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Chequeo al gobierno municipal

Los seis meses de la alcaldesa

El gobierno municipal consume su primer tramo entre bandazos y polémicas

Isabel Ambrosio, alcaldesa de Córdoba V. Merino

R. Ruiz

A unos 6.000 directivos de Andalucía, se le preguntó recientemente quién era la persona más influyente de Córdoba y contestaron que Juan Pablo Durán . El presidente del Parlamento supera a la alcaldesa, Isabel Ambrosio , la primera socialista que gobierna la ciudad desde la Segunda República, que aparece en el puesto cuarenta de los sesenta nombres citados. Escasos resultados para quien fue la sorpresa de la noche electoral a quien una carambola dejó la Alcaldía a mano con siete concejales y la mera determinación de ceder a Izquierda Unida y Ganemos aquello que le pidieran.

Como los personajes de Pirandello, en busca de autor, Ambrosio persigue un relato que contarle a la ciudad . En estos seis meses ha pasado de ser la socialdemócrata del cambio tranquilo a la radical que quita crucifijos y cuadros de las paredes.

La que se iba a las Palmeras desairando a las cofradías y la que acababa, compungida, pidiendo disculpas por los excesos. La parte «tranqui» de un gobierno al que le va la marcha y la que se suma a un minuto de silencio por los bombardeos franceses —que su partido llegó a apoyar en tiempos de Rubalcaba— en respuesta a un brutal atentado recién acontencido. La amiga de los empresarios y la alcaldesa que va a pasar a la historia por el cierre de Cosmos y por haber atornillado la crisis de Rabanales 21. Todo en uno.

Paradojas

Ambrosio es la alcaldesa más alejada de la actualidad municipal de la que se tiene memoria y la que se dirige a las masas, vía bando municipal remitido, para sostener pero matizar su política. La Alcaldía de Ambrosio se basa, sobre todo, en gestos porque, tras seis meses de corporación, se han producido pocos hechos positivos. Negativas, algunas, a mantener las políticas del equipo anterior aunque, sobre todo, una cierta tendencia a no aprovechar oportunidades como el servicio ferroviario de cercanías o el pabellón de la Juventud.

Los barones del PSOE llamaron al orden a Ambrosio . La alcaldesa había pedido consejo tras varios tropezones con sus socios a cuenta de las cosas de la Iglesia. La edil de Hacienda, Alba Doblas (IU), se había negado a pedir formalmente una ayuda del uno por ciento cultural (el que paga el Ministerio de Fomento) porque iba para unas actuaciones en el convento de Santa Cruz.

Dicen que Ambrosio entendió o le aconsejaron que las cosas del laicismo —anticlericalismo, más bien— se estaban saliendo de madre. De allí vienen determinadas iniciativas como la petición de perdón a las cofradías, olvidarse de cobrar una tasa por procesiones o incluso plantarse ante la Esperanza a dar los martillazos de rigor. Doblas acabó pidiendo el dinero estatal para los conventos por si alguien se ha quedado con la duda. Y si hay que hacer el mercado gourmet del Pocito , se hace.

Quién controla a quiçén

La alcaldesa no ha dado en estos seis meses la impresión de control del gobierno. Más aún, o ha eludido el protagonismo o ha dejado al portavoz de IU, Pedro García, el peso de las apariciones públicas. Allá donde la regidora ha faltado es donde ha estado su primer teniente de alcalde que sale a tres fotos diarias. Él asegura que no hay estrategia pactada aunque la política de comunicación de Ambrosio sí parece ser estar tan solo en entornos controlables.

Las reuniones con vecinos son siempre con gente de confianza, en sitios pequeños ( un solo perol en su haber ) y sin preguntas. García entra a todo y a la alcaldesa hay que arrancarle las palabras. Se le nota a Ambrosio el tiempo en un cargo de segunda fila como la Delegación del Gobierno de la Junta. La Alcaldía es una antena pararrayos sin toma de tierra como ya se ha podido comprobar.

El gobierno tiene un duro déficit en el grupo socialista que le rodea. David Luque aún no ejerce de contrapeso público en Presidencia y Emilio Aumente, un veterano que se las sabe todas, trabaja en asuntos relevantes pero colaterales de la gestión política. Los ediles del PSOE —cosa que no ocurre en IU— tendrán maña para la gestión interna pero son poco hábiles para la venta del producto . Lo de Cultura, clave para el autobombo municipal, escapa a cualquier análisis racional.

Pocos hechos

A los alcaldes se les juzga, fundamentalmente, por los hechos. Y hasta ahora es lo que le ha faltado al gobierno que salió de las urnas en mayo. El desapego del Gobierno de Madrid tras la salida de José Antonio Nieto no se ha convertido en apoyo del Ejecutivo de Susana Díaz . La Junta no ha tenido ni un gesto como muestra el botón del millón de euros para el Marrubial.

El proyecto de ciudad aún se desconoce porque, como asegura el gobierno, se está trabajando en él seis meses despuñes de llegar al gobierno. El uno de enero , con el nuevo ejercicio presupuestario y la conclusión de determinados fondos negociados por el anterior gobierno, se pone el reloj a cero.

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