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ENTREVISTA

«Vengo escarmentado del periodismo como para pretender cambiar el mundo con una novela»

El periodista Quico Chirino presenta este martes en Sevilla su primera novela, «A la izquierda del padre»; un crudo relato de El Vacie en los años 80

Quico Chirino posa con su novela sobre una vieja rotativa del periódico Ideal de Granada L. R.

Leo Rama

Hoy Quico Chirino (Osuna, 1978) ejerce de jefe de Local en el periódico Ideal de Granada , aunque hace no tanto era un joven –pero ducho– reportero que se pateaba las calles de Sevilla en busca de las mejores historias. Fue allí donde aprendió a mancharse los zapatos de barro. Entendió pronto que sólo así es posible llegar a conocer de veras lugares como El Vacie , histórico poblado chabolista de la capital andaluza . Un barrio marginal cercado por edificios de negocios y que colinda con el muro del cementerio; difícil imaginar una metáfora tan certera para dibujar la fina línea que separa la vida de la muerte en un lugar donde «únicamente interesan las personas cuando ya no se puede hacer nada por ellas» . Con esa crudeza ha abordado Chirino su primera novela, «A la izquierda del padre» , que este martes presenta en Sevilla. A las 20:00 horas, en la Casa de la Ciencia.

-¿Por qué a la izquierda y no a la derecha del padre?

-Hay que leer la escena final del libro para entender el título. Es mi obsesión por cerrar los textos. Pero depende de la perspectiva desde la que se mire…

-La ambientación del libro no puede ser más cruda: años 80, chabolas, drogas, yonkis, prostitutas, navajazos…

-Mi intención no era hacer un libro duro, lo que pasa es que se parece demasiado a la realidad. Desde la ficción, es una crónica periodística. Si digo escribo que las ratas mordían a los niños es porque eso se recoge en las hemerotecas de los periódicos.

-También en la de ABC, que le ha servido para documentarse.

-Es obligatorio tirar de archivos como el de ABC. El periodista es el notario de la historia si hacemos bien nuestro trabajo. Si quieres saber cómo era la sociedad sevillana del siglo XX, tienes que acudir a ABC.

-Por momentos, la novela parece un tratado periodístico donde vuelca su obsesión por la profesión.

-Cuando escribes literatura, siempre hay algo de autobiográfico: bien por los que has sido, por lo que eres y por lo que no quieres ser. Casi con total seguridad, yo fui Espinosa, ese reportero que empieza, que busca la verdad por encima de todo. Es un tipo miedoso, pero que se transforma cuando ejerce el periodismo. Ahora yo soy Cabello, el jefe de Espinosa, que sabe que a veces hay que templar la noticia, ponderarla…

-¿Y ahora vuelve a Sevilla en calidad de Espinosa, de Cabello o de escritor?

-Estuve tres o cuatros años ejerciendo el periodismo en Sevilla, con alguna noticia relevante, pero no pude madurar allí. Y ahora vuelvo con una novela. Es un atrevimiento por mi parte. Pero a mí lo que me motiva es ver mi periódico a la mañana siguiente y ver si alguien en el bar se detiene a leer la página que yo he escrito.

-El libro es una radiografía social de El Vacie. El plano político, aunque apenas se menciona, de alguna forma está implícito.

-Detrás de todo hay política. Algo habremos hecho mal cuando aún hoy existe al lado del Parlamento andaluz viven 800 personas en el poblado chabolista más antiguo de Europa. No hay ningún político protagonista porque no me apetecía plasmar mi trabajo del día a día, pero sí planteo una reflexión para llamar la atención de los políticos.

-Desde luego, en Granada ha llamado la atención de los políticos. Su presentación aquí estuvo plagada de ellos.

-No sé si fueron por interés o por obligación… Algunos me han animado a seguir. Me creo a los que me lo dicen en privado. Otros, supongo, no han tenido tiempo de leerlo.

-¿Y cree que realmente servirá de algo esa llamada de atención?

-Uno viene demasiado escarmentado del periodismo como para pretender cambiar el mundo desde la novela. Pero el ímpetu no hay que perderlo nunca. Por lo pronto va a servir para que lo presente en Sevilla María José Sánchez, la responsable de la Junta en materia de servicios sociales.

-¿El Vacie tiene salvación?

-Para cambiar El Vacie hace falta transversalidad y partir de la educación, o aquello no va a cambiar en la vida. Porque ellos tienen sus códigos. Tendríamos que enseñarles unas nuevas reglas, y ni los medios ni los trabajadores sociales ni los políticos pueden cambiarlo en solitario.

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