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ANÁLISIS

La Mezquita de Córdoba «inaprensible» que elogia Rafael Moneo

El arquitecto dedica un libro a tres edificios, entre ellos el monumento, y ensalza sus intervenciones

Rafael Moneo, en una imagen reciente ISABEL PERMUY

LUIS MIRANDA

«La inserción de la Catedral fue realizada con tal precisión que su presencia en el interior de la Mezquita constituye una continua sorpresa para quien ama detenerse ante los problemas que gravitaron sobre el trabajo del arquitecto. En la planta no se aprecia el ingenioso modo en que el impresionante hueco de la Catedral niega violentamente la modesta altura de la Mezquita, aumentando así el dramatismo que implica el encuentro de dos arquitecturas tan diferentes. Paradójicamente, la Catedral favorecía la unidad de la Mezquita». Estos elogios al monumento tienen doble valor por quién los hace: Rafael Moneo , uno de los arquitectos españoles vivos más prestigios, que acaba de publicar un libro en el que habla de este edificio.

«La vida de los edificios» es una obra en la que analiza la evolució de tres conjuntos: la Mezquita-Catedral, la Lonja de Sevilla y un carmen de Granada . Lo ha publicado la editorial Acantilado y en él hace un análisis del monumento, de sus características y de su construcción el diario El País recoge un extracto de lo que dice en el libro sobre la Mezquita-Catedral, donde se detiene a analizar cómo se concibió y cómo fueron las sucesivas intervenciones.

«Los constructores cristianos actuaron con profundo conocimiento de la Mezquita y su significado»

«Es evidente que los constructores de la Mezquita de Córdoba tuvieron presente la de Damasco y que eran conscientes, por tanto, de las claras diferencias que median entre la teología islámica y la cristiana, diferencias que, naturalmente, iban a quedar reflejadas en su arquitectura. El Islam enfatiza la omnipotencia de Dios, a quien se reserva el poder de creación», afirma el arquitecto, que además tiene palabras de elogio para las intervenciones cristianas, y dice que «los constructores cristianos actuaron con profundo conocimiento de la Mezquita y de su significado, lo que indica una cierta tolerancia por parte de los constructores cristianos hacia el medio cultural y religioso de los vencidos».

Capilla cristiana entre el bosque de columnas de la Mezquita-Catedral VALERIO MERINO

No pasa por alto los debates que hubo en el siglo XVI sobre si conservar o no la Mezquita, y se felicita que se optara por «la inclusión en vez de la extensión », con resultados inesperados: incluso la ampliación de Almanzor, «que hasta entonces había carecido de sentido, adquirió coherencia al envolver el cuerpo de la Iglesia cristiana». «Con esta operación se desvaneció la presencia —enfatizada por las distintas quiblas— de las mezquitas anteriores, desde Abderramán I hasta Almanzor, y sólo sobrevivió una mezquita: la compleja e inaprensible Mezquita de Córdoba», concluye Rafael Moneo , distinguido con los premios más prestigiosos de la arquitectura y con el Príncipe de Asturias de las Artes.

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