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pregón

«Todo lo que pasa en una plaza es una cosa muy seria. No hay trampa ni cartón»

Esperanza Aguirre hace una defensa acérrima de la Fiesta Nacional en su pregón taurino en el Teatro Lope de Vega

«Todo lo que pasa en una plaza es una cosa muy seria. No hay trampa ni cartón» rocío ruz

andrés gonzález-barba

Esperanza Aguirre ha venido logrando en los últimos años diversos hitos dentro del mundo taurino, como haber ganado el año pasado el VI Premio Periodístico Taurino Manuel Ramírez, que otorga ABC de Sevilla. Pero aún le quedaba una asignatura pendiente que acaba de superar con muy buena nota, ser pregonera de la temporada taurina que hoy, Domingo de Resurrección, comienza en la Real Maestranza de Caballería de Sevilla con la tradicional corrida que por primera vez en su historia contará con toros de la ganadería Miura.

Sobre un improvisado albero escenificado en el Lope de Vega, y tras sonar los clarines en forma de pasodoble interpretado por la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla después de las presentaciones que han realizado el delegado de Empleo, Economía, Fiestas Mayores y Turismo, Gregorio Serrano, y el expresidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla, la expresidenta de la Comunidad de Madrid ha realizado una defensa acérrima de la Fiesta Nacional, de la que es gran aficionada, algo que le viene por herencia familiar. No no vano, ha comenzado reconociendo que «considero que vengo de un encaste bastante bravo y bastante valiente».

Ese valor taurino del que hace gala Esperanza Aguirre es el que le ha ayudado a atreverse hace menos de un mes a «hacer el paseíllo nada menos que en Westminster, en la mismísima Cámara de los Comunes inglesa, para hablar de España y de Inglaterra ante unos ingleses que aman a España y ante algunos españoles que aman Inglaterra». Asimismo, sobre esta intervención que relizó en inglés en Londres, la expolítica confiesa que «salir a torear en ese ruedo y ante ese público, y salir a torear en inglés, puedo asegurarles que asusta, y que asusta mucho». Y comparó el miedo cuando se estaba vistiendo para ir a la Cámara de los Comunes, «salvando las distancias, y sin querer faltar el respeto a nadie», con ese mismo miedo «que se podía parecer al de los toreros cuando se visten de luces en el hotel y se dirigen en el coche con la cuadrilla hacia la plaza».

Al inicio de su pregón ha citado a otros ilustres pregoneros que le han precedido en Sevilla, como sus amigos Lord Garel-Jones, Albert Boadella y Mario Vargas Llosa, o Pedro Romero de Solís, Rafael Atienza, además de nombrar a «ese pozo de erudiciones literarias y taurinas que es el maestro de críticos Andrés Amorós», que es crítico taurino y articulista de ABC. Asimismo ha agradecido al Teniente de Hermano Mayor de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, de quien comenta: «échenle la culpa a él, a mi también amigo Javier Benjumea, marqués de la Puebla de Cazalla, por haberme invitado».

«Donde los ciudadanos me han colocado para servirles, he defendido la Fiesta»Respecto a esta última invitación del Teniente de Hermano Mayor, Esperanza Aguirre admite que éste le ha invitado «porque sabe que me gustan los toros, y porque sabe que, allá donde los ciudadanos me han colocado para servirles en puestos de responsabilidad política, he procurado siempre defender, fomentar y proteger la Fiesta». Además, admite que le gustan los Toros, «así, con mayúscula, como hay que escribirlo cuando se trata de denominar a la Fiesta Nacional de España por antonomasia».

A continuación, Esperanza Aguirre ha hablado de la autenticidad que encierran los toros, «porque, como se ha dicho tantas veces, todo lo que pasa en la plaza es una cosa muy seria, porque se está jugando con la vida y con la muerte. Y además, porque todo lo que pasa en la plaza es de verdad. Allí no hay trampa ni cartón, allí no hay teatro. Como dijo Orson Welles, "el torero es un actor al que le suceden las cosas de verdad"».

