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HISTORIA

El reglamento del obispo Trevilla para la Semana Santa de Córdoba

El prelado estableció una serie de normas para regular los desfiles procesionales

El obispo Pedro Antonio de Trevilla ABC

R. C. M.

A lo largo de la historia, la Semana Santa de Córdoba ha experimentado momentos de auge, con la aparición y riqueza de muchas hermandades, y momentos de postración, con casi la total desaparición de las procesiones penitenciales. Uno de estos momentos tuvo lugar en las primeras décadas del siglo XX, durante el pontificado de Pedro Antonio de Trevilla , quien impuso un estricto reglamento para regular los desfiles procesionales de las distintas cofradías.

Según recoge el libro «La Pasión de Córdoba» , publicado hace algunos años por ABC con el patrocinio de Cajasur, las cofradías de la capital se vieron afectadas por la implantación de esta normativa desde en el año 1820 . Y es que desde hacía varios años, las hermandades cordobesas habían experimentado un periodo de languidecimiento paulatino, que en algunos casos supuso la desaparición de algunas corporaciones.

Una única procesión

Este motivo, junto a una serie de escándalos que se dieron en aquellos años, desembocó en la implantación de este reglamento, compuesto por unos 20 artículos . Así las cosas, desde ese momento todas las procesiones de Semana Santa de la capital y demás pueblos de la Diócesis quedaban reducidas a una sola, la conocida como procesión oficial del Viernes Santo .

Una procesión que en Córdoba partía desde la parroquia del Salvador y Santo Domingo de Silos (la Compañía) con el siguiente recorrido: Letrados, Arco Real, Zapatería, Casas Capitulares, Librería, Calle de la Feria a la Cruz del Rastro , Potro, Triunfo, Patio de los Naranjos, Santa Iglesia Catedral , Baño, Pedregosa, Santa Ana, Santa Victoria y entrada en la parroquia del Salvador y Santo Domingo de Silos.

Además, las imágenes participantes quedaban limitadas a una serie de advocaciones: la Oración en el Huerto, Jesús Atado a la Columna, Jesús Nazareno, Jesús Crucificado, el Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad . Una de las normas más llamativas fue la prohibición de usar túnicas, por lo que los hermanos de las distintas corporaciones debían de vestir traje negro, mientras que de los cortejos se suprimen los elementos barrocos como los palios, los ropajes y las alhajas que llevaban las imágenes.

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