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75 cumpleaños del rey

«Me gustaría que me recordaran como el Rey que ha unido a todos los españoles»

Don Juan Carlos hace un balance de su Reinado en la entrevista que ha concedido a TVE con motivo de su cumpleaños

«Me gustaría que me recordaran como el Rey que ha unido a todos los españoles» CASA DE SU MAJESTAD EL REY

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Con motivo de su 75 cumpleaños, Su Majestad el Rey ha concedido una entrevista a TVE , realizada por el periodista Jesús Hermida, en la que Don Juan Carlos ha valorado los logros y las insatisfacciones de sus 37 años de Reinado. En ella, Don Juan Carlos afirma que «me gustaría que me recordaran como el Rey que ha unido a todos los españoles». Por su interés, a continuación reproducimos el texto íntegro:

—Majestad, estamos en víspera de un día señalado: el día en que cumple 75 años. Permita que le felicite ahora, como estoy seguro de que harán muchos, muchos, muchos españoles en su pensamiento y en su corazón mañana, y permítame preguntarle ¿qué tal se siente, en estos momentos?

—Muy satisfecho, agradezco tu felicitación y agradezco sobre todo el apoyo que he tenido durante tantos años de los españoles, que me han seguido para hacer lo que hemos hecho, y adonde hemos llegado. Pero, sobre todo, me encuentro en buena forma, con energía y, sobre todo, con ilusión para seguir adelante y afrontar los retos que tenemos por delante, buscando el mayor consenso entre los españoles para poder afrontarlos.

—Majestad, ¿cómo definiría su ayer, su hoy y su mañana?

—No es fácil lo que preguntas a bote pronto, así, dicho de paso. Pero yo, recapacitando un poco rápidamente, diría que el ayer, sobre todo, (supuso) un compromiso, porque no estaba y un compromiso. Luego, el resto de mi vida central, un esfuerzo, que hay hoy en día, y el mañana diría yo una esperanza, porque todos tenemos la esperanza en que todo vaya mejor.

—Vuestra Majestad es, diría yo, el centro, el eje o la referencia de toda una generación. ¿Qué retrato haría Vuestra Majestad de su generación?

—Bueno, la mía, que es la tuya también, la nuestra. Bueno, yo diría que ha sufrido mucho, ha tenido que hacer un gran esfuerzo, ha trabajado mucho para conseguir lo que hemos conseguido, y sobre todo, está preocupada, interesada, en dejar una herencia a los que vengan, a la nueva generación, y ha aprendido de los errores de otros.

—¿Cuál sería, según Vuestra Majestad, la satisfacción?

—La satisfacción de haber conseguido lo que hemos conseguido los españoles, que me han apoyado en toda esta obra y en unos momentos difíciles, y el éxito de haber conseguido todos juntos esta España moderna, democrática y solidaria que hemos conseguido.

—¿Se puede hablar también de insatisfacciones?

—Sí que se puede porque son muchos años y siempre hay insatisfacciones. Una de las mayores insatisfacciones es haber tenido que aguantar tantos años la violencia terrorista. Luego, el hecho de que aunque hemos conseguido bastantes cosas, todavía nos falta por conseguir una España más igualitaria y más justa.

—¿De qué se sentiría Vuestra Majestad más orgulloso?

—De muchas cosas, pero especificando o concretando un poco, yo creo que es el orgullo de haber cumplido con mi deber como español y como Rey durante tantos años, durante todos estos años de mi Reinado.

—Majestad, ¿qué sacrificio se ha tenido que hacer?

—Yo creo que nuestra generación ha tenido que hacer muchos sacrificios para llegar a donde estamos. Pero principalmente es el haber conseguido unirnos y, entonces, juntos, haber hecho el camino que hemos hecho. Claro que nos hemos dejado cosas en el camino, seguramente, y que no estamos del todo satisfechos con lo que se ha conseguido. Todavía hay que conseguir mucho más.

—¿Qué nombre le podríamos poner a nuestra generación?

