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APUNTES AL MARGEN

La fortificación imposible

No existe seguridad absoluta ante este tipo de violencia indiscriminada contra la población civil. Si el miedo agarrota o saca lo peor de nosotros, entonces habrán ganado

Concentración en el Ayuntamiento contra el atentado de Barcelona ÁLVARO CARMONA

RAFAEL RUIZ

Te quieren asustado, acongojado. Que mires a ambos lados de la calle cada vez que cruzas de acera. Que veas a los demás como extraños, como potenciales asesinos . Quieren que salga lo peor de ti, de todos nosotros. Lo más abyecto. La represión, la violencia, la xenofobia, la respuesta desmedida. Que el riesgo de su mera existencia nos haga olvidar qué valores son los que nos permiten vivir en sociedad de personas libres e iguales. Cuáles son los lugares comunes donde personas de diferente ideología podemos tener el punto de encuentro. Derechos, deberes, exigencia cívica.

Quieren que nos fortifiquemos. Esos grandes maceteros que ahora van a proliferar por toda España, los bolardos, no serán sino un símbolo de protección ante lo que queda al otro lado. La constancia física de que sabemos que están ahí y vienen a hacer daño. Si los expertos en seguridad lo recomiendan, se hará. Ya vimos las enormes grúas tapando los accesos a la carrera oficial de la Semana Santa de Córdoba de este año. El Ayuntamiento ya ha anunciado que se van a revisar determinados puntos estratégicos. Nada distinto a lo que va a ocurrir en todos los puntos del país. Nada diferente a lo que ha pasado en el resto de Europa desde que el terrorismo empezó a usar los métodos más rudimentarios -una furgoneta, un puñal- para causar el mayor daño posible. Para volar un avión, un tren, se exige de una organización, unos preparativos y una logística. Esto es otra cosa. Unos niñatos en una casa ocupada que vuelan por los aires preparando un explosivo rudimentario. A pesar de ello, una enorme cantidad de muertos por un método de bajo coste. Sanguinario, sí, pero «amateur». Sin armas de fuego, solamente con la fanática voluntad de hacerle daño al prójimo . De causar pavor por medio de manuales que se descargan vaya usted a saber cómo.

Eso es lo que quieren. Que dejes de hacerlo, que cambies tus costumbres más relajadas. Que cada vez que te prepares para salir a un concierto, a ver a un amigo, te preguntes si vas a volver a casa. Pensando en París , en Bruselas , en Manchester , en Barcelona , en Mosul . En esos lugares donde han matado a gente que camina, habla y viste como tú. Donde la identificación con la víctima provoca la pesadumbre y el pánico. La vida tiene un cierto sentido sindical. Funcionamos en círculos concéntricos de forma que una muerte cerca afecta más que cien a diez mil kilómetros. De no ser así, nunca dejaríamos los antidepresivos.

No te engañes. La fortificación es imposible . La colocación de maceteros solamente cambiará el lugar de los hechos, el método o los luctuosos resultados. Pero no modificará la sustancia. La cuestión es si estás dispuesto a seguir yendo al parque con tu hijo, al fútbol con los amigos o a escuchar al último grupo de rock de éxito. La claudicación es dejarse abrumar por la situación y permitir que esta panda de tipejos, los que manipulan a menores y los convierten en asesinos múltiples de población civil, se den el gusto de pensar que han ganado. Es más importante disponer de fuerzas de seguridad con personal, preparación, medios y un marco legal que les permita hacer lo que hay que hacer.

Atentar contra La Rambla es casi una metáfora de esto que está pasando. Si existe un espacio abierto, ciudadano y diverso, es ese tobogán de un kilómetro que arranca en la plaza de Cataluña y termina en la estatua de Cristóbal Colón . Se han escrito libros, canciones, sobre ese punto canalla de la ciudad portuaria y mediterránea de Barcelona donde se va por ir, a pasar el rato mayormente. La primera vez que estuve, de niño, me aturdió la mezcla, el bullicio, la cantidad de historias por metro cuadrado que salían al paso de un crío de provincias. Hace apenas unos días, caminaba por la misma Rambla que quedó sembrada de cadáveres de más de treinta nacionalidades. Ninguna forma mejor de explicar que esto no es patrimonio objetivo de nadie sino un intento discriminado de atemorizarnos a todos. De hacernos sentir el miedo a reconocernos.

Piensa en ello la próxima que vez que pises la calle. Que es tuya .

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