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EL DEDO EN EL OJO

OTRA VEZ UNA CAMPAÑA

Hoy comienza para muchos el sueño de perpetuarse en el poder para que nada cambie, para que todo siga como hasta ahora

MARIO FLORES

LAMENTO recordárselo querido lector, pero hoy es el primer día de campaña electoral para las elecciones andaluzas. Las puertas del averno se ha abierto para que íncubos y súcubos se desparramen en grotesca danza por todos los rincones del sur de «Estepaís» y nos seduzcan con su erótica y seductora retórica.

Todo es mentira, todo es vacuo, lábil y torticero. Si después de más de tres décadas aplicando la misma medicina el enfermo no sale de la catatonia, no se entiende bien que el mismo equipo médico siga proponiendo la terapéutica.

Nos prometen el oro y el moro (perdón, quise decir «la persona que profesa la fe islámica en el norte de África») mientras la realidad nos escupe a la cara 764 parados más en Córdoba el último mes; nos hablan de combatir la corrupción y de la regeneración democrática mientras detienen en nuestra ciudad a varios personajes relacionados con los fraudes de los cursos de formación de la Junta de Andalucía; se anuncian nuevos planes de empleo (¡¡más planes de empleo no, por favor!!) mientras conocemos que en Andalucía el paro ha subido en 2.121 personas (¡seguimos para bingo!).

Tentado he estado de preguntarme «¿pero a quién quieren engañar?», aunque rápidamente el raciocinio ha salido en mi auxilio para responder en acto reflejo: «a todos, Mario, a todos». A cuantos más mejor. Porque muchos se quieren dejar engañar. O lo que es peor, muchos están dispuestos a pasar por encima de la realidad para soñar que, gracias al socialismo, vivimos en el mejor de los mundos posibles. Los andaluces ya no serán víctimas sino que adquirirán entonces la condición de cómplices. Porque aunque el pueblo vote libremente también se equivoca.

Hoy comienza para muchos el sueño de perpetuarse en el poder para que nada cambie, para que todo siga como hasta ahora y los andaluces sigan sesteando al compás de esas soporíferas tardes de Canal Sur, al ritmo de esa plácida existencia que consiste en renunciar al compromiso de mirar a la cara a la realidad, bajo el latido bradicárdico de la deshonesta autocomplacencia…

Y también es el momento para que la acomplejada ala de centro derecha vuelva a pedir perdón por ser como son y saquen pechito de tímida manera para intentar hacer comprender a los fieles que «con la izquierda no hay manera». Pero por ahí, y de la mano del candidato Moreno, no se va a ningún lado.

Y es tiempo para los alucinados de los podemitas y para que la izquierda unida disimule sus descosidos aparentando tener prietas las costuras; ya quisieran…

Yo votaría al P.E.P.E. (Partido Español Progresista Etcétera), ese desopilante partido que el maestro Álvaro de la Iglesia propusiera en su libro «Sólo se mueren los tontos». Al menos echaría unas risas.

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