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CANTAUTOR

Ismael Serrano: «'Papá, cuéntame…' la escribí desde la arrogancia propia de mis veinte años»

Con «20 años. Hoy es siempre», el cantautor repasa sus éxitos mañana en el Auditorio Fibes

Ismael Serrano en la presentación de su nuevo disco Paraísos Desiertos

EZEQUIEL MENDOZA

Ismael Serrano (Madrid, 1974) mira por el espejo retrovisor y parafrasea a Antonio Machado: «Hoy es siempre todavía». Todavía es tiempo de sacar un disco, de revestir canciones, de escribir algunas nuevas y de homenajear a los grandes autores. De revisar su carrera, pero con la intención de seguir haciendo camino al cantar. A su vez, Serrano deja el testigo a la generación actual de cantautores: a ellos, les deja el relevo de un relato que ya no encaja en «Papá, cuéntame otra vez», uno de sus temas más conocidos.

Serrano mira atrás y supera el vértigo que da el paso del tiempo, hilando, canción a canción, las dos décadas de carrera musical en las que ha publicado un total de 14 discos. Con «20 años. Hoy es siempre», Ismael Serrano llega a la capital hispalense el próximo 17 de marzo al Auditorio Fibes para hacer un repaso de sus grandes temas y regalar alguna que otra sorpresa.

Con «20 años, hoy es siempre» ha recogido en directo sus canciones más conocidas. ¿Cómo ha sido el proceso de revestir estas canciones? Supongo que habrá alguna que lleve mucho tiempo sin tocar.

Eh… sí. Sí, bueno, yo creo que la rotundidad de los veinte años me llevaba a hacer un repaso de toda mi carrera, de todo lo aprendido, de poner en claro todo lo que he ido aprendiendo durante todo este tiempo. Me parecía que la forma más rotunda, más clara, más honesta y más veraz era grabar un disco en directo. Revisar canciones que, como bien dices, no tocaba tanto… Revisar canciones que me han acompañado en buenos momentos de mi vida. Rendir homenaje a autores que me han influido, porque hay versiones también de otros artistas. También, escribir alguna canción nueva para la ocasión… Así que, bueno, cuando uno hace repaso de todo eso, se da cuenta de todo lo que nos falta por vivir y de lo rápido que pasa el tiempo. Da una cierta sensación de vértigo. Darte cuenta de que veinte años pasan rápido y que hemos tenido la oportunidad, sobre todo, de cumplir un sueño, que en mi caso es el de poder dedicarme a la música.

Hay autores que afirman que una canción puede cobrar otro significado con el paso del tiempo, distinto al que tenía cuando fue escrita. Las canciones también envejecen, supongo. ¿Le pasa con alguna?

Sí, me pasa con «Papá, cuéntame otra vez». Esta es una canción que escribí a mi padre, a la generación de mis padres, más bien, desde la arrogancia propia de mis veinte años, ¿no? Hacía un reproche a esa generación por el fracaso del mundo en el que nos tocaba vivir. Me parecía que el relato que habían hecho de su juventud, un relato de épica dorada, pues omitía una parte de renuncia que merecía ser reconocida. Con el paso del tiempo te das cuenta que no puedes cantarla de la misma forma, porque ahora la responsabilidad del mundo que nos toca vivir es nuestra. Sería un poco cara dura si estuviéramos haciendo ese reproche a nuestros padres. Pero se canta desde otra perspectiva, porque uno tiene la sensación ahora de que hay gente muy joven que sí está siendo capaz de escribir un relato propio. Yo creo que mi generación no fue capaz, pero ellos sí. Buscando nuevas formas, liderazgos, nuevos discursos… y se están mirando los unos a los otros como nosotros no fuimos capaces de hacer, ¿no? Entonces, se canta desde otra perspectiva, quizás más esperanzada y más mirando a esas futuras generaciones y menos a la de nuestros padres.

¿De qué hablaría una versión actual de «Papá, cuéntame otra vez», si la cantara su hija?

[Piensa] Bueno… pues de cómo…tal y como te decía, de cómo se está construyendo un nuevo relato y cómo uno intenta acompañarlo. No sé si con el protagonismo que corresponde porque, quizás, uno tiene que acompañar y más bien ese protagonismo hay que dárselo a esas generaciones más jóvenes. Sobre todo, a las mujeres. Mira, podría ser una versión que fuese «Mamá, cuéntame otra vez». Aunque tendría que ser cantada por la voz de una mujer. Yo creo que eso le corresponde, ese relato, le corresponde a una mujer hacerlo, porque ellas, de alguna manera, están marcando el camino de esa movilización, como la del 8 de marzo, que ha demostrado que gran parte de la ciudadanía está exigiendo ser escuchada y que no se la excluya de la agenda política. En este caso, a las mujeres.

Hablando de política y haciendo un repaso de sus canciones, casi todas ellas son de amor o desamor. Sin embargo, siempre va dejando por ahí titulares muy políticos. Da la sensación de que algo que a otro podría pesarle, a usted tras 20 años ha terminado por colocarle en una situación de respeto.