—Yo creo que ya le han dado muchos nombres, le han llamado muchas cosas, pero creo que hay un nombre que no se ha dicho, que es la generación de la libertad, realmente pasar de un sistema a otro no es fácil. Yo creo que ya eso es un hecho muy importante.

—¿Y el legado, Señor? ¿Cómo ve ese legado que, como generación, dejaremos a los que vienen detrás de nosotros?

—Bueno, creo que el trabajo, parte está hecho: la generación nueva está ahí, ya está trabajando. Hay muchos jóvenes que están saliendo adelante. Otros tendrán problemas pero yo creo que, en general, es una generación muy preparada y que tendrá esfuerzo, tendrán que ser solidarios con lo que se ha hecho, y seguir adelante y tratar de mejorarlo, y tratar de configurar del todo lo que se ha hecho, porque nunca una obra yo creo que está acabada, y menos una obra política. Creo que se puede seguir y se puede mejorar.

—Si hablamos del presente, de la España de hoy, ¿qué diagnóstico haría de su situación actual?

—Es una España moderna, democrática, solidaria, lo he repetido antes y lo vuelvo a repetir y, sobre todo, comprometida con lo que se está haciendo. La veo con problemas graves, en crisis económica pero, sobre todo, veo la intención de salir adelante a pesar de todo lo que está ocurriendo.

—Y de todo lo que ocurre en España hoy, ¿qué es lo que más le preocupa o, incluso, quizá, me atrevo a decir, le duele?

— Te diría que primero hay muchas cosas que pueden preocupar, pero resumiendo un poco, alguna de las cosas que más pueden preocupar y que está en la mente de muchos españoles es la falta de trabajo, que lleva a que millones de familias no puedan vivir con dignidad. Y eso hace que los jóvenes tengan que salir fuera de España a buscar trabajo, a buscar lo que puedan, a trabajar fuera, nos duele mucho, a mí me duele muchísimo. También, aparte del trabajo, veo las intransigencias que conllevan maximalismos y, a lo mejor, políticas que no nos convienen mucho, que son políticas rupturistas. Creo que en estos momentos a España no le conviene nada. Conviene unidad y que estemos todos unidos a un futuro y a una idea.

—¿Cuál sería, Majestad, la principal virtud de España como país y de los españoles como conjunto de individuos, de personas, y también cuál sería el principal defecto de España como país y de los españoles?

—Yo diría… Es curioso, uniría las dos: Yo creo que la virtud que tenemos es la pasión, somos muy apasionados los españoles. Vamos, creo no equivocarme. Y el defecto, siempre se ha dicho que era un poco la envidia, pero creo que no, que es la pasión también. O sea, pasión en lo bueno y pasión en lo malo. Hay que combinar los dos.

—¿Qué es lo que queda por hacer y, especialmente, qué es lo más importante que queda por hacer?

—Por un lado, empezaría diciéndote que hemos ganado la libertad y el bienestar los españoles, pero queda camino por recorrer en la igualdad de los españoles y una cosa que falta yo creo que es la vertebración del Estado.

—Majestad, ¿cómo le gustaría que le recordase la Historia?

— Tú me lo preguntas de esa forma y yo te digo, con toda sinceridad, que a mí no me gusta hablar de mí mismo. Pero, siendo sincero, a mí me gustaría que me recordaran como el Rey que ha unido a todos los españoles y que con ellos ha conseguido recuperar la democracia y la monarquía.

—Si no me equivoco, Vuestra Majestad fue coronado Rey hace 37 años, un mes y trece días, a fecha de hoy; pero estoy seguro de que el tiempo no ha logrado borrar de su memoria ni los recuerdos ni los sentimientos, incluso los más personales y más íntimos, que experimentó aquel sábado 22 de noviembre de 1975.

