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AGRICULTURA

Los viñedos que dan vida a Doñana, en peligro de extinción

Las cooperativas se unen en busca de ayudas agroambientales que aúpen un sector vital para este espacio protegido

Viñedos de OnuCoop en el entorno de Doñana ABC

INMA LOPERA

La cooperativa vinícola de segundo grado OnuCoop, que agrupa a las entidades de primer grado de las poblaciones de Almonte, Bollullos, La Palma, Manzanilla, Rociana y Villalba, cultiva prácticamente todo el viñedo del Parque Natural de Doñana , «un cultivo tradicional que aporta a este entorno regulación climática, control de la erosión, contribuye a la formación del suelo y crea hábitats para especies».

Así lo manifiesta Luis Bermúdez, gerente de la cooperativa onubense que alerta de que «pese a que los viñedos forman parte de la economía, la identidad y la cultura de los pueblos de la comarca del Condado, la realidad es que la superficie utilizada para el cultivo se ha reducido en un 83% en los últimos 35 años , pasando de 15.500 hectáreas a 2.615».

Esta pérdida ha generado «diversos problemas ecológicos , incluyendo un aumento de las tasas de la erosión que han afectado negativamente al espacio natural de Doñana, acelerando la colmatación de la marisma y la pérdida de diversos valores ambientales», afirma el gerente.

Por ello, OnuCoop junto con la cooperativa de servicios SeproCoop y la Fundación de la Caja Rural del Sur han impulsado un movimiento y constituido un grupo de trabajo (con el apoyo de otras entidades de ámbito público y privado) para «defender, apoyar y colaborar en el mantenimiento del cultivo tradicional del viñedo de Doñana , persiguiendo que sea una actividad rentable, medioambientalmente sana y socialmente justa».

Desde OnuCoop centran sus esfuerzos en dos vías: por un lado, «buscar el reconocimiento de la importancia del mantenimiento y el crecimiento del cultivo tradicional del viñedo, y que este reconocimiento se traduzca en ayudas directas al agricultor» y, por otro, «el poner en valor comercialmente la calidad y singularidad de unos caldos distintos y únicos», explica el gerente.

En las últimas reuniones de trabajo mantenidas en este mes de junio se ha puesto sobre la mesa la situación de las cooperativas vitivinícolas de Doñana y de sus agricultores, la gran mayoría propietarios de pequeñas parcelas (menos de cinco hectáreas), donde la recolección se realiza de forma manual en el momento óptimo de maduración de la uva, por lo que los costes del cultivo son elevados , superiores a los 3.000 euros por hectárea.

En este sentido, Luis Bermúdez subraya que «los cultivos sólo son sostenibles por la aportación de mano de obra familiar que, debido a la ausencia de relevo generacional, consecuencia de la escasa rentabilidad de las explotaciones agrícolas, tienden a desaparecer con graves consecuencias para los espacios protegidos de Doñana».

Por ello, el grupo de trabajo va a realizar estudios que justifiquen la obtención de una ayuda agroambiental en la nueva Política Agraria Común (PAC) específica para los viñedos de Doñana.

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