Franco pierde un ojo en Jaén

La estatua de Francisco Franco abandonada en un almacén municipal de Jaén ha perdido un ojo y una pierna desde que fue retirada de la vía pública hace 30 años por orden de un alcalde socialista. Los brazos tampoco son un ejemplo de conservación. Son tantas las amputaciones de la talla que si no fuera porque no hay restos de parche podría pasar por la de Millán Astray .

La pierna cortada está situada junto al resto del cuerpo. El tajo es limpio, por lo que parece obra de un héroe anónimo experto en propinar lanzadas a caudillo muerto. En cuanto al globo ocultar, la estatua quedó tuerta por causas desconocidas. El servicio de mantenimiento del Ayuntamiento de Jaén apunta como posibilidad que los daños se produjeran durante el traslado desde las dependencias de San Felipe a las de Vaciacostales.

La estatua de bronce del dictador está en tan lamentable estado que el escarnio público sufrido por su homóloga de Barcelona habría derivado en ofrenda floral si la alcaldesa, Ada Colau , hubiera expuesto al público la de Jaén, dado que por su deterioro invita menos a la ira que a la conmiseración. Y aunque así no fuera, la jiennense habría ganado con el cambio, ya que el lanzamiento de huevos habría aportado, por su relación con el champú, un plus de limpieza a una imagen repleta de polvo y herrumbre .

El concejal de mantenimiento urbano, Juan José Jódar , del PP, aclara que los vaivenes de la estatua se han producido durante diversos mandatos socialistas. Aclara que uno de sus regidores, José María de la Torre Colmenero , ordenó retirarla por las bravas y fecha los traslados sucesivos en etapas de gobierno del PSOE en la ciudad. Respecto al estado de la estatua entiende que si no ha sido destruida por la izquierda no ha sido por falta de ganas.

La retirada de la talla, que había sido inaugurada 2 meses antes del fallecimiento de Franco, generó en su día una gran polémica en la ciudad. El 12 de agosto de 1986 el alcalde socialista, que había accedido al poder un par de semanas antes, adujo que la ubicación de la estatua de Franco en una zona de confluencia de vías urbanas era un problema para la seguridad vial , dadas las proporciones, no tanto de la imagen de Franco, como de su basamento: la estatua pesaba 700 kilos y el pedestal cerca de 10 toneladas.

El debate político y ciudadano fue posterior al hecho. El alcalde no sometió al dictamen del pleno la supresión de la estatua , que sustentó en un decreto apuntalado en el pretexto del tráfico del que dio cuenta a los grupos de la oposición. Uno de ellos, Coalición Popular, que contaba entonces con 10 de los 25 concejales, mostró su desacuerdo. Su portavoz, Felipe Oya , calificó la decisión de acto de prepotencia.