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condiciones de trabajo

¿Dónde entrenan los 19 rivales del Córdoba?

La clasificación de la Liga guarda una estrecha relación con la calidad de los campos en los que se ejercitan los distintos clubes

¿Dónde entrenan los 19 rivales del Córdoba? ABC

JOSÉ M. DOMÍNGUEZ

Se juega como se entrena. Una máxima del deporte que casi nadie discute. En el fútbol, sólo algunos elegidos, como Romario, han logrado convertirse en la excepción a la regla. Cuando el talento innato no sobrepasa los límites terrenales, un futbolista profesional debe ganarse el sueldo en los campos de entrenamiento si quiere después ser útil en la competición para el club que le paga. Los futbolistas del Córdoba no lo tienen fácil. Cierran en Primera una clasificación que, curiosamente o no, también serviría para reflejar qué equipos cuentan con las mejores y las peores instalaciones.

Un campo de hierba sin drenaje y otro saboteado, ninguno acorde a las medidas reglamentarias, son todo el equipamiento que pone la entidad blanquiverde a disposición de su plantilla de forma regular. Puntualmente, para maltratar lo menos posible el césped de El Arcángel, se ejercitan los hombres de Miroslav Djukic en el estadio municipal. Las condiciones de trabajo distan mucho del deporte profesional y más aún de una liga considerada por muchos como la mejor del mundo.

En el polo opuesto se encuentran los gigantes, Real Madrid y Barcelona, que han creado auténticos paraísos del fútbol en Valdebebas y Sant Joan Despí. La faraónica ciudad deportiva del conjunto blanco cuenta con 1.200.000 metros cuadrados, en los que se ubican diez campos de fútbol con sus correspondientes graderíos, salas de tratamiento, oficinas y una residencia para los canteranos, entre un sinfín de servicios y comodidades. Es casi diez veces más grande que la ciudad deportiva Joan Gamper. El recinto culé se extiende sobre 136.839 metros cuadrados; espacio suficiente, no obstante, para cinco campos de hierba natural y cuatro sintéticos, además de un polideportivo.

El resto de conjuntos que ocupan plazas europeas disponen igualmente de unas instalaciones a la altura. El Atlético de Madrid tiene cinco campos de entrenamiento en su complejo de Majadahonda. El Valencia, 180.000 metros cuadrados de ciudad deportiva. El Sevilla, 250.000. Y hasta el Villarreal, un club con mucha menos tradición que los anteriores, presume de unas instalaciones a la vanguardia del fútbol internacional, con nueve terrenos de juego y una residencia en la que se forman los canteranos de un equipo que ha logrado codearse durante las últimas décadas con los grandes de la Liga.

El Málaga, séptimo clasificado, reserva la ciudad deportiva de El Viso para sus categorías base, mientras que destina al estadio Ciudad de Málaga, propiedad de la Junta de Andalucía, a los integrantes del primer equipo. El Celta, por su parte, disfruta de cuatro campos en las instalaciones deportivas de A Madroa; un equipamiento similar al que posee el Espanyol en Sant Adrià de Besós. Pero si hay clubes que destacan en la zona media de la clasificación por sus lugares de entrenamiento, éstos son la Real Sociedad y el Athletic Club. Los donostiarras cuentan con el complejo Zubieta, mientras que los bilbaínos mantienen viva la leyenda de Lezama, quizá la cantera con más encanto y significado del planeta.

El otro equipo vasco de la categoría, el Eibar, es el único que ocupa un lugar en la tabla sensiblemente superior a la calidad de sus condiciones de trabajo. La plantilla de Garitano estrenó en diciembre el primer campo de hierba natural destinado al entrenamiento, un terreno de juego propiedad del ayuntamiento de Mondragón. Durante los primeros meses de competición, durante los que el conjunto armero se convirtió en la revelación de la temporada, el Eibar llevaba a cabo su preparación en campos de césped artificial que todavía utiliza con frecuencia.

En la Comunidad de Madrid las comodidades tampoco son sólo cosa de los grandes. El Getafe y el Rayo Vallecano, equipos que partían como teóricos rivales del Córdoba por eludir el descenso, aventajan a los califales en ocho puntos y dos ciudades deportivas más que dignas. Otro club que aspira a permanecer en Primera es el Deportivo de la Coruña, que entrena en Abegondo, en una ciudad deportiva inaugurada en 2003, fruto de los años de gloria de la entidad herculina.

En cuanto a instalaciones, lejos de lo que pudiera pensarse, hay muy pocos modestos en Primera. El Almería es uno de ellos. Ocupa la decimosexta plaza, dos por encima del descenso, pero sólo dispone de un campo anexo a los Juegos Mediterráneos para ejercitarse. En unas condiciones bastante mejores compiten por el mismo objetivo el Elche y el Levante, si bien ambos conjuntos valencianos llevan a cabo su trabajo semanal en ciudades deportivas cercanas a la élite.

Muy lejos de esa categoría se encuentra el Córdoba, que sólo tiene al alcance (menos de tres puntos) en la clasificación al Granada. Los nazaríes tampoco disfrutaban de unas condiciones mucho mejores, pero resolvieron a comienzos de temporada su situación gracias a un acuerdo con la diputación granadina, que le ha cedido al equipo un terreno de juego en Armilla. Una solución que quizá le permita ahora al equipo granadista no cerrar la tabla. Porque, salvo casos como los de Romario o el Eibar (paradójicamente, opuestos entre sí), se juega como se entrena. Y el Córdoba también es el peor de esa particular liga.

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