Pero tienes razón. No me pasa solo a mí, les pasa a todos los cantautores. Que si todos los cantautores, poetas o escritores a los que se les ha etiquetado de sociales, políticos y demás, cuando tú repasas su obra te das cuenta de que el 80% de su creación gira en torno al amor, al desamor, a sentimientos muy íntimos. Lo que pasa es que, aparte de eso, se da la circunstancia de que también nos hacemos eco de las luchas, las esperanzas, las tragedias colectivas del relato colectivo. Y eso no es tan usual. Quiero decir que, sobre todo, se ha impuesto una estética musical que lo que impone es el escapismo puro y duro. Y nosotros no queremos resignarnos a que toda expresión artística tenga que ir por ese camino. Creemos que también puede haber un espacio para la reflexión, ¿no? Y quizá por eso, por inusual, cuando se ha impuesto que la política tiene que ir por un lado y que la música por otro… Y también por inusual, a lo mejor, digo, no lo sé, no creo que yo sea especial, es lo inusual de que alguien se exprese políticamente sin tanto pudor. Este es un país un tanto sectario a ese respecto. En cuanto discrepamos de la opinión política de alguien hacemos una enmienda a la totalidad a toda su aportación artística y quizás eso no sea justo.

Bueno, en democracia está bien discrepar.

Sí, no solamente está bien, sino que es saludable. Hay que discrepar y disentir, forma parte de la naturaleza del ser humano. El cuestionarse la realidad… También es saludable encontrar puntos de encuentro y ser capaces de debatir y que el debate confluya en posiciones comunes y demás, pero claro, disentir es saludable.

«Creemos tener una capacidad de influencia en el otro que es mayor de la que realmente es»

Donde sí que tiene un discurso más político, aparte de en su obra, es en redes sociales. ¿Tiene muchos «haters»?

Sí. Claro. Todo personaje público tiene muchos «haters» y, además, yo creo que las redes sociales propician eso. El anonimato saca al troll que todos llevamos dentro. Es inevitable. Además, porque proyectamos nuestras fantasías a través de las redes sociales y creemos tener una capacidad de influencia en el otro que es mayor de la que realmente es, ¿no? Porque creemos que podemos ser líderes de opinión en tanto en cuanto podemos disfrutar de ciertos debates y demás y, eso, nos lleva a veces a la visceralidad y demás. Bueno… son cosas que pasan.

Su carrera como cantautor surgió en una escena musical en Madrid que ahora se antoja casi irrepetible. ¿Cómo ve esa escena ahora? Da la sensación de que, si no estás en las redes, eres invisible ¿no?

Sí, es cierto que la canción de autor quizás no sea la música que cuente con demasiadas plataformas de difusión, pero sí que es verdad que están surgiendo muchos artistas que, un poco, toman el testigo. Hace nada en Sevilla estuvo Rozalén, que yo creo que representa bastante bien esa sensibilidad poética y esa sensibilidad comprometida que define a un cantautor. O sea que, sí, siguen existiendo… no sé si relevo, pero desde luego artistas que siguen apostando por el género.

Volviendo a la gira que, por cierto, no hace mucho que acaba de empezar... ¿Sigue poniéndose nervioso antes de salir al escenario, a pesar de los años?

Sí. Sí, sí, sí, mucho. Aunque me siento más cómodo en el escenario. Al principio, cuando uno empieza, el escenario es, según el auditorio, uno siente que es un territorio hostil. Una suerte de prueba o de examen. Y ahora lo considero más como una celebración, como un lugar de encuentro, y eso hace que lo disfrute más. Pero sigo poniéndome muy nervioso.

Tienes canciones nuevas en el disco. Tras veinte años y catorce discos, da la sensación de que nunca ha sentido ese pánico a no tener nada nuevo que contar.

Pues… no. Yo creo que las canciones salen… Hombre, a veces uno tiene que esperar más, otras menos, pero realmente te encuentras con ellas. Mientras no dejes de ser permeable a la realidad y te siga interesando lo que te rodea, mientras no caigas en el ensimismamiento, que yo creo que es un peligro de todo creador, el mirarse el ombligo… Mientras uno tenga la capacidad de levantar la mirada para ver lo que ocurre, no solo hacia lo inmediato sino también hacia el horizonte, pues no tiene por qué ocurrir eso, ¿no?

De hecho, además, también se incluyen en este trabajo versiones de algunos temas de Silvio Rodríguez o Joaquín Sabina, entre otros artistas. «Y sin embargo», por ejemplo, no parece la misma, la ha hecho totalmente suya.

Ese era el reto. El reto es versionar las canciones y traerlas a mi territorio. Porque hacer una versión idéntica a la original… pues no tiene mucho mérito. Porque la original en ese territorio es insuperable. Entonces, lo que he tratado es rendir homenaje, trayéndolas un poco a mi universo, a mi forma de estar, de pensar, de concebir mi propia música también, ¿no? Es asumir un riesgo, porque a no todo el mundo le va a gustar. Entiendo que las comparaciones son inevitables e irremediablemente uno siempre va a salir perdiendo con respecto a la original, pero bueno, quizás alguno pueda aportar algún matiz, no sé si bueno, pero si original o nuevo.

En su carrera tiene especial importancia Latinoamérica incluso con referencias y versiones de temas como el de Divididos. Miles de kilómetros nos separan, pero la música siempre tiende puentes.

Sí, por lo menos así es en mi caso. A Latinoamérica la conocí a través de su música, de su literatura, de su poesía… Luego tuve la oportunidad de recorrer ese continente más a fondo y demás y de conocer muchas cosas en primera persona, ¿no? Como la música de Divididos, que les conocí allí en Argentina. Pero sí estoy de acuerdo en que tiende puentes, porque España es profundamente latinoamericana también. Tenemos una conexión que tiene que ver con lo artístico, más allá de la lengua, por supuesto.

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