La hotelera Asur va a liquidación con una deuda de 90 millones
La empresa andaluza no logra alcanzar un acuerdo con sus acreedores, entre los que figura el Banco Popular y Cajasur
Pedro Márquez, juez de lo Mercantil 2 de Sevilla , acaba de firmar el auto de liquidación de la empresa Ámbito Sur Hoteles (Asur), que se disuelve dejando un «roto» de 90 millones de euros a bancos e instituciones. Entre los acreedores figuran el Banco Popular, Cajasur, Sabadell y Sareb (el llamado banco malo), así como la Seguridad Social, la Agencia Tributaria y los ayuntamientos de Lepe (Huelva) y La Línea de la Concepción (Cádiz) . La empresa, cuyo administrador concursal es el bufete Maio Martínez Escribano, se ha visto obligada a pedir su liquidación al no prosperar su propuesta de convenio, que contemplaba el pago a los diez años «sin quita».
La empresa, creada en 2010 por el grupo vasco Bruesa Construcción (también en concurso) y la inmobiliaria nazarena Baremo Área de Inversiones , es dueña de dos hoteles de cuatro estrellas: uno en la Línea de la Concepción (Cádiz) y otro en Islantilla (Huelva), ambos explotados en régimen de alquiler por la cadena Ohtels. Asimismo, posee un parking y 81 apartamentos turísticos en la Línea de la Concepción, dos parcelas en Manilva y un palacio de congresos en Islantilla.
Asur aseguraba que tenía un superávit patrimonial de 4,5 millones de euros, ya que su masa activa era de 98 millones de euros, por lo que entendía que la liquidación era una opción que perjudicaría a los acreedores privilegiados y ordinarios, y especialmente a los trabajadores de los hoteles. Por esa razón, ha intentando hasta última hora salvar su actividad empresarial con un convenio de acreedores que incluía la venta de su hotel de la Línea para lograr fondos, así como rentabilizar otros activos (terrenos y apartamentos turísticos) y cobrar los 23 millones de que reclama al Ayuntamiento de Manilva y Costas .
Asur quería que quien comprase el hotel asumiera las deudas vinculadas a ese bien y se comprometiera a mantener los puestos de trabajo y la actividad empresarial. En el convenio de acreedores se proponía que el pago del hotel se efectuaría abonando directamente los créditos privilegiados que gravan el bien.
En este sentido, el hotel del Campo de Gibraltar y el parking tiene un valor de 21 millones de euros, aunque las deudas asociadas a esa unidad productiva ascienden a 20,7 millones de euros, de los que 19,8 millones corresponden a un crédito privilegiado de Cajasur y 336.245 euros a un préstamo de CaixaBank.
Por otra parte, el hotel de Islantilla está gravado con créditos por 41,5 millones de euros, de los que 38 son del Banco Popular y 2,8 millones del Sabadell. El Popular valoró el establecimiento Ohtels Islantilla en 34 milones de euros.
La propuesta de convenio de acreedores de Asur no ha tenido, sin embargo, éxito, ya que los acreedores no han aceptado el pago a diez años sin quita, máxime cuando los activos más importantes de la sociedad son dos hoteles y en la actualidad el sector turístico vive un momento álgido. Entre los acreedores figuran también instituciones, como la Seguridad Social, a la que debe 2,8 millones de euros; la Agencia Tributaria (1,4 millones) y los ayuntamientos de Lepe y La Línea, con los que tiene pendiente de pago importantes cantidades en concepto de IBI.
Problemas legales
Aunque Asur tiene un importante patrimonio inmobiliario, parte de él está sujeto a regularización urbanística. De hecho, los 81 apartamentos que están en el actual Ohtels Campo de Gibraltar carecen de licencia de primera ocupación y actividad. Como se excedido la superficie construida permitida, están sujetos a una orden de demolición por parte del Ayuntamiento de la Línea de la Concepción y la Junta de Andalucía.
En lo que respecta a las parcelas que Asur tiene en la localidad malagueña de Manilva, su urbanización está pendiente de la aprobación del deslinde del dominio público marítimo-terrestre. Por esa razón, Ámbito Sur Hoteles mantuvo reuniones con el Ayuntamiento y la Demarcación de Costas del Estado , dependiente del Estado, para destinarlos a aprovechamientos turísticos, sin que esas gestiones hayan prosperado.
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