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CRÍTICA DE JAZZ

Madeleine Peyroux: ¿Intimismo espectacular?

La estadounidense ofreció un gran concierto en el Maestranza

Madeleine Peyroux AFP

CARLOS TARÍN

Probablemente sea el concierto más «acústico» que hayamos oído en el Maestranza , entendiendo por tal una amplificación que buscaba la naturalidad, la mínima «electricidad», la intimidad del auditorio pequeño, como le gusta a la Peyroux : ella algo retirada del micro, el guitarrista casi con su propio amplificador y el contrabajo lo necesario para equilibrar el sonido. Por cierto, sonorización extraordinaria .

También ese ambiente lo conseguía con la reducción a trío de cuerdas, que contrastaba con el más colorista «The Blue Room». Y la contamos a ella en el trío porque, más allá del acompañamiento figurativo de guitarra que exhibe la mayoría de los cantantes, la francoamericana no se limitó a un seguimiento básico, sino que mantuvo un ritmo armónico intenso , lo que permitió a su guitarrista improvisar sobre la sólida base que ella mantenía, tanto con la guitarra acústica como con el guitalele (ukelele de seis cuerdas).

Pero el éxito del concierto se debe a los tres, increíbles cada uno en lo suyo. La gama cromática y expresiva de la Peyroux es infinita , y juega con todo para adaptarse a los textos, que evocan desemejantes irisaciones; pero era sobre todo cuando subía al agudo y se retiraba del micro cuando aparecía la voz lejana de su querida Billie Holiday , que respondía así a la invocación. Cantó mucho de su último disco, exiguo en duración, pero espléndido en su interior; y también en español con el clásico «No soy de aquí» de Cabral, aunque versionado «en femenino»; o en francés, claro, con la bellísima «J’ai deux amours».

Aunque si tuviésemos que quedarnos con lo espectacular pensaríamos en aquellos temas que compartió vocalmente con sus compañeros: «If the sea was whiskey», el clásico etílico de Willie Dixon , respetando sus maravillosos coros, el aire góspel de «Shout, sister shout» (Boswell), y desde luego el tremendo «Everything i do gonh be funky (from now on)» (Dorsey), entrando directamente los tres a capella.

Como la cosa había ido en ascenso , ofrecieron dos propinas , donde vimos al increíble Jon Herington improvisando con la guitarra y voz a la vez, al más puro estilo Benson, y al bajista, ¡que hizo lo mismo! Por cierto, para nosotros ocupa el tercer puesto (cronológicamente) de contrabajistas que de verdad afinan, junto a Swalow y Pedersen.

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