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CRÍTICA DE FLAMENCO

Isabel Bayón, en esencia

El ciclo Jueves Flamencos de Cajasol presentó a la sevillana sin artificios, en un ensueño de baile, de cante y guitarra

La bailaora Isabel Bayón junto al cuadro que la acompañó en los jueves flamencos de Cajasol ABC

Marta Carrasco

Que Isabel Bayón era buena bailaora ya lo sabíamos por estos lares. Luego un día se enteraron en Madrid y le dieron el Premio Nacional de Danza . Tanto se enteraron que se la han llevado como profesora del Conservatorio de la capital de España, que es donde ahora trabaja.

Pero la Bayón de vez en cuando tiene que venir a tomar oxígeno a Sevilla y lo hace con su baile. El ciclo Jueves Flamencos de Cajasol nos hizo el otro día el regalo de presentar a una Isabel Bayón sin artificios, en ese arriesgado escenario de la plaza de San Francisco, al que, por fin (gracias en nombre de los artistas y del público), han puesto un suelo en el que se puede bailar.

«Lo esencial», era el título del montaje, y esencial fue. Isabel Bayón con la guitarra de Jesús Torres y las voces de Antonio Campos y el Londro . ¿Cómo hablar de ella sin hacerlo de los demás si fueron un «dream team» perfecto?

Isabel Bayón ABC

Ideado para el espacio, el recital fue un ensueño de baile, de cante y guitarra , con una Bayón que por no tener accesorios, sólo contó con un mantón y ni flores en el pelo. No hacía falta.

Cantiñas a modo de presentación con bata de cola y mantón, con gestos de la maestra Matilde Coral a la que le honra que no renuncie, pero con una estética con la que ha creado un lenguaje propio y que tiene la elegancia y la gracia como seña de identidad. Una cantiña clásica, medida, en cante y guitarra, con sus espacios y silencios. Un gusto.

Seguiriya de los cantaores, grandes ambos, protagonistas sin duda del recital al mismo nivel que el baile y la flamenquísima guitarra, siempre eficaz, de Jesús Torres .

Martinete, volvemos al clasicismo con un zapateado matizado y musical, planta y tacón…, no hace falta ametrallar la madera, el redoble de zapateado que tanto nos recuerda aquella grabación del gran Antonio Ruiz Soler bailando junto al tajo de Ronda y grabada por Edgar Neville . Duende y misterio…

Y la recta final con tientos, tangos, malagueñas y abandolaos, que fueron un soberano paseo del gusto, la gracia, la elegancia y sobre todo, el saber estar de una bailaora. Sin salirse de los cánones pero imprimiendo sus brazos, sus manos aladas, su cintura y hombros. La Bayón mueve todo su cuerpo, y sus escorzos son esculturales .

El final de nota: todos bailando. Suelta la guitarra Jesús Torres, se adelantan Londro y Antonio Campos y bailan los cuatro… y ahí se rompieron las manos aplaudiendo. Isabel Bayón sabe bailar y también sabe hacer otras locuras… ¿alquien creía que no? Pues eso.

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