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agricultura

El biocarbón, un abono que combate el cambio climático

Científicos andaluces estudian su capacidad para aumentar la fertilidad del suelo y mejorar las cosechas

El biocarbón, un abono que combate el cambio climático abc

E. navas

El biocarbón, también llamado biochar, es un producto similar al carbón que se produce por el calentamiento de materia vegetal en una atmósfera pobre en oxígeno. Por este procedimiento, denominado pirolisis lenta, alrededor de la mitad del carbono de la biomasa queda almacenado en el biocarbón, de ahí que resulte un material beneficioso como sumidero de CO2 que contribuye a reducir el efecto invernadero.

Sin embargo su uso no es nuevo. Según un estudio de los suelos amazónicos, conocidos como «Terra preta», revela que es un material muy estable que puede permanecer en el suelo entre 500 y 7.000 años. Además se trata de terrenos muy fértiles que sugieren que el biocarbón vendría a mejorar la producción agrícola.

Debido a estas y otras cualidades, los científicos han comenzado a estudiar las caracteristicas del biochar procedentes de distintos residuos vegetales y sus efectos sobre las propiedades del suelo y el crecimiento de las cosechas. Las investigaciones se enmarcan en el Proyecto Biocar, (financiado por el Ministerio de Economia y Fondos Feder) y en las que han participado científicos de las universidades de Córdoba, de la Pablo de Olavide de Sevilla y de la empresa Abengoa. Un reciente trabajo publicado por investigadores de la Universidad cordobesa, desvela algunas de sus características.

Según recogió la revista Biology and Fertility of Soils, los científicos cordobeses analizaron el efecto del biocarbón producido a partir de restos de poda del olivo sobre el cultivo del trigo. Para ello, dividieron una parcela experimental en bloques. A la mitad se les añadió biocarbón en una cantidad de 4 kilos por metro cuadrado, mientras que el otro 50% no recibió tratamiento.

Los resultados revelaron que la adición del biocarbón aumentó la capacidad de retención de agua del suelo y redujo su grado de compactación. «La mejora de las propiedades físicas del suelo puede tener un papel decisivo en climas secos, como el mediterráneo, en el que la baja disponibilidad de agua es un factor limitante para la agricultura», explican sus autores.

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