En Sevilla junto a jóvenes bailarines
Chevi Muraday: «La mejor compañía de danza de España está en el extranjero»
Premio Nacional de Danza 2006 y director de la mítica compañía Losdedae, en la que trabaja con actores como Ernesto Alterio o Marta Etura y textos de Pablo Mesiez
Chevi Muraday les dice a los alumnos que se cojan la punta del jersey y se dejen caer. Quiere que hablen además de bailar, quieren que expresen y que además traigan sus vivencias a su baile. Muraday, Premio Nacional de Danza 2006 , es uno de los más carismáticos coreógrafos del panorama nacional, y el único, a excepción de Duato, que ha creado tres coreografías para la Compañía Nacional de Danza.
Estos días imparte en Sevilla un taller en el Centro Andaluz de Danza al que han asistido bailarines de Conservatorios y Escuelas privadas, además de actores de diversos centros.
«He venido a Sevilla a encontrarme con las inquietudes de las nuevas generaciones de Andalucía. Tengo muy buenas relaciones con el Centro Andaluz de Danza. Al llegar, me he encontrado a gente muy joven pero con muchísimas inquietudes y con una capacidad de percepción que me ha asombrado. Son jóvenes, pero entienden las sensaciones, son muy inteligentes y se arriesgan, e incluso se introducen en algunos lugares que les caen grandes por la edad, pero lo hacen».
Y Muraday no se lo ha puesto fácil a los jóvenes alumnos, pues les ha traído una propuesta de la escritora brasileña de origen judío, Clarice Lispector . «No es fácil leerla y se han comprado los libros y han agarrado la propuesta con mucha facilidad. Y qué jóvenes, pero qué buenos».
La danza en España y el trabajo
Chevi Murady es director de la compañía Losdedae, una de las pocas que sobreviven en el panorama actual, «la mayor parte de las compañías de danza han cerrado, tan sólo trabajan por proyectos. Pero por mi propia experiencia hay que trabajar para que las cosas pasen. Nosotros trabajamos por proyectos, es verdad, pero tenemos cinco producciones en movimiento y así generamos. En España el tejido de la danza está cada vez más mutilado. Las compañías tenemos que provocar que ocurran cosas».
Dice el coreógrafo que «España tiene la mejor compañía de danza en el extranjero. Te puedo nombrar bailarines en compañías excepcionales..., y acabo de regresar de Río de Janeiro y en la Compañía de Brasil había dos españoles. Es verdad que salir es también la formación de un bailarín, pero hoy día aquí en España las posibilidades de bailar son escasas».
Chevi Muraday ha trabajado con actores como Antonio Banderas en «Imagine Argentina», «mi encuentro fue fugaz, pero es un intérprete muy generoso», y últimamente trabaja con Marta Etura o Ernesto Alterio , «con ellos ha habido un acercamiento al mundo de la danza, aunque confiesan que se meten en terrenos inexplorados». Para su compañía escriben textos autores como Pablo Mesiez, «nosotros contamos historias».
Huye de las etiquetas, «las ponemos nosotros. La danza y el teatro no están tan lejos», afirma, y se muestra partidario de las compañías nacionales, «pero deberían servir más para lanzar a los creadores españoles. Y yo no me puedo quejar porque he hecho tres obras para la CND, pero es increíble que no sirvan de plataforma para los locales. En el Nacional con el flamenco sí lo veo, pero en el CND echo de menos un repertorio de coreógrafos españoles como Mónica Runde, Sol Picó, Teresa Nieto o Cesc Gelabert... En cualquier caso José Carlos Martínez ha sido valiente, porque la patata caliente que había dejado Nacho Duato era complicada».
En cuanto a que no haya ningún teatro español con una compañía residente de danza dice que, «me conformo con que haya un teatro español con una programación estable de danza, no sé si lo llegaremos a ver. Hay teatros en donde no entra la danza, como el María Guerrero de Madrid», y afirma que cada Comunidad Autónoma debería tener una compañía institucional estable.
Para Muraday lo fundamental es la educación, «la danza no tiene un lugar en esta sociedad. El flamenco está cogido con pinzas , cuando es la seña de identidad de la cultura española. Es increíble. No nacemos con un cromosoma de que nos gusta el fútbol, nos lo imponen y nos volvemos forofos. Lo mismo que se alimenta ese lugar, que se alimenten otros, y luego que la gente decida. La educación es indispensable», afirma rotundo.
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