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Héroes en Doñana: «Pavor es que se reavive un fuego ya apagado»

Sueldos mileuristas, jornadas de hasta 14 horas diarias, exámenes físicos contínuos… Así es la vida de los bomberos forestales en Andalucía

Operarios trabajando en la extinción del incendio del entorno de Doñana EFE

ROMUALDO MAESTRE

En Andalucía se apagan unos mil fuegos forestales menores al año, pero la mayoría de ellos apenas merecerán unas líneas en los periódicos. Alrededor de 3.800 personas trabajan en el plan Infoca de lucha contra el fuego. Aquí se incluyen no solamente bomberos forestales, sino telefonistas, técnicos de supervisión, técnicos de operaciones, grupos de apoyo y los que están en las torres de vigilancia.

Serafín Martín Aguilera , 47 años, diecisiete como profesional, es del sindicato independiente de funcionarios CSIF y trabaja en Almería. Cuando escucha la crítica de que no se limpian los montes, se defiende: « Claro que desbrozamos en invierno cuando hay menos riesgo, y hacemos fajas (limpiar hasta 60 metros de ancho los márgenes de los caminos donde puede producirse un incendio ».

«Este trabajo no está bien pagado , podemos hacer hasta catorce horas seguidas si hay que desplazarse a otra provincia, las vacaciones son de noviembre a mayo y la mitad de ellas ya establece la empresa con dos meses de antelación cuándo te tocan », expone a este periódico Martín. Para ser bombero forestal con tener el graduado en ESO y carnet de conducir es suficiente, «pero continuamente tenemos que estar haciendo cursos, por ejemplo, ahora hemos pasado uno sobre un helicóptero nuevo, hay que saber por dónde carga, sus características, estar al día», prosigue.

A la pregunta de si ha pasado alguna vez miedo , contesta que sí, «la primera vez que me enfrenté a un incendio serio en Adra. Ahora la angustia no es saber dónde están las vías de escape si el viento cambia de dirección, sino que estás luchando contra el tiempo y bajo presión. Un profesional a lo que le tiene pavor es que un fuego después de su trabajo se reavive ».

Juan Sánchez Ruiz es el director del Centro Operativo Regional del plan Infoca en Andalucía. «Que los incendios se apaguen en invierno es un mantra que viene de una simplificación», relata a ABC. «Los fuegos van a seguir existiendo porque forman parte de los ecosistemas mediterráneos , nosotros tenemos infinidad de especies vegetales denominadas pirófitas, que necesitan el incendio para perpetuarse; el incendio en sí no es un problema grande, sino el que se descontrola por causas metereológicas . Lo que tenemos que hacer, tanto en invierno como en verano, es cambiar los usos de nuestros montes, que es algo mucho más profundo que limpiarlos», expone este especialista .

« Los montes tienen que estar sucios , no son jardines. Cuando hablamos de limpiar el monte es que haya ganadería extensiva que baje la cantidad de hierba como combustible fino, que se utilice la leña como biomasa, que existan cultivos intercalados entre grandes zonas forestales, como ocurría en el pasado -por ejemplo con almendros-, porque servían de barrera cortafuegos ya que eran una modificación del paisaje. No es tanto limpiar el monte en invierno , que también lo hacemos, sino modificar el uso de determinadas zonas forestales y romper las grandes continuidades actuales. Ahora hay que crear zonas de cultivo de montaña que aunque deficitarias rompan la continuidad », argumenta Sánchez Ruiz.

Operarios en la zona del incendio EFE

Sergio Blanco del Río es bombero forestal y delegado sindical en la regional del sindicato independiente por Málaga. Se queja de que muchas veces los retenes no están completos y pone como ejemplo los de el centro de Colmenar y el de Ronda. «Los llamamientos no se realizan con suficiente previsión, las dotaciones completas por retén deberían ser de siete, un conductor de un camión autobomba , cinco especialistas y un jefe de grupo. Pero se dan casos de entre tres o cuatro. Las brigadas deberían ser de diez y actualmente hay tres con nueve y lo más importante es que los camiones autobomba -su cometido-, tienen que ir con dos conductores y solamente hay uno o un ayudante » se lamenta mientras explica que tienen congelada la antigüedad desde hace más de doce años: «Los trienios se han cambiado por un pago fijo de 48 euros».

«Gracias a una proposición no de ley de Patricia Navarro, del PP, se nos reconoció la categoría laboral de bombero forestal, que antes no existía, pero no se tiene en cuenta el grado de mortalidad que tenemos en el dispositivo ; todos los años muere un compañero, me acabo de enterar del fallecimiento de uno hace un par de semanas en Jaén, y lo que estamos pidiendo es un coeficiente corrector de jubilación por la peligrosidad de este trabajo. Hay muchas personas muy mayores », cree Blanco. «Dos veces en semana tenemos que hacer preparación física, es obligatorio, y si el preparador considera que no estás en óptimas condiciones te pone un plan de choque; si no lo superas pierdes el puesto, te reubica en otro punto alejado de la primera línea de ataque para hacer frente a las llamas. Y todo esto por mil cien euros mensuales », lamenta Blanco de los Ríos.

«Nuestros descansos son con localización , en menos de tres horas si hay una urgencia tengo que acudir. Podemos trabajar mañana, tarde, noches, fines de semana, festivos y siempre cuatro horas antes y otras cuatro horas después de la jornada tengo que estar disponible, si entro por ejemplo a las ocho de la mañana me pueden llamar a las cuatro de la madrugada . Apenas existe conciliación familiar con mi mujer y los críos», se queja. «Estoy en los bomberos porque me encanta la naturaleza y así estoy cerca de ella, si no tuviera esta vocación , lo hubiera dejado », concluye Blanco.

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