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SOLIDARIDAD

Nace en Lucena un equipo de fútbol sala de refugiados

Hay 16 jugadores que llegan desde los tres

Equipo de fútbol sala compuesto por refugiados en Lucena J. M. G.

J. M. G.

Llegaron a Lucena desde tres continentes pero comparten un deseo, volver a sus países de origen y poder vivir en paz. Son solicitantes de protección internacional, lo que comúnmente llaman «refugiados» , como si sus pasados y experiencias vitales fuesen iguales. Tienen sueños. Y desde la semana pasada el fútbol sala les sirve para seguir soñando, para pasar el tiempo y ayudarles a dejar atrás un pasado reciente de violencia, persecución o guerra; para estrechar lazos, dar la mano al rival amigo o dibujar sonrisas.

Son dieciséis y conforman el equipo de fútbol sala de la ONG «Lucena Acoge» , formado en su práctica totalidad por refugiados, junto a alguno de los colaboradores que diariamente trabajan con ellos. Tienen hasta siete nacionalidades: Siria, Gambia, Guinea Conakri, Camerún, Honduras, Venezuela y Marruecos, pero en el campo intentan hablar un solo lenguaje, el de la integración.

«Lucena Acoge» actúa desde noviembre pasado como entidad receptora de solicitantes de protección Internacional. Desde entonces han llegado a la ciudad 25 refugiados . A una primera etapa, fijada en seis meses, en la que los recién llegados son atendidos en un piso de la propia organización, le suceden otras dos, también limitadas a medio año, en las que paulatinamente se les otorga mayor autonomía, aspirando a lograr su total inserción en la sociedad. Unos y otros participan en esta iniciativa.

«La idea de crear este equipo para participar en la Liga de Verano de Fútbol Sala pretende ofrecer a estos chicos una oportunidad de ocio, un momento de diversión, evitar que piensen en unas historias personales muy duras, facilitarles que puedan conocer a otros jóvenes de la localidad, salir a tomar un refresco...», señala Javier Morales , responsable del departamento jurídico de Lucena Acoge y uno de los impulsores de esta idea que busca la integración a través del deporte, con toda su potencia de transmisión de valores.

Su participación en esta iniciativa mejora su proceso de adaptación y su conocimiento del espacio de acogida, en un entorno favorable que en alguna medida contribuye a paliar las dificultades de su situación personal. «Vienen de realidades muy diferentes pero igualmente duras, han sido en sus países de origen víctimas de persecuciones por diferencias políticas, por su orientación sexual, por motivos étnicos o religiosos; han vivido en zonas de guerra y arrastran vivencias dramáticas», asegura Morales.

Aunque hay un par de componentes que incluso han sido futbolistas profesionales en la Segunda de Gambia, el objetivo del equipo no es otro que satisfacer su necesidad de socialización y diversión. Jugar les ayuda a evadirse por un tiempo de su lucha interna y supone una oportunidad de compartir un objetivo con otras personas sin importar ni el color de su piel ni su nacionalidad.

El jueves iniciaron la competición. La foto de su primera alineación es también su primera victoria, a pesar de haber perdido el partido. Son un ejemplo para este martes en el que se celebra el Día Mundial del Refugiados .

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