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Manolo Vázquez, Curro Romero y Paula, aquel Corpus histórico de 1981...

Los tres diestros protagonizaron una memorable tarde de toros, saliendo por la Puerta del Príncipe «El Brujo de San Bernardo»

Manolo Vázquez, Curro Romero y Paula, aquel Corpus histórico de 1981... arjona

fernando carrasco

Habituados como estamos a calificar de histórico cualquier hecho que acontece sin llegar a serlo, está claro que la corrida de toros que, con motivo del Corpus Christi se celebró en la Maestranza en 1981, sí que lo es y con mayúsculas.

Un cartel y una tarde que hoy, después de 33 años, sigue estando en la mente de los aficionados que tuvimos la gran suerte de estar en los tendidos maestrantes merced a tres toreros: Manolo Vázquez, Curro Romero y Rafael de Paula.

Tres diestros con el denominador común de la clase y el arte como pocos, pero con conceptos taurinos distintos. Ésa es la grandeza de toreo. Y se hizo presente en el coso del Baratillo no sólo con faenas memorables de la terna sino con un tercio de quites que ya es historia de la plaza de toros de Sevilla.

ABC de Sevilla, que al día siguiente dedicó su portada con una fotografía de Manolo Vázquez atravesando la Puerta del Príncipe con el título «¡Qué tarde de toros!» reflejó de manera excepcional, gracias a la pluma de Joaquín Caro Romero, lo acontecido aquella tarde en el Arenal sevillano.

«El toreo que hace llorar» tituló su crónica el excelso poeta sevillano. Y se detiene en aquel cuarto toro de Bernardino Píriz donde se puede resumir todo lo que se sintió y vivió y que sería el preludio de la faena memorable de Manolo Vázquez.

El delirio en los tendidos

Tanto Curro Romero como Rafael de Paula, que cortaba oreja en el tercero, habían puesto en pie a los aficionados. La tarde iba bien pero quedaba lo mejor. «Tras la segunda vara -escribía Caro Romero-, quite de tres verónicas y media de Curro, las manos muy bajas, el capote muy recogido, que ponen la plaza en pie. Tercera vara. A continuación el quite de Paula, compuesto también de tres verónicas y media».

Los toreros protagonizaron un extraordinario tercio de quites en el cuarto de la tardeY sigue la crónica. «Vázquez se crece y hace un quite de ensueño por chicuelinas, tirándole la montera al morlaco para provocar la arrancada. Música. El delirio. Manolo invita a sus compañeros a saludar con él. Después les brinda la muerte del toro. Inenarrable faena, iniciada con un trincherazo y continuada con series de derechazos y naturales».

A partir de ahí la tarde lcanzó cotas insospechadas, como las siete verónicas y la media de Curro Romero en el quinto, haciendo sonar la música o antes, cuando Rafael de Paula le brindó la faena de su primero a José Bergamín, que acababa de publicar su extraordinaria obra «La música callada del toreo», precisamente dedicada al gitano del barrio de Santiago de Jerez.

Tarde sublime, con oro también en los de plata (como Andrés Luque Gago y Luis Arenas) y con el toreo como máximo exponente del arte. Manolo Vázquez, Curro Romero y Rafael de Paula, aquel 18 de junio de 1981 (18-6-81, la tarde capicúa) engrandecieron aún más la Fiesta Nacional. Ocurrió en la Maestranza, ocurrió en Sevilla y los sevillanos la soñamos y aún hoy, 33 años después, la seguimos viviendo.

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