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Reconocimiento para los sones de Jesús Caído y Fuensanta

La banda de cornetas y tambores estrenará nuevas marchas este año en Semana Santa

Reconocimiento para los sones de Jesús Caído y Fuensanta archivo

r. c. m.

El reconocimiento de una Banda de Cornetas y Tambores es algo difícil de conseguir. El amplio abanico de grupos que hay hace que éstos necesiten aportar un plus de calidad para lograr llegar a más gente. La Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Caído y Fuensanta lleva, con este, seis años trabajando para lograr un estilo propio y reconocible. Nacida de los componentes de dos antiguos conjuntos, Fuensanta y Jesús Caído, mantiene la ilusión y las ganas de disfrutar de la música de Semana Santa.

Nació con un referente claro: la banda de cornetas y tambores de Tres Caídas de Triana. Ésta, de dilatada experiencia en la Semana Santa sevillana, ha servido como faro que guía los primeros pasos. Sin embargo, tal y como cuenta su director, José Camacho, “ahora llevamos un par de años buscando un estilo propio”. Que reconozcan la labor de una asociación músico cultural que acoge en sus filas a componentes de todas las edades y procedencias.

¿Cómo hacerlo? Apostando por los jóvenes talentos y añadiendo, poco a poco, marchas nuevas a su repertorio. Además de las mantolinas de las cornetas que van a estrenar esta Semana Santa, tienen otros estrenos. De Emilio Escalante, “Misericordiam tuam”, una marcha dedicada a la hermandad de la Misericordia y que estrenó el grupo bajo la dirección de su autor en uno de los patios del barrio de Alcázar Viejo (San Basilio).

Además, este año añaden al repertorio una pieza de un joven compositor granadino dedicada al Resucitado de Palma del Río. El autor, Ignacio José García Pérez, estrenó la marcha en la casa hermandad de la cofradía del Descendimiento. Un repertorio que asciende a unas 16 piezas que tenían pensado grabar en un disco.

“Queríamos grabarlo este año pero vamos a darnos más tiempo para elegir entre más marchas”, explica el director de la banda. Marchas que ensayan todos los días durante dos horas. Y es que necesitan que el esfuerzo merezca la pena. “Hay que mantener la ilusión”, añade Camacho, representante de un grupo muy heterogéneo y que afronta esta Semana Santa con fuerza y con ganas de dejar huella.

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