Asimismo, ha hablado del mérito de los extranjeros cuando descubren el mundo de los toros por casualidad: «Esa manera de llegar a los toros como por un flechazo -que tiene mucho de flechazo amoroso- la encontramos en los cada vez más numerosos aficionados extranjeros». Así, se ha referido a los más de trescientos socios del Club Taurino de Londres, que edita hasta una revista, «siendo probablemente la peña taurina con más integrantes del mundo», admite. Además, ha elogiado el amor por los toros de personas como Francis Wolff, igualmente pregonero taurino en Sevilla, a pesar de ser un francés de origen judío centroeuropeo, o de Tristan Garel-Jones, «que también contó en esta tribuna cómo el niño galés que él era en el Madrid de los primeros años cincuenta descubrió la Plaza de las Ventas y, desde el primer momento, supo que aquello, los Toros, era algo suyo».

Antecedentes familiares

A continuación, Esperanza Aguirre ha realizado un largo repaso por toda la estirpe familiar que le ha hecho amar tanto el mundo del toreo y que inició su tatarabuelo Félix Borrell y Font, farmacéutico ampurdanés que puso una botica en la Puerta del Sol a mediados del siglo XIX. Luego le siguió su hijo, Félix Borrell y Vidal, que firmaba las crónicas taurinas con el seudónimo F. Bleu y que era el autor del libro «El toreo antes y después del Guerra». Éste último era un acérrimo defensor de Salvador Sánchez «Frascuelo», que junto a Lagartijo formaban parte de esa España dual taurina de finales del siglo XIX antes de que llegaran Joselito y Belmonte y lo revolucionaran todo.

Por otra parte, su abuelo, José Luis Aguirre, era íntimo amigo de Belmonte, y su abuela, Esperanza Borrell, de la mujer del Pasmo de Triana, Julia Cossío. A continuación ha relatado la importancia que tuvo la finca familiar de «La Granjilla», que poseían sus abuelos en El Escorial. Allí hacían toreo de salón sus tíos y era frecuente ver a diestros como los Bienvenida, que se vestían en dicha finca cuando tenían un festejo en El Escorial. De entre sus tíos, Félix era muy amigo de Luis Miguel Dominguín, y Gabriel se casó con la hija del «gran ganadero salmatino» Atanasio Fernández. Pero el más aficionado de su tíos resultó ser Ignacio Aguirre Borrell, que fue diplomático pero sobre todo un apasionado de la Fiesta, compartiendo muchas corridas y viajes por España con Antonio Ordóñez y Ernest Hemingway. También le viene «pedigrí taurino» de la familia de su madre, los Gil de Biedma.

En otro sentido, la expresidenta de la Comunidad de Madrid ha manifestado su respeto por los antitaurinos, pero «lo malo es que los que ahora se oponen a la Fiesta no están ni mucho menos a la altura intelectual de los que la repudiaban hace un siglo. Porque la decadencia de los antitaurinos es más que evidente. ¿Cómo podemos comparar a los actuales con los Joaquín Costa, Unamuno, Azorín, Baroja, Maeztu, Ramón y Cajal o Giner de los Ríos, que también fueron antitaurinos, pero de mucha mayor talla?». A esto ha añadido que «lo peor son esos antitaurinos que lo son esencialmente por ser antiespañoles. Que lo son porque los toros simbolizan mejor que nada la esencia misma de nuestro ser español».

Por último, Aguirre mostró su orgullo de ser la primera en impulsar la declaración de Bien Interés Cultural para la Fiesta de los Toros cuando ostentaba el cargo de presidenta de la Comunidad de Madrid. «Justamente, para ayudar a preservar nuestra Fiesta y para defenderla de los ataques de los malandrines que quieren acabar con ella, promoví esa declaración».

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