DIRECTOR DEL PARQUE DE LAS CIENCIAS
Ernesto Páramo: «Museos como el nuestro ayudan a generar vocaciones científicas»
Balance de los veinte años de historia de un reclamo turístico y educativo de la ciudad de Granada

El Parque de las Ciencias, en Granada, ha cumplido veinte años. Mayor de edad y aún joven, se encamina hacia la edad adulta con paso firme. El artífice del proyecto es Ernesto Páramo, un licenciado en Derecho que hizo de la divulgación científica, a base de una curiosidad que conserva intacta, su modo de vida desde que pusiera en marcha un proyecto que hubo de vencer muchos obstáculos, y hoy concita el consenso de las administraciones y entidades que conforman el consorcio que lo rige.
La exposición Momias. Testigos del pasado se ha ampliado hasta enero tras llegar a las 400.000 visitas. También han tenido su sitio autómatas, réplicas de dinosaurios y fórmulas diversas para adentrarse en el misterio de los agujeros negros o del Titanic, una exposición que en 2006 supuso un hito por la gran afluencia de público de toda Andalucía, recuerda Ernesto Páramo que reseña que los plazos de la quinta fase de la ampliación se cumplirán para poner en marcha en 2016 el Biodomo, un gran acuaterrario de 20.000 metros cúbicos.
-Usa tus manos para pensar fue uno de los primeros eslóganes del Parque de las Ciencias. ¿Qué queda de él veinte años después?
-Sigue siendo actual en la idea de que la participación es la mejor vía para el aprendizaje. Cuando estamos motivados en algo, ponemos todos los medios para conseguirlo. Por lo tanto, en el ámbito de la educación y los museos, la interacción, implicarse en una exposición o en un módulo, sigue siendo una estrategia muy válida.
-¿Las nuevas tecnologías no impiden ese contacto?
-La tecnología nos ha facilitado herramientas para acercarnos mejor a la realidad pero a veces también nos han distanciado porque hoy tenemos en internet muchísimas representaciones y formas de visualizar fenómenos complejos, desde un tsunami al movimiento de un electrón. Pero los museos tienen la ventaja de ser una experiencia cultural y social. No estás encerrado en tu casa sino que estás con otra gente a la que interesa las mismas cosas.
-¿Está hoy la sociedad andaluza más cerca de la actividad científica, que se financia en gran medida con fondos públicos?
-A veces tenemos la tendencia de pensar que todo tiempo pasado fue mejor, pero yo discrepo. Vamos avanzando, y el interés por la ciencia y la tecnología es más alto. En 1995 aspirábamos a atraer a cien mil personas y había quien nos decía que cómo podíamos ser tan ingenuos como para pensar que iban a venir a un museo de ciencia y pagando. Hoy tenemos más de medio millón de visitantes (al año).
-¿Qué aporta la divulgación científica de calidad a una sociedad tan cambiante?
-Hay millones de personas que somos usuarios de la ciencia y la tecnología y a veces nos falta la formación para poder comprenderla. Por eso tenemos que democratizar el conocimiento de la ciencia. En segundo lugar, y puede parecer muy materialista lo que voy a decir, todos los expertos coinciden en que faltan vocaciones científicas, no solo en España, también en Alemania, en Reino Unido y en toda Europa, y museos como el nuestro ayudan a generar vocaciones científicas.
-Haciendo autocrítica, ¿qué se podría haber hecho mejor?
-Muchas cosas desde luego. Por ejemplo, tendríamos que tener una mayor presencia a lo largo de todo el territorio. El Parque de las Ciencias puede ser utilizado como una herramienta al servicio de la comunidad educativa y de las universidades, y se están haciendo cosas pero podemos hacer más a ese nivel.
-Usted montó el museo y sigue siendo su director con los distintos consejeros que ha tenido como jefes. ¿Pensó en algún momento en tirar la toalla?
-Ha habido momentos muy duros pero, en mi caso y en la de gran parte del equipo que empezó el Parque de las Ciencias, hay una mezcla de profesión y vocación.
-¿Si no existiera el Parque de las Ciencias habría que inventarlo?
-Por supuesto.
-¿Y sería posible?
-Sí, se siguen creando instituciones por todo el mundo. Ha aumentado mucho la conciencia en toda la comunidad científica de que su obligación es, no solo hacer buena ciencia, sino trasladarla a la sociedad. La ciencia no es algo exótico que se hace para saber cuántas patas tiene un camarón, sino que tiene una conexión con nuestra calidad de vida.
- ¿El papel de la comunidad educativa ha sido vital para el museo?
-Cada año pasan 110.000 escolares en actividades regladas, y luego, evidentemente, vienen muchos niños con sus familias. Y eso es gracias al esfuerzo del profesorado que reconoce que es como ir a ver la Alhambra.
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