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Sociedad

Cañamero ocupa una finca de olivar de Jaén desalojada hace sólo 10 días

El SAT retorna a El Aguardentero y exige que la tierra esté al servicio de la humanidad

Militantes del SAT han ocupado de nuevo la finca El Aguardentero ABC

JAVIER LÓPEZ

El diputado nacional de Podemos por Jaén, Diego Cañamero , ha participado en la ocupación de la finca El Aguardentero 10 días después de que un juez ordenase su desalojo. Junto a otros miembros del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), su formación política, el dirigente campesino justifica la ocupación en el abandono de este extenso olivar, propiedad del BBVA, y en que, a su juicio, la tierra es un bien que tiene que estar al servicio de la humanidad .

De ahí que Cañamero haya pedido expresamente el apoyo de la humanidad a la ocupación de esta finca de 7.000 olivos , denominada por el SAT Cerro Libertad, que está situada a sólo 4 kilómetros de la capital jiennense. Hasta ella se han desplazado patrullas de la Guardia Civil con la intención, según el diputado de Podemos, de identificar y detener a campesinos, quienes han pedido a la fuerza de seguridad que les mostraran la orden judicial y les han advertido que no facilitarán el desalojo.

Para el líder jornalero andaluz, no es de recibo que la finca permanezca improductiva en una ciudad y en una provincia que tiene una elevada tasa de paro. De ahí que haya pedido al Gobierno que intervenga para expropiar la tierra a los bancos , a fin de que, según el diputado de Podemos, las entidades financieras dejen de especular con ella.

En la ocupación, varios campesinos, tras clavar la bandera del SAT en la finca, como si lo hubieran conquistado, han llevado a cabo labores de limpieza del olivar. Otros se han encerrado en el interior de un cortijo de esta finca, desde la que han hecho un llamamiento a través de las redes sociales para que se unieran más personas a la ocupación. En total, los ocupantes ascienden a medio centenar de personas .

El SAT había advertido esta misma semana que ocuparía fincas propiedad de la banca en la provincia jiennense, donde había identificado un centenar de ellas. Jugó, no obstante, al despiste al sugerir que no retornaría a El Aguardentero, ya que el BBVA había contratado seguridad privada tras el desalojo, que se llevó a cabo de forma pacífica un año después de la ocupación.

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