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Pedro Moreno Brenes

«La patada en la puerta nunca puede ser una prioridad para conceder viviendas públicas»

El exportavoz de IU en Málaga ha sido el pregonero de las Hermandades de Gloria de la ciudad

«La patada en la puerta nunca puede ser una prioridad para conceder viviendas públicas» abc

M. José Garde

El exportavoz de IU en Málaga Pedro Moreno Brenes recibe a ABC en un despacho atestado de papeles y libros en la Facultad de Derecho de la Universidad de Málaga. Aquí trabaja en exclusiva como profesor desde que hace dos años dejó su acta de concejal en el Ayuntamiento de la capital. Sonó como posible consejero de Turismo cuando se firmó el pacto, pero su moderación le pasó factura. Hombre de profundas convicciones religiosas, que le llevó a ser criticado internamente por asistir en su etapa de concejal a actos cofrades, sigue defendiendo su doble condición de católico y su militancia en el PCE . El viernes ofreció un pregón en la capital en defensa de las Hermandades de Gloria, pese a las reticencias de algunos sectores del Obispado.

-Su doble condición de católico y comunista parece no ser entendida  por todos en el partido y en la jerarquía. ¿Tiene la impresión de que aún debe defenderse?

-La Iglesia y la organización política son entes muy complejos donde a lo mejor lo que suele trascender no es la opinión muchas veces mayoritaria ni la más adecuada. He procurado decir siempre lo que he pensado. La valentía no es la arrogancia, sino no renunciar a defender lo que uno piensa, incluso cambiando cuando uno cree que debe cambiar. Creo que la izquierda tiene que tener vocación de mayoría, no puede recrearse en la marginalidad ni en una simbología ni en un debate identitario donde parece que nos vamos a hacer un ADN de sangre para ver quién es más comunista y quién es menos comunista. Y en la Iglesia igual. El manual de perfecto católico y el de perfecto comunista no están en mi biblioteca. Tengo muy claro los límites y el ADN y por eso los integrismos nunca me han gustado y por eso cuando he observado el exclusivismo, o esto o nada, o yo o la tradición, no lo he compartido. Yo era crítico con Carrillo cuando tenía 15 años y sigo en el PCE, no me he pasado al PSOE, estoy en el mismo sitio que siempre. Lo que me aterra son los que tienen cinco ideas y no salen de ahí y se recrean en las mismas y eso es preocupante porque al final es el caldo de cultivo del integrismo.

-Dice que sigue en el mismo sitio, pero ¿por qué  dejó su cargo político?

-No me avergüenza decir que somos seres humanos y que todo tiene un ritmo y el mío fue endiablado desde el punto de vista físico. Esos cinco años, y especialmente los cuatro primeros, estuve solo, portavoz de un grupo municipal solo en el sexto ayuntamiento de España. Y llegó un momento que no llegaba a casa antes de las doce de la noche, que seguía con mis clases, y al final me pasó factura. Pero además tengo una convicción, que la renovación no es algo que se debe quedar en los discursos. La gente piensa que hay que irse cuando las cosas están mal, pero yo aguanté cuando estaban muy mal y cuando se mejora hay que dar paso a la renovación. El compromiso político no es solo en el ámbito institucional. Intentando formar buenos juristas, ayudar a mis alumnos, también es una forma de contribuir a las causas en las que uno cree. He logrado un grado de estabilidad en mi criterio, pero no el sectarismo, que excluye cualquier opción que no esté calcado al manual del perfecto, perfecto socialista, perfecto comunista.

-¿Dónde hay más sectarismo?

-Lo hay en todos los lados. A mí me han llegado a decir que he quitado crucifijos y yo no sé dónde me han visto hacerlo, que he quemado iglesias. Mire, yo duermo en mi dormitorio con un crucifijo y llevo toda la vida haciéndolo. Pero por desgracia los disparates no son monopolio de nadie. En el concurso de disparates unos son consumados concursantes y prácticamente cualquier opción que no coincida con una revolución automática que implante el comunismo en cinco minutos, ya es revisionismo y una entrega al capital. Creo que hay que cambiar España en el marco de la Constitución y tengo una cosa clarísima, que soy comunista pero antes soy demócrata y no es por contraposición. Es un concepto de género-especie; soy comunista porque soy demócrata. Quien crea que se puede ser comunista sin ser demócrata, en mi modesta opinión, está pateando la propia historia del partido, un partido que luchó mucho, mucho, por la democracia en este país. El pluralismo político es la esencia de cualquier proyecto de izquierdas y de cualquier proyecto humano, en general. Yo estoy más en la tradición comunista  que esos que creen que soy un socialdemócrata absolutamente perdido.

- Ha criticado los asaltos a supermercados o la prohibición de que los cargos de la coalición asistan a actos religiosos. ¿Lo sigue manteniendo?

-Yo tengo muy claro que la causa del progreso, la causa de la justicia, la causa de la igualdad, no pasa nunca por vulnerar el ordenamiento y por incurrir en delitos. Afortunadamente en democracia tenemos instrumentos  más que suficientes para, en este caso, defender un dispositivo público que evite que las personas caigan en el hambre y la marginalidad. Son situaciones que son rechazables pero que no pasan por ser un acto puntual que tiene más de mediático que otra cosa, pero que desprestigia a la causa de la izquierda. Frente a la pobreza, servicios sociales, justicia social, no el show. Yo por Maíllo siento una gran estima y creo que va a llevar bien las riendas de Izquierda Unida, pero esa decisión de una asamblea me pareció equivocada porque no tiene sentido. La defensa de la laicidad del Estado no tiene nada que ver con la presencia en actos de carácter religioso. Si se trata de defender el carácter laico, ya está en la Constitución y sólo hay que cumplirla.

