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SEGURIDAD

Granada repele el botellón

El Ayuntamiento salda con éxito la primera parte de la jornada de la Fiesta de la Primavera, prohibida este año

El «botellódromo», desértico a la hora en que otros años se colapsaba

DIEGO MÁRQUEZ

«¿Va a estar cerrado todo el fin de semana?», le preguntaba a un agente de la Policía Local un chaval que, en compañía de otros diez, merodeaban por el «botellódromo» de Granada, desértico y vallado, este viernes sobre las cinco de la tarde. Le contestaba con un sí tajante el agente. La Fiesta de la Primavera que en la última década se ha celebrado en este entorno había pasado a mejor vida.

Había más jóvenes pero portando maletas al ser el punto de encuentro más usual de los usuarios de una popular empresa de compartir coche la rotonda junto a la autovía por la que se accede al ahora denominado «espacio alternativo de ocio».

«Si no fuera por Blablacar, estaríamos solos», dice un segundo agente que regula el tráfico en el vial abierto para el paso de los coches comentando la normalidad tras prohibirse el consumo de alcohol en el «botellódromo» como en el resto de la ciudad según marcan las ordenanzas de la convivencia.

La Fiesta de la Primavera es ilegal, y «se ha corrido rápido la voz», como decía este agente, porque en las redes sociales hay también poco movimiento.

Un éxito para el Ayuntamiento de Granada que ya supo en 2007 atajar el problema del botellón en cada esquina del centro ubicándolo junto a esta salida de la ciudad. Ahora ha comenzado a erradicarlo con una fiesta de colores denominada « Holi Run» que saldrá esta tarde del «botellódromo», vallado a tal fin.

La seguridad era otro punto esencial este viernes con 70 agentes locales en un dispositivo especial para repeler a los despistados que quisieran hacer botellón. El alcalde de Granada, José Torres Hurtado, del Partido Popular, señaló por la mañana que esperaba que no fuera necesaria ninguna actuación policial.

Avanzaba la tarde y no parecía efectivamente necesaria. La tranquilidad era la tónica característica en lo que en años anteriores era un hervidero de pandillas de chavales ya borrachos esperando a la madrugada. En la tarde del viernes ni siquiera constaba un punto en otra parte de la ciudad en la que estuvieran intentando montar la fiesta , lo más pandillas de despistados o de deportistas que recogían sus bolsas para la «Holi Run» para la que hay 8.000 inscritos.

Comerciantes y vecinos que han visto portales invadidos y orines y más en cada esquina durante una década no daban crédito ante la normalidad de un viernes con un tráfico endiablado, eso sí, a primera hora de la tarde tras el cierre de los colegios y el comienzo de las salidas a carretera de Semana Santa.

En el Área Metropolitana, en el entorno de las termas de Santa Fe iban llegando en paralelo parte de los 2.000 hippies que se reunirán para celebrar la llegada de la primavera en la Fiesta del Dragón . Una cifra que no por abultada es distinta a la de otros años. No había trasvase. Aunque todos jóvenes, son públicos distintos. 

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