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CULTURA

El Museo Taurino se rinde ante Lagartijo

Una exposición muestra hasta el 20 de septiembre más de sesenta objetos del diestro

El Museo Taurino se rinde ante Lagartijo V. MERINO

r. aguilar

Rafael Molina «Lagartijo» marcó una época y la memoria de lo que hizo tanto en los ruedos como fuera de ellos pervive en la ciudad. Una exposición en el Museo Taurino recuerda a esta figura clave en la tauromaquia cordobesa desde este martes y hasta el próximo 20 de septiembre. Su título es «Lagartijo y su época» y reúne unas sesenta piezas relacionadas con la vida de este matador de toros de Santa Marina nacido en noviembre de 1841: se trata solo de una parte de los fondos que posee el Ayuntamiento sobre este torero, tal y como explicó la directora de los Museos Municipales, Mercedes Valverde, en la presentación del catálogo. «Tenemos material para hacer un museo dedicado a Lagartijo: en esta muestra está solo la mitad de lo que hay en el archivo y que se encuentra en fase de recuperación», indicó la responsable de las salas de exposición del Ayuntamiento.

¿Pero qué se encontrará el visitante que se interese por esta propuesta del Museo Taurino? Varias joyas que merecen estar protegidas por vitrinas y por cierres de cristal, por resumir. Valgan algunos ejemplos. El cartel de la corrida organizada en la plaza de Madrid con la que el diestro se despidió de la afición al final de su carrera. Corría el mes de junio de 1893.

Un cartel único

«El cartel es único: mide dos metros y medio de altura y está confeccionado en seda», suscribió Mercedes Valverde. El punto y final de la etapa de Lagartijo fue singular, puesto que protagonizó cinco festejos en otras tantas ciudades españolas para decirle adiós a sus seguidores. Todos esos carteles figuran en la muestra, así como otros que destacan por su singularidad, como uno fechado el 2 de febrero de 1888 en la plaza de toros de La Habana.

Más. Una colección de fotografías en las que Rafael Molina, el primer Califa, aparece en distintos momentos de la lidia o en escenas domésticas. Una de las instantáneas más sugerentes la tomó Tomás Molina en 1893, el año de la retirada, en la finca Pendolillas y en ella aparece el matador sentado mientras Dolores Bejarano le corta la coleta. Otra foto curiosa, esta vez de estudio y realizada por Jean Laurent: el torero posa vestido de luces casi en sepia, con gesto serio; es el año 1865 y Lagartijo está a punto de enfrentarse a los toros con los que confirmará su alternativa.

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