La prostitución vista por los hombres

Uno de cada cuatro hombres españoles ha pagado alguna vez por mantener relaciones sexuales. Un informe elaborado por Hilario Sáez, investigador presidente de la Fundación Iniciativa Social (FIS), presenta los resultados del estudio «Masculinidades y consumo de prostitución en Andalucía», encargado por el Centro de Estudios de Andalucía. Entre las conclusiones destaca, por ejemplo, que la reserva moral ante la prostitución sólo se advierte si se convierte en una infidelidad a la pareja.

El pionero análisis, que ha contado con más de 40 testimonios, sugiere, además, que no hay diferencias significativas por edades, nivel de estudios, estatus o condición socioeconómica; Así, haber pagado alguna vez por tener relaciones sexuales, aunque sea minoritario entre los hombres españoles, es un fenómeno que no parece asociado a ninguna característica sociodemográfica.

Además, se ha pasado de un consumo «tradicional» como rito de iniciación, acceso al sexo prematrimonial y complemento extra conyugal a un nuevo modelo basado en el deseo producido por la pornografía y convertido en un proceso de acumulación de necesidades de experiencias nuevas y cada vez más transgresoras.

Consumir prostitución, concluye este estudio se convierte en una actividad cada vez más popular entre hombres mayores y cada vez más jóvenes que la consumen como un práctica de homosocialidad asociada al trabajo y como alternativa asequible y cómoda a tener que ligar con unas mujeres cada vez más empoderadas.

El estudio también recoge las opiniones de los hombres en el debate sobre la prostitución, en las que se muestran mayoritariamente favorables a su legalización, aunque por diferentes razones. Estos motivos van desde la necesidad de un control sanitario y fiscal de quienes la ejercen, hasta la protección de los derechos de las mujeres que la ejercen voluntariamente.

En general, el modelo de masculinidad que se mantiene hoy en día, según este informe, sigue siendo tradicional, basado en una «moral arcaizante y simple» que se expresa mediante refranes, parábolas y narrativas populares sexistas, misóginas y homófobas, como muestra la cuarteta con que difinen a hombres y mujeres: «los hombres son como limones, unos maricas y otros maricones; las mujeres como la gaseosa, unas caseras y otras revoltosas».