Las víctimas del nuevo «decretazo» de las guarderías en Andalucía

Hay vacantes en alrededor de 25.000 plazas debido, en gran parte, a las renuncias que están haciendo algunos padres al no poder asumir las nuevas bonificaciones de la Junta

Unas de las últimas protestas de las guarderías ante la Consejería de Educación Pepe Ortega

S. Cabezas

04/09/2017
Actualizado 05/09/2017 a las 21:09h.

Las escuelas infantiles de Andalucía no recuerdan un inicio de curso tan conflictivo con éste. El nuevo decreto para las guarderías está provocando numerosas quejas por parte tanto de los centros como de los padres, algunos de los cuales están optando por renunciar a la plaza al no poder asumir el coste que le impone la Junta con el nuevo modelo de bonificaciones.

A ello se le suma el hecho de que este año la Consejería de Educación haya aumentado el número de plazas en 15.106 más que el curso pasado.

El sector calcula que el número de plazas vacantes en Andalucía puede rondar las 25.000. Así lo denunció ayer la vicepresidenta de Escuelas Infantiles Unidas , Maribel Uncala, quien exigió a la Junta de Andalucía medidas para solucionar la situación que está viviendo actualmente el sector y que está afectando a cientos de familias andaluzas.

«¿Cuáles son las políticas socialdemócratas de las que hablaba Susana Díaz?»

Hasta el pasado año, la Junta subvencionaba a Fran Prieto Montero y a su mujer con el 25% de la plaza de guardería de su hija. Ahora, con el cambio de las tablas de bonificaciones, no recibirá ninguna ayuda. A pesar de ello, su hija continuará en la guardería gracias a la ayuda de los abuelos, que son los que van a correr con ese gasto. Su situación económica sí que ha variado, pero a peor. «Me quedé en paro en mayo y encima ahora tengo que pagar más dinero, ¿cuáles son las políticas socialdemócratas de las que hablaba Susana Díaz?», se pregunta. Fran remitió una queja al Centro de Atención a la comunidad educativa para solicitar que se tuviera en cuenta su situación actual y no la que tenía en 2015, aunque desde este servicio le comunicaron que lo único que hacían era aplicar la normativa.

«Mi mujer ha tenido que renunciar a la reducción de jornada»

«Hemos pasado de pagar el curso pasado 144 euros a tener que abonar el máximo, que son 278 euros», explica Alberto Jesús Gavilán. Tanto para él como para su mujer la guardería es «una necesidad» a la que no pueden renunciar porque ambos trabajan. Además, consideran que se trata de una «etapa educativa muy importante para el desarrollo del niño». Es por ello que, para asumir este incremento, la mujer de Alberto ha tenido que renunciar a la reducción de jornada de la que disfrutaba desde que nació su hijo. Lo que más indigna a Alberto es que sus condiciones familiares y económicas actuales no se están teniendo en cuenta para obtener la bonificación, sino las que tenía en el año 2015, cuando ni siquiera había nacido su hijo. «¿Cómo me voy a plantear tener otro hijo si no me están facilitando la conciliación?», se pregunta.

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