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Tannhäuser, la gran ópera romántica de Wagner en Sevilla

Pedro Halffter cuenta entre sus favoritos a este compositor alemán

Ensayos de la escena de la Bacanal, con el ballet, Peter Seiffert y Alexandra Petersamer GUILLERMO MENDO

MARTA CARRASCO

El 13 de marzo de 1861 se estrenó la conocida versión de París de la ópera de Richard Wagner, «Tannhäuser».. . y fue un gran fracaso. Pero no, no piensen que los parisinos no supieron apreciar la música absoluta del alemán: fueron otras cuestiones.

El día 28 de octubre el teatro de la Maestranza abrirá su temporada operística con este título , uno de los considerados del «Canon de Bayreuth» y que se encuentra entre las más representados por los teatros del mundo.

Pero sus inicios no fueron fáciles. Tras el estreno en Dresd e en 1845, Wagner modificó la ópera para la ciudad de París , donde se puso en escena en 1861. En este estreno, y tras la gran Obertura, situó un ballet representando una bacanal , con una música de gran potencia, lujuriosa y sensual. Pero los snobs socios parisinos del Jockey Club nunca llegaban al primer acto de la ópera. Primero iban a cenar y después, en el segundo acto, donde solían insertar el ballet, entonces aparecían estos caballeros, para al final en el tecer acto pasar a la sala de billar.

«Wagner incluyó el ballet en contra de la voluntad del teatro, en el primer acto. No haber podido ver a las bailarinas fue una decepción y por eso se manifestaron ruidosamente y la versión dicen que fue un fracaso, pero no es así», afirma el director musical del «Tannhäuser», Pedro Halffter .

Y continúa: «Se hicieron 164 ensayos, nada menos, y hubo razones históricas y políticas entre el emperador Napoleón III y la princesa Metternich , y además un presunto pago de un partido político francés que dió 500 francos al club Jockey para reventar la función. Luego, sin embargo, la ópera fue alabada por Baudalaire o Malarmée».

La Obertura de esta ópera es una música muy conocida, se ha utilizado para películas, documentales..., y sin embargo muchos ignoran que es «Tannhäuser». «Yo recomiendo una película maravillosa, «Cita con Venus», y ahí se hace la versión de París. Esa Obertura es de las melodías más bonitas escritas en el siglo XIX », afirma. Se abre la puerta y la regidora avisa, «estamos afinados, maestro». Hay que iniciar el ensayo.

La danza

Halffte r alza la batuta y comienza la impactante Obertura de casi quince minutos. Tras ella, se abre el telón. Enormes almohadones rojos en escena y sobre ellos Tannhäuser, Peter Seiffert y Venus, Alexandra Petersamer . Aparecen los controvertidos bailarines de la versión de París. En esta ocasión son de Sevilla, seleccionados en una audición hecha este verano por la coreógrafa Carolina Armenta .

«Si, he tenido libertad absoluta para crear la coreografía», afirma la ex-bailarina del Nederland Dans Theater , hoy profesora del Centro Andaluz de Danza. «La coreografía de estas cinco chicas y tres chicos es etérea, como la música neoclásica». Es su primer trabajo para una ópera, « todas deberían tener un ballet», dice, y «sí, acepté en seguida..., y me encantaría repetir en otras óperas». Los bailarines danzan ante los protagonistas, que, sin vestuario teatral, comienzan su papel. Los ensayos llevarán tres semanas cuando se estrene la ópera.

Pero en Sevilla hay un recuerdo profundo del «Tannhäuser», no en vano en 1997 se estrenó la versión de Herzog, algo que el director de escena actual, Achim Thorwald , tiene muy presente: «No, no hay que olvidar lo bueno, pero mi puesta en escena no tiene nada que ver con la de Herzog», dice .

Thorwald es un «hijo» del teatro y de la ópera . Su padre fue el afamado director de orquesta Josef Dünwald : «Mi mundo infantil era el teatro», afirma. Es actor, director teatral, estudió Humanidades y de pequeño cantó en el Mozarteum de Salzburgo.

Ha hecho hincapié en el montaje en la dualidad entre lo humano y lo profano y «trabajo con cada personaje individualmente, incluso con cada persona del coro. No, no soy de los directores que imponen. Si al cantante no le gusta algo que quiero hacer, lo hablamos y buscamos una solución . Nunca he consentido que sean tiranos conmigo en el teatro, y por eso yo tampoco lo soy cuando dirijo».

Se ha permitido una «licencia artística» al final, «pero sólo una licencia. Tannhäuser está bien como está . A Wagner sólo hay que escucharlo, su música es absoluta . Los demás simplemente ayudamos a ello».

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