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EXPOSICIÓN

El Museo Arqueológico de Córdoba invita a un bautismo visigodo

El centro muestra valiosas piezas que reconstruyen el ritual en los primeros siglos cristianos

La pila de bautismo visigoda, cedida por el Museo Arqueológico Nacional RAFAEL CARMONA

LUIS MIRANDA

No es frecuente que el Museo Arqueológico Nacional , con sede en Madrid, preste piezas de su exposición permanente, pero una de ellas está desde ahora en Córdoba, y permite no sólo su muestra, sino también el reconstruir de alguna forma un espacio poco conocido por el gran público: una iglesia visigoda . El Museo Arqueológico de Córdoba acaba de inaugurar una exposición que se ha realizado en torno a una pieza con origen en un punto indeterminado de la provincia: una pila bautismal que se puede fechar en los últimos años del siglo VI o primeros del VII.

Como explicó el comisario de esta exposición, Jerónimo Sánchez, se trata de una pieza excepcional, tallada en mármol y muy bien conservada. «Hay quien duda de que pueda ser una pila bautismal, pero a mí no me cabe ninguna duda. Está el pez , que es el símbolo de Cristo en los primeros siglos, y más elementos», recordó. La exposición la han inaugurado el delegado de Cultura de la Junta, Francisco Alcalde , y la directora del museo, María Dolores Baena .

La exposición se ha realizado con un sentido didáctico que recoge cómo podía ser una iglesia en la época visigoda. Por eso, antes de la pila bautismal hay dos piezas de un cancel, que separaba el baptisterio del resto del templo. Son obras en piedra caliza de gran valor igual que el ara funeraria de época romana, que después se utilizaría como altar cristiano. Data del siglo II y se halló en Carcabuey. Conserva todavía la inscripción funeraria, pero también tiene un receptáculo, el «loculus», para reliquias, como era preceptivo en cualquier templo.

Varios dibujos muestran con precisión cómo era la vestimenta en la época visigoda

La exposición se completa con la presencia de dibujos (obra de José María Serrano) que reconstruyen con precisión las vestimentas de quienes podían llevar a sus hijos a bautizarse, y explica cómo en la época en que se labró la pila comenzaba a cambiar el rito : si en los primeros siglos se hacía por inmersión, y los bautizados eran adultos que vivían un proceso de catecumenado hasta que se les consideraba «competentes», a partir de aquella época se adelantó hasta niños de unos siete años.

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