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Sevilla se reencuentra con Velázquez gracias a la «Educación de la Virgen»

Se inaugura con éxito la exposición «El joven Velázquez» en Espacio Santa Clara y este miércoles comienza un simposio

Sevilla se reencuentra con Velázquez gracias a la «Educación de la Virgen» juan flores

andrés gonzález-barba

En el año 2010 un joven conservador de arte, John Marciari, publicó un artículo en la revista «Ars Magazine» el que atribuía el cuadro de «La educación de la Virgen» (1617), de la Universidad de Yale , a Diego Velázquez. Aquella fue una noticia que causó un gran revuelo internacional, especialmente en los medios de comunicación españoles. Cuatro años después, tras un proceso intenso de restauración al que ha sido sometido esta obra gracias al mecenazgo del Banco Santander, se acaba de inaugurar en el Espacio Santa Clara la exposición «El joven Velázquez», que se podrá ver hasta el próximo 15 de enero en el Espacio Santa Clara .

La muestra no sólo tiene el valor inmenso de recuperar para la capital hispalense durante tres meses esta pintura, sino que además ofrece por primera vez este cuadro de Velázquez enfrentado con la otra pintura que sirvió de inspiración y modelo para el joven artista, «La educación de la Virgen» (ca. 1612), de Juan de Roelas, que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla y que responde a un espíritu más manierista. La exposición se completa también con la «Sagrada Familia» (1613), de Luis Tristán —del Instituto de Arte de Minneapolis— cuyo naturalismo influyó de manera decisiva en Velázquez, y la «Imposición de la casulla a San Ildefonso» (ca. 1622-1623), obra que pertenece al Ayuntamiento de Sevilla y que es de la última parte de su etapa hispalense

A la inauguración de la exposición acudió el director de la Henry J. Heinz II Yale University Art Gallery, Jock Reynolds, quien ha agradecido públicamente el trabajo de restauración y conservación que han realizado durante estos años la española Carmen Albendea e Ian McClure. Asimismo, recordó cómo llegó el cuadro de Velázquez a la Universidad de Yale. El lienzo pertenecía a la familia Townshend, que se dedicaban al transporte marítimo y que la poseyó durante cuarenta años. En el año 1925 fue donado por los hermanos Henry Hotchkiss Townshend y Raynham Townshend a la Universidad de Yale. «Cuando acabó la IIGuerra Mundial se hizo un inventario de la universidad y nos dimos cuenta de lo que había. En 1963 el cuadro llegó a la Universidad de Boston, en donde se limpió y estudió.Un estudiante de Yale, Umberto Rodríguez, dijo por primera vez en 1971 que podría tratarse de un Velázquez».

Luego vino el artículo de John Marciari en 2010 en el que hizo la atribución formal del cuadro a un joven Velázquez y la prensa se hizo eco de esta noticia, habiendo una división entre los expertos que estaban a favor de dicha atribución y los que estaban en contra. De hecho, la exposición recoge un panel en donde se refleja aquel momento histórico de 2010 cuando Marciari publicó su artículo en la revista «Ars Magazine» y el posterior revuelo que esto causó en los medios de comunicación mundiales y en especial los españoles.

El cuadro poseía orificios y grietas

Esta pintura ha recuperado su esplendor gracias a la intervención de un equipo de restauradores dirigidos por Ian McClure. Éste comenta que el proceso de restauración y conversación del cuadro ha durado dos años y medio:«El lienzo original estaba muy deteriorado, con orificios y grietas». Asimismo, agradeció la ayuda del Santander y el trabajo realizado por Carmen Albendea. Ésta restauradora afirmó ayer que «se hizo un estudio para ver los aspectos técnicos de la obra para corroborar que es una pintura de Velázquez de su etapa sevillana, y podemos afirmar que esos estudios confirman que tanto las técnicas como los materiales empleados en esta pintura son los mismos que los que usó Velázquez en su época sevillana». Asimismo, Albendea señaló que «no ha sido una atribución a la ligera, ya que en el catálogo de la exposición hay un artículo en donde se detallan los materiales y técnicas utilizadas en esta obra».

Para que esta exposición se pudiera inaugurar en Sevilla ha sido también clave la figura de su comisario, Benito Navarrete, director de infraestructuras y patrimonio del Ayuntamiento de Sevilla, pero ante todo gran experto mundial en arte. Éste reconce que Jock Reynolds «vio desde un principio que se trataba de un proyecto científico serio. La exposición trata de explicar los primeros años de Velázquez en su ciudad natal. En el primer Velázquez hay naturalismo, pero él no conoció a Caravaggio de primera mano, pero sí a través de Luis Tristán y de otros artistas caravaggistas que había en Sevilla». Asimismo, resaltó que «no es sólo una exposición para historiadores, sino que tiene un gran sentido didáctico».

Finalmente, el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, ha recordado la figura de Emilio Botín y la gran vinculación de su familia con la Universidad de Yale. Además, asegura que con iniciativas como ésta, Sevilla se pone al nivel de las más grandes ciudades, demostrándose que es posible la colaboración entre lo público y lo privado».

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