Aguirre, ante la visita del Papa: «Dará pistas para salir de este laberinto de sufrimiento»

En la República Centroafricana las distancias se cuentan en días, nunca en kilómetros. Allí, en pleno corazón de África, se encuentra la Diócesis de Bangassou . Con una extensión similar a la de Andalucía, en ese rincón del mundo no hay un solo metro de asfalto, y sus 450.000 habitantes viven sin teléfono ni luz eléctrica y en un clima de enorme violencia. Es el lugar en el que el obispo cordobés Juan José Aguirre reside desde hace más de 35 años y d esde donde ha preparado la visita del Papa Francisco a la República Centroafricana que tendrá lugar el 29 y 30, dentro de su periplo africano. En concreto, Su Santidad visitará Bangui, la capital de esta nación, que no pertenece a la diócesis de Bangassou. No obstante, asegura Aguirre que «en Bangassou esperamos ansiosos su llegada. Puede mediar y darnos pistas para salir de este laberinto de sufrimiento; con su palabra puede encontrar soluciones a muchos conflictos».

Con diecisiete años, Juan José Aguirre abandonó Córdoba para embarcarse en la aventura de ser misionero. Debe su formación a los Hermanos Combonianos, quienes insistieron en que aprendiera lenguas, teología y filosofía y preparación psicológica para soportar situaciones muy violentas sin hundirse.

El nivel de pobreza extremo de la República Centroafricana le llevaron a fundar en 2002 una Fundación en esta diócesis de la que hoy es obispo. Allí ha vivido la inestabilidad del país, un Estado fallido devorado por una brutal espiral de violencia - lee esta completísima información de nuestro corresponsal en el Vaticano, Juan Vicente Boo, sobre el conflicto en la República Centroafricana -, ahora acrecentada por la aparición de grupos radicales que han creado una situación de «horror», dice el obispo de Bangassou. Han atacado centenares de pueblos, se han llevado a los niños para convertirlos en soldados y a las niñas para convertirlas en esclavas sexuales, una experiencia «atroz» de la que, dice el obispo, «quienes han logrado escapar, vienen con un shock postraumático y unas heridas que arrastrarán de por vida». Los centroafricanos «no son culpables de nada; soportan una violencia gratuita».

Con motivo de la visita del Papa a la Republica Centroafricana , el obispo de Bangassou ha hecho pública una carta en la que alaba el valor del Santo Padre al viajar a un destino donde su integridad física no está asegurada . Por ejemplo, indica que tiene previsto ir a la Mezquita musulmana de Bangui en la avenida Koudoukou, zona muy caliente desde hace muchos años. Aguirre explica que han aconsejado a Francisco que se encuentre con la comunidad musulmana en otro lugar «menos complicado» para él y su séquito, pero sobretodo para los miles de fieles que seguirán al Papa a donde vaya y que, en aquel barrio, pueden encontrarse con una bomba de relojería.

Desde su diócesis , explica el obispo, viajarán a ver al Santo Padre 69 personas en un camión. Y advierte de que no será un desplazamiento exento de peligros para ellos, ya que atravesarán territorios controlados por grupos armados. Aguirre confiesa que su vicario general y los curas de su diócesis «me han prohibido» hacer el viaje en camión -el obispo ha sufrido ya tres infartos y tiene instalados nueve muelles en el corazón-, con lo que viajará en avioneta.

Aguirre concluye su misiva explicando que el Papa vendrá «a nosotros hablando de paz y reconciliación» . «Aún no hemos encontrado la puerta para salir de nuestro laberinto. Ojalá, el Papa nos enseñe otra salida».