días antes, para grabar el mensaje de fin de año desde la Alcazaba, el más importante conjunto monumental de la ciudad y que, según el alcalde almeriense, se encuentra en un estado lamentable. El reloj que había de anunciar a los andaluces la entrada de 2015 era el de la catedral de Almería. La elección había estado determinada por la conmemoración del milenario de la taifa de Almería, muy del gusto de la Junta de Andalucía. La taifa que había surgido en el 1014 como consecuencia de la descomposición en que se encontraba en califato de Córdoba —episodio que nos contarán en pocas semanas Javier Tafur y Vic—, y que se había convertido en una olla en ebullición, desde que falleciera Almanzor en el 1002.

Algo de la campanada que iba a producirse debieron barruntarse los presentadores del evento que acabó en monumental fiasco. Uno de los integrantes de la pareja presentadora pronunció unas palabras casi enigmáticas: «…va a salir todo en pantalla. No habrá problemas». En ese momento el logo de Canal Sur daba paso a imágenes de importantes monumentos andaluces que anunciaban… una marca de café. Luego, sonaron las tres primeras campanadas —golpes de badajo— cuando se produjo la campanada —escándalo o novedad ruidosa— al desaparecer el reloj y surgir en pantalla unas imágenes —todas ellas preciosas— promocionando un importante evento deportivo en Jerez de la Frontera. Cuando apareció de nuevo en pantalla la esfera del reloj de la catedral de Almería la entrada de 2015 iba por la novena campanada. Sonaron lentas, pesadas, majestuosas que diría Valle-Inclán. Luego… el silencio como en una novela de suspense.

La gente se quedó con las uvas en la mano, boquiabierta… indignada. Las redes sociales se incendiaron y lo peor de todo: Andalucía ha vuelto a ser objeto de toda clase de pitorreos, comentarios y cuchufletas inmerecidas. Ni Andalucía ni los andaluces se merecen lo ocurrido que, siendo algo puntual, debe hacer reflexionar a los responsables correspondientes, más allá de las imprescindibles dimisiones, sobre un modelo de televisión que desplaza treinta personas a Almería para que suceda algo tan lamentable y que, además de ser un aparato de propaganda, se convierte cada día en un espectáculo bochornoso con participación de menores y ancianos.

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