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Bienal de Flamenco 2014: Arcángel se aparece en Sevilla

El cantaor onubense hizo un recorrido ligado por un manojo de estilos y se confirmó como maestro de su quinta

Bienal de Flamenco 2014: Arcángel se aparece en Sevilla vanessa gómez

alberto garcía reyes

La ligazón que hizo en la primera mitad de la noche fuepara sacarle el pañuelo. Arcángel se le apareció a la Bienal para anunciarle cómo hay que renovar el cante desde sus adentros. Y que lo que vale de verdad es arrojarse sin miedo, cantar en el filo de la navaja, inventar sobre las tablas, empezar un tercio sin tener claro todavía por dónde lo vas a terminar.

Los pregones que metió en tiempo de bulería por soleá fueron un disloque. Porque se puso a jugar al trile. Cambiando las cosas de sitio. Ésa era su propuesta. Remover los cimientos del flamenco sin vulnerarlos. Los caramelos de Macandé con soniquete. El ritmo también puede ser dulce. Arcángel, de hecho, tiene un clarinete en la garganta. Su voz laína le permite volar por las melodías. Pero a ese almíbar le echa el cortafuegos amargo del compás y sale siempre ganando. Sobre todo cuando abre el buzón de Caracol para cogerle la correspondencia. Él es quizás su mejor mensajero hoy. El pregón del uvero engarzado con una letra de fandango del Bizco Amate —«que de qué me mantenía»— en trote de soleá, fue suficiente lección para que ya pueda decirle esto: cuando el de Huelva se amarra los cordones es un cantaor de muerte. De mando en plaza. De tronío. Anoche empalmó todo ese legado pregonero con un fandango por soleá que le llevó hasta los terrenos de la Moreno.

Empezó a tirarse largo en los tercios guiado por sus nudillos, cuadrándole a esos bríos letras de bulerías de Utrera y Jerez. Volando panderos de a perrilla chica por sus metales finos hasta que, para no detener elhilván, se quedó quieto por malagueñas al oído de Miguel Ángel Cortés. Y encajó en ese cante la letra de la taranta de Camarón. El orgullo y el placer peleándose en su mente. Retorciéndose en memoria del Mellizo esta vez a la vera de Dani de Morón. Ahí me gustó mucho.

Porque después de mil avatares Arcángel ha descubierto que es un error abusar de las facultades. Que el exceso está siempre más cerca de la exhibición que del arte. No se cebó. Fue al grano. A cantar antes con el pecho que con la garganta. Bebió en la fuente nueva de Lucena por fandangos de la tierra mientras Los Mellis seguían jugando al trile metiendo por rondeñas una letra de cantiñas. Desembocando en los tangos chaconianos. Otra vez Arcángel en el sitio. Tirándose de la solapa y de las mangas para encontrar los rincones de Extremadura. De rodillas ante Camarón y su viejo «rintintín», obra inaugural de las campanas gordas del de la Isla. El onubense recurre a ese cántaro más de lo que parece. No imita. Pide prestado. Lo mismo que hace con Morente cuando sube a Graná. Eso fue lo que se le apareció a la Bienal. Un cantaor que le augura vida al flamenco porque, guste o no, es personal. Lo certificó en el taranto y en la cartagenera del Papa. Y se jugó el pellejo del todo por seguiriyas de Jerez y Triana. En el macho de la Breña de Curro Durse estaba pintando su autorretrato. Tirándose por el barranco.

Le faltó el último empujón, pero dejó firmada la escritura. Ese momento fue clave. Salió al patio del teatro, a pelo, a hincharse de cantar por bulerías caracoleras. Se comió a la gente. Se salió de sus registros de cantaor y se puso el traje de artista. Aquello se venía abajo. Justo para coger el estoque. Pero siguió dando pases. Ése fue su único error. No saber terminar la faena. Se apalancó otra vez por tientos y, sobre todo, en una canción por bulerías con aroma de guajira sobre el poema del niño que se confiesa de Juan Cobos Wilkins que no encajó en el ambiente. Ese era el momento de reventar por fandangos. Media docena y para dentro.

Pero Arcángel estaba contestatario. Poniendo todas sus cartas sobre la mesa. Quería cantar hasta desahogarse. No tuvo cintura para dejar al personal con más ganas. Por ponerle algún reparo. Porque la realidad es que, si se analiza bien, lo que hizo este hombre anoche en el Lope de Vega jugando al cante es es el anuncio de la salvación. Arcángel revelándose en Sevilla. Y Sevilla, que sí que es guardiana del silencio, escuchando sin prisa... Escuchando sentencias.

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