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MEDIO AMBIENTE

La sequía reduce a mínimos el cauce del río Guadalquivir a su paso por Córdoba

El Puente Romano se desnuda y se ven sus cimientos, por los que apenas corre un hilo de agua

Una ciclista pasa bajo el Puente Romano de Córdoba, ayer VALERIO MERINO

P. GARCÍA-BAQUERO

Dos troncos varados en el cauce a la altura del Puente Romano y una familia de patos cruzándolo a pie dan idea de que el cauce ha bajado a unos niveles considerables, como no lo hacía desde hace casi una década. Las lluvias de la última semana han servido de poco. El cauce, venido a meno, ha quedado reducido de modo que casi podría cruzarse con catiuscas. Los turistas miran hacia abajo para ver cómo está el río, y de eso da fe una gorra caída, que cuelga de uno de los pilares del vetusto puente.

Hay que recordar que la sequía es una realidad aunque aún los pantanos garantizan un periodo relativamente amplio de disponibilidad asegurada para el consumo humano, según reconoce la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG). Sin embargo, esta administración asegura que «no se exagera» al decir que la situación es preocupante, con los embalses a un 32 por ciento de su capacidad, aunque reconocen que el nivel desciende «de una manera normal».

El delegado de la CHG en Córdoba, Pedro Escribano , explicó a ABC que este caudal es «normal en esta época del año teniendo en cuenta que ya se han suspendido los riegos y no hay desembalse ». En este sentido, Escribano añadió que se denomina « caudal mínimo ambiental y es de unos cuatro metros cúbicos», similar a otros años y que espera que cambie con la llegada de las lluvias. De momento, la prioridad para la CHG es « mantener vida en el Guadalquivir ».

La carencia de agua también puede llegar a incidir en el medio ambiente, en los recursos naturales y hábitats. Junto al Guadalquivir, lindando al noroeste con el murallón de separación entre el río y el Paseo de la Ribera, se encuentran los Sotos de la Albolafia , un ecosistema protegido con zonas inundables, pequeños afloramientos, barras e islotes producto de las diferentes fluctuaciones históricas en el nivel del agua. Desde el punto de vista botánico destaca por la diversidad de especies arbóreas, arbustivas y palustres (sauces, álamos, zarzas, adelfas, aneas, carrizos y juncos, entre otros). Además, los sotos albergan además una importante avifauna, con importantes poblaciones de garcilla bueyera, calamón y morito, entre otras. Se han censado un total de 115 especies de aves. En este sentido, desde Ecologistas en Acción apuntan que «la situación puede ser preocupante si el periodo de sequía se alarga».

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