-Usted fue a varios actos religiosos y le criticaron por ello

-Como concejal, cuando iba a un acto de una cofradía me decían que iba porque era católico y se equivocaban, iba en mi condición como cargo institucional invitado por una entidad que lo consideraba un acto importante. ¿Cómo podemos excluir la presencia en un acto con tanta emotividad para un colectivo humano y donde evidentemente no se van a contrariar las convicciones que uno tiene? Si mañana me invitaran como cargo a una concentración en contra del matrimonio homosexual yo no voy a ir, pero una celebración religiosa que no deja de ser una expresión del amor a una convicción religiosa, ¿por qué no? ¿Puedo ir a una peña y no a una expresión con ese contenido? ¿Dónde está el problema? Cuestión distinta es que se condicione y se privilegie a la Iglesia. Pero la presencia no condiciona la objetividad que todo poder público debe tener al hecho religioso.

-Siempre ha defendido que Izquierda Unida es una alternativa solvente de gobierno. Llevan dos años gobernando en Andalucía ¿Cómo ve ese gobierno?

-Como en toda acción humana, hay cosas que se están haciendo bien y otras que son mejorables. En el ámbito de la vivienda hemos logrado dar la cara en la defensa de un derecho fundamental, se ha apostado por la defensa de los entes locales, por la autonomía local, pero creo que tenemos que tener una especie de canon básico que nos oriente; tenemos que demostrar que con Izquierda Unida en el Gobierno las cosas son distintas. La gente tiene que percibir que con nosotros las cosas cambian a mejor y de eso no sólo tenemos que estar convencidos nosotros, tenemos que convencer a la gente. Debemos ser implacables en la lucha contra la corrupción, en la lucha contra el enchufismo y contra muchas cosas que por desgracia  tras tantos años de mayoría absoluta han ido generando, porque aun siendo legítima a veces conlleva arrogancia y en Andalucía sobra mucha arrogancia por parte del Partido Socialista. Evidentemente los controles se desmantelaron y eso dio lugar a que muchos sinvergüenzas, no todos, se aprovecharan y algo ha fallado. Eso es lo que tenemos que ofrecer a la sociedad andaluza. El balance final habrá que hacerlo cuando termine la acción de gobierno. Pero hay cosas que hay que hacerlas mejor y otras que hay que explicarlas mejor y cuando hagamos el balance, si la gente entiende que con IU en el Gobierno ha ido mejor para los intereses generales, habremos triunfado.

-¿Podría IU haber hecho algo más en temas como el de los ERE?

-Creo que en el tema del ERE Izquierda Unida ha tenido una posición muy contundente, votó en contra del dictamen de la comisión de investigación y creo que la verdad de los hechos no tiene más matices. Siempre he observado que mis compañeros han sido muy contundentes en considerar que en la frontera de la corrupción hay que ser implacables.

-¿Cómo vio la última crisis de gobierno entre PSOE e IU? ¿Ha sido un ensayo o puesta en escena de ruptura?

-Sobre el tema de fondo jurídico tendría que tener el expediente delante, pero le digo que siempre he defendido a nivel doctrinal, como jurista y cuando era concejal, que hay que objetivar al máximo los mecanismos de adjudicación de viviendas de protección pública y que la patada en la puerta nunca puede ser una prioridad, todo lo contrario. Porque si no, la sensación de las personas que cumplen los requisitos, siguen los dictados y los procedimientos, es que obviamente lo que hacen no les sirve para nada. Desde esa convicción y sin entrar en el expediente concreto, que no puedo valorar, no sé si la presidenta está ensayando una posible ruptura y esto ha sido una excusa para dar este paso en su momento. Supongo que el PSOE buscará gobernar solo, cada uno tiene su estrategia, pero exige un nivel de lealtad y no se puede hacer las cosas sin comunicación y si se está en un gobierno se está con todas las consecuencias. Tenemos que estar preparados para salir del gobierno al día siguiente, porque a lo mejor podemos decir que no estamos dispuestos  a seguir si la señora Díaz hace cosas que no nos gustan. Un partido político tiene que tener dignidad.  Eso deben decidirlo los órganos de IU y yo daré mi opinión.

-Aunque aún no le hayan pedido, ¿cuál es su opinión, debería seguir en el Gobierno?

-Creo que tenemos que dar una sentada y ver qué se ha hecho, si estamos en condiciones de poder seguir trabajando en esa línea de gobierno. Hemos logrado identificar una alternativa en un tema como es la vivienda, se están haciendo cosas en turismo o comercio, yo creo que tenemos que valorar si somos capaces de llegar al final de un gobierno siendo nosotros mismos y dejando claro a la sociedad que nuestra presencia es útil. Si esa reflexión nos lleva a decir que sí lo somos, yo creo que hay que seguir hasta el final. Si no es así, no tenemos que esperar a que la señora Díaz un día decida echarnos. Se puede vivir sin tener poder, no hay que recrearse en la marginalidad de la oposición, pero lo importante es que la gente identifique que tienes unas convicciones y eres capaz de defenderlas en cualquier contexto. Eso lo tienen que hacer todos los partidos, reconciliar la imagen que tenemos en la sociedad. Es terrible que muchos jóvenes nos vean como un nido de aprovechados, cuando somos estructuras básicas del sistema constitucional. Por eso digo que dimitir no produce urticaria ni es pecado. Es muy malo que un chico de 18 años entre comiendo de la política y se ponga en 50 comiendo de la política. Eso es un disparate, para la sociedad y para esa persona, porque vivir de la política debe ser algo coyuntural.

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