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FALTA DE LLUVIAS

La CHG, ante la sequía: «Si no cambia la cosa, vamos a tener que tomar medidas en Córdoba»

Desde que comenzó el año hidrológico, la aportación de agua a los pantanos ha sido casi inexistente

Todos los cultivos se están viendo afectados por la sequía en Córdoba V.M.

RAFAEL AGUILAR

«Siento decirlo, pero como no cambie la cosa, y mucho, de aquí a a febrero o marzo vamos a tener que tomar medidas importantes». Quien así se expresa es el director adjunto de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) , Joaquín del Campo, que cuando mira hacia los últimos once meses largos da poco crédito a lo que ha sucedido. «Cuando digo medidas me refiero a bajar presiones en el abastecimiento o a activar planes de ahorro », añade quien hace a continuación una radiografía precisa de la situación de las reservas de agua: «La verdad es que desde comenzó el año hidrológico [en el arranque de octubre] la aportación a los pantanos ha sido casi inexistente , porque para que el agua llegue los embalses han de caer antes unos ciento cincuenta litros o, en otras palabras, tiene que llover sobre mojado». Lo preocupante es que a estas alturas del ejercicio agrícola las reservas de agua ya tendrían que acopiar el veinte por ciento de sus aportaciones anuales.

El minuto y resultado, por emplear términos deportivos, en la tercera semana de este diciembre que acaba era que el cielo había descargado sobre la provincia ciento diez litros por metro cuadrado , un cuarenta por ciento menos de lo que es habitual de acuerdo con los registros históricos de la Confederación. El detalle es el siguiente: en noviembre, que suele ser un año de lluvias importantes, se dieron en la demarcación 90 litros cuando lo habitual es 155, mientras que en diciembre (y a expensas de lo que llueva hasta que suenen las campanadas) se han contado 22 litros cuando la media histórica es de 90 litros.

«El déficit es muy importante, como cualquiera puede comprender», señala el citado cargo del organismo regulador de la cuenca del Guadalquivir: «Como todo siga así vamos a acabar el año con una merma del 50 por ciento en relación a los valores normales. Así que no hay que extrañarse de que los pantanos se encuentren al treinta y dos por ciento de su capacidad, un valor que es muy raro, muy inusual», indica Del Campo.

Otra opinión autorizada es la de Julio Berbel, catedrático de Política Agraria de la Universidad de Córdoba (UCO). «El año 2017 que estamos acabando se recordará como uno de los más secos de desde que hay registros y como el más cálido en el Guadalquivir y Andalucía», explica el especialista, que entra de lleno en la situación agraria, que es la más preocupante. «Los daños a la agricultura pueden ser muy graves ya que en las dos ultima sequías graves en los años 90 y 2005-2008 la agricultura andaluza no estaba tan intensificada como lo está ahora cuando hay nunca gran superficie, cercana al por ciento dedicada a frutales o a hortícolas que ven peligrar sus mercados en caso de fallos de producción».

La opinión de agricultores y ganaderos

Mirando al cielo están los agricultores. El presidente de la patronal Asaja levanta la vista con un gesto grave. « La falta de lluvia no ha dejado a un sector sin asfixiar , porque ha afectado a todos los cultivos: el mal está hecho y ya es difícil que se arregle», asegura Ignacio Fernández de Mesa.

La visión del secretario general de la asociación de comunidades de regantes Feragua , Pedro Parias, es pesimista. «Lo que estamos viviendo es más que preocupante, porque los regadíos del sistema de regulación general [de la cuenca del Guadalquivir] están en una tesitura muy complicada : otra cosa es cómo lo están viviendo los cultivos que dependen del Bembézar del Retortillo, que funcionan con un sistema independiente, y que se encuentran más desahogados», subraya este portavoz de los productores.

Capítulo aparte merece la ganadería , que es una damnificada, y ni mucho menos menor, de todo lo que está pasando. José Antonio Pérez es ingeniero de Montes y técnico de la organización Asaja. « La dehesa de nuestra provincia está que da pena : no hay pastos y los dueños de las explotaciones ganaderas han de ser quienes paguen de su bolsillo los piensos para alimentar a los animales», explica.

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