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SEMANA SANTA

La primera Trinidad de la Cristiandad

En 1934, tras una larga lucha del barrio y los frailes trinitarios, la Señora de la Trinidad se bendijo en honor al barrio malagueño

La Virgen de la Trinidad junto a Jesús Cautivo en su visita a los enfermos J.J.M.

J.J. MADUEÑO

«La Trinidad es Dios». Con esa contundencia la Iglesia negó la advocación mariana de la Trinidad a la imagen que, cada Lunes Santo en Málaga, acompaña a el Cautivo. No se podía equiparar la Virgen con Dios. Para la autoridad eclesiástica eso era inadmisible y el histórico barrio malagueño no podía tener como patrona a la Señora que ahora lleva su nombre. Pero el barrio no se rindió y los monjes trinitarios de Antequera tampoco lo hicieron. Lucharon por lo que creyeron de justicia. La negativa, por parte del Obispado de Málaga, ha marcado la historia de esta cofradía, pero tuvo en esta ocasión que ceder.

A través de los frailes trinitarios, los hermanos de la cofradía del barrio consiguieron argumentar, en su propuesta para conseguir la bendición de la imagen que, como señalaba el Obispado, «la Virgen no era Dios, pero sí era hija del Padre, madre del Hijo y esposa del Espíritu Santo» . Ese razonamiento surtió efecto. La Iglesia cedió en su posicionamiento. La Virgen sería Trinidad en honor al barrio malagueño en 1934. Le dieron el deseado nombre y la consiguieron hacer patrona de aquella parte de la ciudad. Se convirtió en  la primera advocación de la Trinidad que se bendijo en el mundo , para regocijo de los fieles que lucharon por tenerla.

En un principio, los devotos se organizaron bajo una cofradía de Gloria. Las represalias republicanas y el miedo a que se pudiera dañar a la imagen, hicieron que fuera enterrada en el patio del hermano mayor durante años . Hasta que, en 1938, junto a la imagen del «Señor de Málaga», fueron devueltas al pueblo para su devoción. Fue entonces cuando la Trinidad pasó a ser una hermandad de Penitencia y unió su destino a la otra gran fe popular de la barriada: Jesús Cautivo. Desde 1940 salen, cada Lunes Santo , entregados al pueblo que los venera.

Su imagen está impresa en la genética del barrio, que grita el «orgullo trinitario» en honor a sus fundadores de este distrito por encomienda de los Reyes Católicos tras la conquista de la ciudad. No se concibe el barrio sin el Cautivo y la Trinidad , pero tampoco al revés. Son la máxima expresión de un pueblo que les canta de forma espontánea, que hace sus peticiones con el vuelo de los claveles y que forma una marea tras el trono del Señor que los empuja lentamente por la ciudad.

El Cautivo y la Trinidad son la principal devoción de un Lunes Santo que arranca con Crucifixión y que encuentra en el Cristo de los Gitanos el rezo puro que sólo otorga el arte. Es el día de Dolores del Puente , Pasión y en el que las calles de Málaga retumban con el «Gaudeamus Igitur» de Estudiantes .

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