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FIESTAS DE SEPTIEMBRE

El Socorro celebra una austera procesión por las calles de San Pedro

La patrona del mercado se presenta sin banda de acompañamiento, un discreto exorno floral y sin cohetes en La Corredera

Virgen del Socorro Á. CARMONA

R. C. M.

La Virgen del Socorro mostró ayer un señorío muy especial. No en vano es patrona del popular e histórico mercado Sánchez Peña –y por extensión de La Corredera - y alcaldesa perpetua de Córdoba. Lo mostró pese a carecer de una serie de elementos que harían que otras muchas imágenes perdieran algo de brillo. No contó con un banda de música siguiendo su sagrada estela –sólo la tuvo en cruz de guía y merced a una aportación desinteresada-, ni hubo explosión de cohetes al paso por la plaza de la Corredera y su exorno floral fue algo más austero que en anteriores ocasiones. Sin embargo, la titular lució esa esencia tan particular que la hace diferente y que le ha hecho ganar infinidad de devociones a lo largo de los siglos en su ciudad.

A las 19.00 la ermita abrió puntualmente su portón de entrada y al fondo sobresalía la dulce imagen de la Virgen con el niño en brazos, tan señorial como siempre. Los sonidos de cornetas y tambores abrieron el cortejo y en la calle se podían oír los esperados, y algunos hasta lógicos comentarios, en torno al acompañamiento musical de la patrona. «Este año no tienen dinero para una banda y ésta va delante», «lo están pasando mal, no les ha quedado otra»,…

El ambiente se iluminó apenas unos minutos después de las 19.00 horas cuando la Virgen cruzó bajo el arco de entrada a la ermita. La patrona se presentó con su habitual blancura floral , con nardos blancos y un friso de claveles de idéntico tono. Y en la media lejanía se escuchaban las marchas de apertura de cortejo de la Banda del Caído y Fuensanta , que hizo sonar piezas como «Silencio blanco», «Cristo del Amor», «La Expiración» y «La Lanzada», entre otras.

Pasadas las 21.30 horas, y ya sin luz solar y con el final de la procesión muy cerca, el cortejo pasó por la plaza de la Corredera, ese espacio que ha sido testigo siglo tras siglo de sus salidas procesionales y que ha acogido momentos tan festivos como el de su coronación canónica en septiembre de 2003.

Llegadas las 22.00 la procesión empezó a tocar su fin. El Socorro y San Rafael habían iluminado y bendecido a los cordobeses durante las tres horas de recorrido por la ciudad. Ella, llevada por 18 almas y él, el Custodio de Córdoba, por 12. Toda una fiesta devocional en la que, a falta de algunos elementos tan propios de esta procesión, sobresalió la estampa señorial del Socorro y San Rafael por encima de todo.

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