Hazte premium Hazte premium

Verónica Vargas Girón: una sevillana en la élite financiera

Esta ingeniera industrial, que estudió en Entreolivos, es directora en el área de financiación estratégica de Societé Generale y está en el consejo de Pernod Ricard

Verónica Vargas Girón con su familia ABC

LUIS MONTOTO

La ingeniera Verónica Vargas Girón es una de las directivas sevillanas con una carrera internacional más fructífera. En 2015, unos días antes de cumplir 34 años, entró en el consejo de administración de Pernod Ricard , un gigante mundial del negocio de las bebidas con unas ventas de 9.000 millones de euros anuales (gracias a marcas tan reconocidas como las ginebras Beefeater y Seagram’s Gin, los güisquis Ballantine’s y Chivas, el vodka Absolut o los licores Ruavieja). Desde principios de este año también es directora en el área de financiación estratégica y de adquisiciones en Societe Generale Corporate & Investment Banking, en Londres.

¿Qué ha llevado a que esta antigua alumna del colegio Entreolivos forme parte de uno de los consejos empresariales más reconocidos de Francia y sea ejecutiva de primer nivel en una de las grandes entidades financieras de Europa? La trayectoria de Verónica Vargas se entiende al entrelazar su curriculum profesional y su propia peripecia familiar (ya que es bisnieta de Paul Ricard , fundador de una de las dos empresas que forjaron la actual Pernod Ricard).

«Terminé COU en Entreolivos y quería seguir viviendo en Sevilla, así que decidí estudiar Ingeniería Industrial , pues se trataba de una titulación con prestigio y muy exigente», recuerda. Los últimos años de su carrera los realizó en la célebre Escuela Central de París . El nivel de Sevilla era alto, pero en la Escuela Central el plan de estudios estaba mejor orientado a la realidad del mercado. «El trabajo de fin de carrera, por ejemplo, no podía exceder las 50 páginas, porque lo fundamental era cómo se realizaba la exposición y cuál era la esencia de lo que se había investigado; en Sevilla, sin embargo, el mínimo era de 200 páginas… el planteamiento en Francia es más realista, se acerca más a lo que te exigen después en una empresa».

Mercado laboral

Con el título de ingeniera bajo el brazo, su primer trabajo fue en Lafarge, la mayor cementera del mundo, donde realizó un proyecto orientado a las mejoras en la cadena logística, que era la especialidad que había estudiado en la Escuela Central. Fue en 2006 cuando su primo, Alexandre Ricard (que ya apuntaba a ser algún día el presidente de Pernod Ricard) le recomendó que orientara su carrera hacia el sector financiero. «Tuve mucha suerte , ya que era una época expansiva en el sector bancario , las plantillas estaban creciendo y tuve varias ofertas, aunque me decanté por la de Societe Generale Corporate & Investment Banking». La decisión estaba clara: «Sabía que en ese equipo, en el que hoy sigo, podría ganar mucha experiencia en el mundo de las grandes empresas internacionales, aconsejando a grandes clientes sobre su estructura de capital y ejecutando transacciones que han contribuido a la globalización en la que hoy vivimos».

Desde su actual posición en Societe Generale , Verónica Vargas ha tenido la oportunidad de participar y liderar en el análisis y ejecución de movimientos que han marcado la actualidad económica internacional, como la compra de Reynolds por parte de British American Tobacco , una operación de 49.000 millones de dólares en la que hubo que aportar una financiación de 25.000 millones; también en la adquisición de Monsanto por parte de Bayer . Y en otras muchas operaciones que «son de menor volumen pero encierran una complejidad mayor».

Tras una década de experiencia en el sector financiero, en 2015 se produjo la sucesión en Pernod Ricard. Alexandre Ricard asumió el cargo de presidente y CEO de la compañía, Daniele Ricard (abuela de Verónica) que presidía la junta directiva en ese momento, se retiró y Verónica Vargas Girón entró en el nuevo consejo de administración. «Primero sentí una enorme fascinación por estar en el núcleo de las decisiones de la segunda mayor compañía del sector de las bebidas espirituosas en el mundo, pero muy pronto comprendí que sería necesario un aprendizaje permanente para estar a la altura de tal reto», recuerda. Tres años después el balance es muy bueno, ya que «se siente a gusto, con una inmensa motivación y se ha ganado el respeto y la confianza de los otros miembros del consejo».

Que una ingeniera sevillana esté en este prestigioso consejo es fruto, también, de su particular historia familiar. La familia de su madre, Myrna Girón Ricard, estaba muy vinculada al mundo taurino . Myrna acudia con regularidad a Sevilla y allí conoció al rejoneador Antonio Ignacio Vargas , con el que contrajo matrimonio. «Todo lo que he conseguido se lo debo a los valores que me inculcaron mis padres y a la ayuda y apoyo que tengo de mi marido Rui». Al salir de clase en Entreolivos, Verónica Vargas acudía cada tarde a Puerta Príncipe , la finca en la que su padre tenía una escuela ecuestre. «Mi ilusión era participar en el Campeonato Europeo de Salto , entrenaba cuatro horas todas las tardes y después, en casa, hacía los deberes; si no sacaba muy buenas notas no podía acudir a los campeonatos». En la hípica, como en cualquier otro deporte, para estar al máximo nivel había que entrenar muy duro. «Con los estudios y la hípica, mi ambiente de juventud era muy exigente, no podía pasar el domingo con mis amigas en el McDonalds del Cristina , pero los concursos eran muy divertidos».

Han pasado veinte años de aquellos días y en este momento una de sus grandes prioridades es pasar el mayor tiempo posible con sus dos hijos, Inés de seis y Nico de cinco años . «Antes de ser madre trabajaba muchísimas horas, a veces hasta las cinco o seis de la mañana; ahora sigo trabajando mucho pero con mayor flexibilidad, procuro que no haya nada tan importante que no me permita cerrar el ordenador y llegar a casa al menos para acostar a mis hijos, y si hace falta seguir trabajando desde casa».

Verónica Vargas sigue visitando Sevilla, donde vive su madre, hermano y hermana menor. Su otra hermana, ingeniera también, vive y trabaja en Sidney. «He aceptado contar mi historia porque me habría encantado que mi padre hubiese podido leerla y también una persona a la que considero mi abuelo adoptivo, Nicolás Carretero , que sintió un gran orgullo cuando saqué mi ingeniería», afirma. La consejera sevillana de Pernod Ricard cuenta actualmente 36 años, con lo cual aún tiene una larga trayectoria por escribir. «Ahora puedo decir que estoy muy cómoda en el trabajo, quizá ese sea precisamente el momento en el que haya que plantearse nuevos retos», concluye.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación