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La última oportunidad de Mario Balotelli

El delantero italiano podría debutar hoy con el Liverpool en una nueva oportunidad en un club grande después de no haber dado continuidad a su extraordinario potencial

La última oportunidad de Mario Balotelli afp

víctor ruiz de almirón lópez

¿Quién es realmente Mario Balotelli? ¿El jugador que por sí mismo es capaz de destrozar a Alemania en las semifinales de una Eurocopa? ¿O él tipo que fue multado por lanzar dardos a los juveniles de su equipo? ¿O tal vez el que se dejó ver con dos capos de la camorra napolitana? Por el momento son más los escándalos y las excentricidades que acumula que los éxitos deportivos. Un jugador con un altísimo potencial pero del que no hemos visto más que pinceladas. Un carácter indomable. Su talento es tal que ha vuelto a abrirle la puerta de un equipo grande. El reto de Brendan Rodgers será gestionar un ego desproporcionado y poner sus cualidades al servicio del colectivo.

El reto es descomunal. Como se decía en Italia en los tiempos de dominio del Inter de Milán, Balotelli fue el único jugador al que José Mourinho no pudo domar. La única china en el zapato de un entrenador que había convertido ese vestuario en un grupo que respondía con devoción los postulados de su entrenador. En una entrevista con la CNN, el técnico portugués contó una de las anécdotas que mejor lo definen como un jugador ingobernable. El Inter de Milán se enfrentaba al Rubin Kazan en la Champions League con las bajas de Diego Milito y Samuel Eto'o. Balotelli era el único delantero con el que contaba el técnico portugués, y había visto una tarjeta amarilla en la primera mitad. «Pasé 14 de los 15 minutos en el vestuario explicándole que no podía ser expulsado. Le dije que no reaccionara ante provocaciones, que no disputara el balón duro si lo perdía, que no se alterase si el arbitro se equivocaba, que se limitara a jugar... y fue expulsado en el minuto 46, nada más arrancar el segundo tiempo», cuenta riéndose el técnico luso. «Podría escribir un libro de 200 páginas sobre él, pero no sería un drama, sería una comedia» .

Balotelli tenía 19 años, y a la juventud pueden achacarse las imprudencias de su comportamiento. Aquel fue el Inter de Milán que logró el triplete, el primer equipo en conseguirlo en la historia de Italia, y que recuperó ganar la Champions league tras más de cuarenta años de espera. Pero ni siquiera en la placidez del éxito Mario encontró el sosiego. Al contrario, el equipo tuvo que aplacar los incendios que provocaba. Una semana antes de que se enfrentasen al Barcelona de los seis títulos en las semifinales de la Champions, Balotelli se presentó en un programa de una cadena propiedad de Silvio Berlusconi y no dudo en ponerse la camiseta del Milán. Las imágenes provocaron un incendio en la hinchada «neroazzurra». Entre la felicidad de ganar por 3-1 al vigente campeón de Europa, el delantero puso la nota discordante al arrojar con desprecio su camiseta al campo al acabar el partido tras ser abucheado por su propia afición.

Condiciones únicas, cifras discretas

Las potencialidads que se le atribuyen no son solo una suposición. Pero es cierto que hasta el momento sus cualidades no se han dejado notar con continuidad. Hasta el momento su hazaña más recordada es la de la semifinal de la Eurocopa de 2012. Italia se clasificó para la semifinal tras ganar por 1-2 a Alemania con dos goles de Balotelli en el minuto 20 y en el 36. Los germanos eran una selección superior a la italiana. Venían en pleno crecimiento, solo superados por España en la final de la Eurocopa 2008 y las semifinales del Mundial 2010. Pero Balotelli no dio opción.

Pero al margen de actuaciones puntuales muy destacables o auténticos golazos sus cifras como goleador hasn sido muy discretas. Desde que debutó con el Inter de Milán en la campaña 2007/2008 hasta esta última temporada en las filas del AC Milán, Balotelli jugó 213 partidos en los que marcó 84 goles. No son cifras de crack. Y pese a ser delantero, en ese mismo número de partidos ha recibido 67 cartulinas amarillas. Sin ir más lejos, la temporada pasada, en 41 partidos, marcó 18 goles y vio 15 amarillas. Un indicativo de su nivel actual y su actitud en el campo.

Y sin embargo, esos 18 goles han sido su récord personal hasta la fecha. Un delantero que es capaz de afirmar que solo Messi es «un poco mejor que él» y que tiene aura de gran estrella pero que nunca ha pasado de los 20 goles por temporada.

En el Manchester City, donde jugó tres temporadas entre su tránsito del Inter al Milán, tampoco acabó de encontrar su sitio. 30 goles en 80 partidos. Fue una pieza importante en el título de la Premier que conquistó el City con un gol de Agüero en la última jornada. Pero tampoco logró encandilar.

Prueba de ello es que, en un mercado cada vez más disparado, Balotelli se ha ido devaluando. En 2010 el Inter de Milán lo vendió al City por 29,5 millones de euros. Tres años después recaló en Milán previo pago de 20 millones, y ahora marcha a Liverpool previo pago de la misma cantidad.

Un cúmulo de conflictos

Aparte de la anécdota contada por Mourinho y el incidente de la camiseta, Balotelli acumula una serie de anécdotas extradeportivas. Fue sancionado con 170.000 libras por el Manchester City por dedicarse a lanzar dardos a los integrantes del equipo juvenil, acumula multas de tráfico en Manchester habiéndose llevado la grua su coche en más de 20 ocasiones, siempre iba en coche y aparcaba en la puerta a su restaurante favorito aunque estaba a 100 metros de su casa. También se sospechaba que por las noches se disfrazaba de Papa Noel para repartir dinero por la ciudad de Manchester. Algo que su entrenador de entonces, Roberto Mancini, no se atrevió a desmentir. Él conoció y sufrió todo de lo que «Balo» era capaz. En Milán, recientemente, fue pillado fumando en el tren del equipo. Una vida sin método, ajena en muchos casos al profesionalismo que exige el fútbol.

Se ha relacionado en multitud de ocasiones su condición de hombre ingobernable con su infancia difícil. Mario Barwuah era hijo de un matrimonio de inmigrantes de Ghana. Una familia muy humilde que no podía hacer frente al tratamiento de una afección intestinal que le tuvo en un hospital los dos primeros años de vida. Su familia natal decidió darlo en adopción. Fue entonces cuando pasó a ser Balotelli. Un niño pegado a un balón que fue subiendo de categoría porque los chicos de su edad no podían pararlo.

Su precocidad en la llegada a la élite y sus sobresalientes condiciones naturales hicieron de él a un jugador rebelde, ajeno al sacrificio del resto de sus compañeros.

El reto de suplir al mejor delantero

Ahora llega a Liverpool con la presión de cumplir por fin con las enormes expectativas que siempre genera. Lo hace en un equipo en ascenso, en el nuevo Liverpool de Brendan Rodgers que jugará la Champions y tendrá que pelear por la Premier League. Un equipo que juega bien pero que se ha mostrado muy frágil. El año pasado peleó por los mejores gracias a Luis Suárez. Sin el uruguayo, «Balo» tiene ante sí un reto deportivo de enorme magnitud. Tal vez no deba exigirle sus registros, porque pocos delanteros en el mundo puedan igualarlo, pero sí que aporte al equipo, que anote con cierta regularidad y que sea noticia más por su fútbol que por sus excentricidades . No se olvide que Balotelli acaba de cumplir 24 años. Es joven, y todavía merece la pena esperarlo. Ante él, una nueva oportunidad. Tal vez la última.

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