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Bienal de Flamenco 2014: Esa juventud que arrolla

Karime Amaya, Paloma Fantova y Jesús Carmona protagonizaron «Cuerpo, mente, alma»

Bienal de Flamenco 2014: Esa juventud que arrolla vanessa gómez

marta carrasco

Son tres jóvenes artistas que llegaron al teatro Lope de Vega con muchísimas ganas de escenario y eso se notaba a la legua. «Cuerpo, mente, alma» es el montaje protagonizado por tres bailaores de personalidades muy diferentes y que se han reunido en esta ocasión bajo la dirección de uno de ellos, Jesús Carmona.

El bailaor catalán, de sólida formación en clásico español y flamenco, ha permitido que cada uno de los tres artistas conserve su personalidad, sobre todo porque cada uno interviene a modo de solista.

El espectáculo está estructurado sin ningún tipo de argumento, con un diseño de luces que era difícil en ocasiones para los bailaores pues tenían que encontrar el centro de los cenitales que los enfocaban, por lo que a veces el baile comenzaba en oscuro.

A los cantaores y guitarristas tampoco los hemos visto. En oscuro, de forma constante, o en gris o iluminados uno a uno, era como si hubiera una banda sonora, sin otro protagonismo.

Pero el alma de este espectáculo ha sido el baile. Primero una fortísima presentación por tangos que ya asomaba lo que íbamos a ver. Los tres artistas, clásicamente vestidos, arrebatan por su fuerza y su zapateado.

Karime Amaya es de estirpe flamenca. Hija de Mercedes, la Winy, es sobrina nieta de la legendaria Carmen Amaya y ha heredado de su familia ese amor por meter los pies hasta la extenuación. Pero Karime, que tiene ese baile salvaje de su madre, también posee una estética sobria a la hora de utilizar los brazos, aunque prefiere meter los pies donde parece no tener fin. Bailó por soleá que remató por bulerías. En su baile destacan los giros y sobre todo esa velocidad increíble que impone en los zapateados. Estuvo algo tiranizada por los remates por bulerías, no le hacen falta tantos ni tan seguidos. A veces menos es más. Pero es joven y se siente poderosa.

Jesús Carmona es de esa estirpe de bailaores forjados en la Escuela del Ballet Nacional de España por lo que controla las gamas del baile español. Bailaor poderoso, con un buen porte, fue para mi lo mejor de la noche. Bailó por alegrías con sobriedad en los silencios, y no le da miedo usar ni los brazos ni las manos, a veces tan olvidados en el baile de hombre.

«Cuna negra y blanca» fue el espectáculo de su presentación en Sevilla en la Bienal de 2012. Jesús Carmona no es ya una promesa, sino una realidad. Este bailarín-bailaor tiene técnica y también compostura. Apura los equilibritos hasta el máximo en los depurados giros. En Jesús Carmona hay escuela, claro, pero no se desvela.

Y la última solista de este triplete es Paloma Fantova. La bailaora de Puerto Real es un torbellino. Su arrolladora aparición es un arrebato que en ocasiones debería controlar un poco mejor. Pero eso lo hará el paso del tiempo, espero. Tiene un baile salvaje y racial y quizás le falta compostura en escena, pero su fuerza es destacable, sobre todo en los impresionantes zapateados. En los silencios, escasos, su braceo sorprendió, pero casi ni nos dejó verlo.

Los tres juntos bailaron una composición musical coreografía de Jesús Carmona que permitió ver el lado más femenino de las bailaoras. Un espectáculo potente, joven y arrollador de quienes son ya realidades del flamenco. Una generación que llega muy bien preparada, buscando en sus orígenes y oyendo a los maestros. En este caso los tres bailaores beben de fuentes disintas pero cultivan el flamenco más clásico, pero eso sí, sin perder de vista el siglo XXI. Es decir, un flamenco de siempre pero actual.

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