Un «Barbero» histórico para celebrar a Rossini

La ópera «El Barbero de Sevilla» ocupa un lugar privilegiado en la historia del Teatro de la Maestranza . Fue la primera producción que acometió el teatro. Y fue también el debut como director de escena de quien era entonces su máximo responsable, José Luis Castro , que realizó el montaje con la idea de acercar la obra a la realidad de la Sevilla del XVIII. La ópera, estrenado el 11 de abril de 1997, contó, además, con escenografía de Carmen Laffón y Juan Suárez , así como el vestuario de Ana María Abascal y el asesoramiento liteario e histórico de Jacobo Cortines . El éxito fue total: agotó entradas en sus cuatro representaciones en plena Feria y el Maestranza volvió a prograrmarla en la temporada siguiente. Además, la ópera se exportó y se pudo ver en teatros de España, Francia e Italia.

Todo ello convierte a este «Barbero de Sevilla» en un título mítico en la trayectoria de un teatro que celebra en 2016 su 25 aniversario y que también quiere sumarse a la celebración de los 200 años del estreno de esta ópera de Rossini en Roma. El público, de nuevo, ha respondido a la llamada de esta producción, que en esta ocasión cuenta con el patrocinio de Caixabank ,, ya que, según explicó el director artístico del Maestranza, Pedro Halffter , se han vendido ya unas 9.000 entradas para las cinco funciones programadas, por lo que queda pocas localidades disponibles.

El reestreno de la obra será el próximo lunes 8 , que contará con la dirección musical de Giuseppe Finzi , la Real Orquesa Sinfónica de Sevilla (ROSS) en el foso y el coro de la A. A. del Teatro , dirigido por Íñigo Sampil . El reparto está encabezado por Davide Luciano, Marina Comparato, Michele Angelini y Renato Girolami . Todos ellos comparecieron ayer en la presentación de la ópera en el Maestranza, donde Castro explicó los motivos que le llevaron a concebir una producción que no dudó en calificar de «importantísima y emblemática ».

De entrada, el director de escena explicó que eligió el «Barbero» sobre el centenar de títulos que también transcurren en Sevilla, como por ejemplo «Carmen» o «Don Giovanni» , porque «es una producción que lleva el nombre de la ciudad». Además, añadió, «en casi todas las temporadas de cualquier teatro está este título».

El reto era, además, «huir del “Barbero” al que estábamos acostumbrados», que «contaba una Sevilla que no era nuestra ciudad», en producciones con escenografías que llegaban a incorporar « la Alhambra » de Granada. Frente a estas producciones, Castro concibió una ópera « lo más cercana a la época en la que transcurre », con la pretensión de «ser reales» y se pudiera sentir «el olor de la ciudad».