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SUCESOS

Una mujer de Granada sufre un aborto y su marido rapta el feto para guardarlo en su congelador

El padre lo sacó ilegalmente del hospital donde su mujer había sufrido una interrupción espontánea del embarazo

Hospital San Cecilio de Granada donde sucedieron los hechos ABC

DIEGO MÁRQUEZ

Martes de feria del Corpus de Granada. Son las dos de la mañana y María, una mujer de 30 años embarazada de cuatro meses, empieza a sentirse mal y sufre un desvanecimiento. Pierde sangre de forma abundante y su marido la lleva inmediatamente a Urgencias del Hospital Universitario San Cecilio.

Tras una primera exploración, es ingresada en planta y según avanza la madrugada se encuentra peor. Sufre un aborto espontáneo, expulsando la bolsa fetal y la placenta al exterior. Podría ser uno más de los tristes finales de embarazos que no llegan a buen puerto de los que, por desgracia, se viven cada mes en cualquier hospital andaluz.

Pero en el caso de María, los médicos no contaron con que, mientras la atendían tras perder a su hijo, el padre aprovechó para robar sus restos , sacándolos ilegalmente del centro hospitalario.

Cuando fueron conscientes de lo que había sucedido, denunciaron ante la Policía Nacional pues existe un protocolo de custodia y tratamiento de muestras biológicas que no se podía activar en ausencia del feto.

Solo se pueden sacar estos restos con el consentimiento expreso de la dirección del hospital, y, sin embargo, el marido de María lo había hecho por su cuenta y riesgo. Cuál no fue la sorpresa de los agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Granada cuando, personados en la casa de la pareja en una localidad del área metropolitana granadina, descubrieron que el joven había metido en el congelador los restos de su hijo, un feto de 4 meses que nunca llegaría a nacer.

El feto ha sido devuelto al hospital San Cecilio, y los hechos puestos en conocimiento de la autoridad judicial. La Policía consultó con el juzgado de guardia si debía proceder a detener al padre al no hallar ningún artículo en el Código Penal que contemplara la rocambolesca decisión que tomó tras el aborto espontáneo de su mujer. Se desconocen los motivos por los que quiso conservar el feto en el congelador. Solo alegó que era su hijo.

El juez comunicó que, efectivamente, no cabía esta detención al no considerar la ley que el feto tenga valor como vida humana sino como restos orgánicos a los que, eso sí, debían dársele el tratamiento observado en el protocolo de Salud para estos casos. 

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