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PREHISTORIA

Cuando se creía que los bisontes de Altamira eran un fraude

José Calvo Poyato relata en un libro el escepticismo con que se recibió el descubrimiento de la cueva

José Calvo Poyato, durante una conferencia ARCHIVO

LUIS MIRANDA

El obituario del hombre que se ha ganado la fama en su época suele empezar por aquella hazaña que dejará su nombre escrito, el hecho por el que le recordarán las generaciones. Marcelino Sanz de Sautuola murió en 1888 y los periódicos de su época destacaron sus estudios sobre la incipiente prehistoria y algunos de sus hallazgos , pero casi nadie quiso hablar demasiado de su gran logro: él fue quien descubrió la cueva de Altamira y el que dató sus pinturas. Aquello se sabía cuando murió, pero se silenciaba porque los científicos se empeñaban en ridiculizar el hallazgo.

No pocos estudiosos aseguraban que no podían ser pinturas del paleolítico , como insistía Sanz de Sautuola, y muchos decían incluso que se habían pintado poco tiempo antes. El historiador, escritor y articulista de ABC José Calvo Poyato acaba de publicar «Altamira. La historia de una polémica» en la que cuenta el largo y difícil proceso por el que los científicos aceptaron la autenticidad de las pinturas de la caverna de Santillana del Mar.

Alta calidad

Como explica Calvo Poyato, «el valor estético, la alta calidad de las pinturas creó mucha polémica , porque además no se habían encontrado pinturas rupestres antes». En el siglo XIX, recuerda el historiador, «la corriente dominante todavía era el creacionismo». Frente a ellos, estaban los darwinistas, que tampoco aceptaban que los hombres de hacía 15.000 años fuesen capaces de hacer una obra tan refinada . «La prehistoria entonces todavía no era una disciplina académica . Las primeras expediciones las hacían aficionados y no estaba sistematizada. Sanz de Sautuola hizo muchas por las cuevas de Cantabria», cuenta José Calvo sobre su libro, publicado por la editorial Stella Maris.

Un artículo titulado «Mea culpa» aceptó la antigüedad de la cueva, pero tras la muerte de su descubridor

El francés Emile Cartailhac fue uno de los que se mostró más contrario a admitir que los bisontes y animales de Altamira eran de la época paleolítica, pero también tuvo sus valedores, como el catedrático Juan Vilanova y Piera, que también murió sin ver reconocida su tesis . Sanz de Sautuola encontró en la cueva restos óseos y piedras que le ayudaron a datar lo que había encontrado, pero además estaban los animales. «Hacía muchos miles de años que los bisontes no existían en Europa , y nadie puede pintar lo que no tiene delante de sí», afirma el historiador. Poco después aparecieron más cuevas en el Pirineo francés y los científicos comenzaron a aceptar que eran pinturas paleolíticas. Llegó tarde para Marcelino Sanz de Sautuola, pero Cartailhac escribió en 1902 un artículo en una revista científica que lleva por subtítulo «Mea culpa de un escéptico» .

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