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El impacto ante el horror

El caso de la presunta violación de una niña a manos de su padre horroriza a la sociedad lucentina

El impacto ante el horror abc

j. m. G.

El caso de la niña de 6 años presuntamente violada por su padre con la colaboración, como encubridora, de su madre ha levantado una auténtica conmoción social en Lucena. El asunto había saltado a las redes sociales casi de forma inmediata desde su entorno más cercano, pero la ausencia de información oficial y el silencio de los medios locales para no perjudicar la investigación sobre el mismo había acallado las voces iniciales de quienes ya habían juzgado y condenado a la pareja en las redes sociales.

En una ciudad en la que todavía resuena con rabia el eco mediático internacional reciente, se ha llevado mal volver de nuevo a las portadas de telediarios y periódicos por este caso atroz. «Se está dando una imagen que no se corresponde con la realidad» es la frase más escuchada estos días.

En el barrio del Valle el caso se vive como una condena sobre la imagen de una zona humilde y trabajadora, pero también con preocupación. «Todos somos padres y madres y estamos consternados por lo que ha pasado, porque conocemos a esos niños, y porque hemos estado cerca de esos padres y ellos cerca de nuestros hijos», dice una vecina de los detenidos.

«Es injusto que no supiéramos que estábamos conviviendo con un pederasta, una persona condenada por dos violaciones», señalaba otra de las mujeres que se manifestaron el mismo día de la detención ante la comisaría de Policía Nacional, solicitando una entrevista con el comisario y un día más tarde a las puertas del juzgado, para increpar a Manuel Blanco y María Araceli Calvillo a su entrada a la sede judicial de la calle San Pedro.

Pero la indignación estuvo precedida por la sorpresa. Aunque la familia recibía ayuda de los servicios sociales e incluso era habitual del comedor social de La Sagrada Familia, debido a su precariedad económica, una vecina asegura que «nadie podía imaginar una cosa así, porque esa mujer se desvivía por sus niños, siempre iban perfectos al colegio, no creo que les haya faltado de nada». Así las cosas, otra residente se hacía una y otra vez la misma pregunta: «¿Quién iba a imaginar que pudiera estar consintiendo una cosa así, o que huyese con esa bestia sabiendo lo que había hecho?».

Varios conocidos de Manuel Blanco, amante de las artes marciales, aseguran que es un hombre autoritario y ejercía una gran influencia sobre su esposa. Pocos le conocen un trabajo concreto, aunque era habitual de los gimnasios relacionados con los deportes de contacto. Su colección de fotos en Facebook sintetiza el carácter de este individuo, de 39 años, para quien la cárcel no es un sitio nuevo. La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de León ya lo condenó en 1995 a 24 años de prisión por dos delitos de violación cometidos en Ponferrada contra otra menor, esta vez su propia prima. No se pudo probar que hubiera más agresiones, aunque se sospechó en el juicio que fue así.

Tras doce años salió en libertad, vuelve a estar tras los barrotes. La Policía no da el caso por cerrado e investigará si la agresión contra la pequeña fue un hecho aislado o formaba parte de la cotidianeidad de la familia, e incluso si puede haber otras víctimas.

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