—Bueno, de los principales, siempre se acuerda uno, ¿no? Y cuando me dieron la noticia, realmente fue un mazazo, como si dijéramos, pero, al mismo tiempo, muy emocionado, sobre todo, de la responsabilidad que me caía encima de entroncar una monarquía, con otro sistema, después de cuatro décadas. Y, claro, yo quería demostrar a los españoles lo que iba a hacer o lo que yo esperaba que fuera mi Reinado en aquel momento. Por eso, era muy importante que, en el discurso de entrada, que fue el primero en las Cortes, dijera que quería ser un sistema para todos y, sobre todo, un Rey de todos los españoles. Yo me quedé muy satisfecho y tranquilo de lo que dije en aquellos momentos porque me di cuenta de que muchos de los que estaban allí, a veces no muy proclives a la Monarquía, pero se dieron cuenta de que era lo que teníamos que hacer y a dónde teníamos que ir.

—¿Alguno de aquellos momentos ha dejado una huella perenne, alguna huella especial en su memoria?

—Bueno, más que especial, yo diría que ha dejado una huella que es, por ejemplo en lo familiar: el ver crecer a los hijos —luego salen los nietos y le hacen a uno pensar que está más viejo (o más mayor, diría yo)—. Pero también lo que le duele a uno o la insatisfacción grande es la cantidad de muertos que ha habido por la violencia terrorista, cerca de mil. Y eso se queda dentro permanentemente.

—Un día, de hace 19 años, le vimos Señor al borde de las lágrimas por un sentimiento muy humano: el fallecimiento de su padre, el Conde de Barcelona. En este punto de su vida, ¿cómo le recuerda?

—Yo primero te diría que no fue al borde de las lágrimas, fueron lagrimones de verdad, porque, claro, te dabas cuenta, primero, de que se te había ido el padre —el que te ha enseñado, el que te ha llevado, el que te ha guiado de pequeño, el que te ha dado buenos consejos y te ha dicho qué hacer y por dónde ir en la vida—. Luego te das cuenta de que se ha ido el amigo, y luego te das cuenta de que se ha ido, pues, una persona que, como padre, te deja en la primera línea del frente y de repente ves: «Ahora eres tú».

Pero se me ha quedado muy grabada la parte humana que tenía mi padre, yo creo que no bastante reconocida o conocida por la gente, a pesar de los libros que se han escrito. Una persona que tuvo su vida dedicada a España, no pensaba más que en España y a mí me trasladó este amor, este afecto y esa lealtad a España. Y me dijo siempre: «Tienes que acordarte de ser Rey de todos los españoles». Tenemos que ser Reyes de todos los españoles porque es la única forma de hacer que España salga adelante y podamos trabajar en el futuro.

Pero fue una vida dedicada a España, con sacrificios económicos, familiares, personales, de cambio de países. Hemos cambiado cinco veces: nací en Roma, luego estuve en Suiza, luego en Portugal y luego en España, cuatro; pero siempre de un lado para otro y eso le crea a uno un carácter. Yo siempre estuve muy unido a mi padre, y el me hablaba mucho, me decía mucho y me aconsejaba muchísimo. Y la época de Rey, fue un gran amigo y un gran consejero y fue un leal consejero. Realmente es difícil de decir que la generación más mayor o más vieja respetará a la más joven, pero fue así, y yo creo que ese es también el espíritu de la Monarquía.

Y te agradezco que me hayas permitido hablar de mi padre porque realmente me ha llegado siempre muy adentro lo que ha sido para mí.

—Este mismo mes de enero, dentro de 26 días, vamos a celebrar otro aniversario, que es el 45 cumpleaños de Su Alteza Real el Príncipe de Asturias, que representa ya a otra generación. ¿Podría, Señor, describirnos cuáles son los rasgos más sinceros, más importantes, más especiales en la personalidad del Príncipe?

—El Príncipe, aparte de que como hijo yo te digo que es una bendición del cielo y una persona encantadora, como hombre es de una gran honestidad intelectual, muy preparado, muy trabajador y luego es muy leal, muy leal sobre todo a mí. Por supuesto, hablamos mucho, comentamos muchas cosas y eso hace que haya mucha convivencia entre los dos. Y me ayuda mucho, le pregunto cosas y luego él está muy preparado. Yo diría que de los Príncipes de Asturias de la historia de España —está mal decirlo, presumir, pero presumo de hijo—, yo creo que es el mejor preparado que ha habido hasta ahora. O sea que podemos tener confianza, seguridad y, sobre todo, sabemos que tenemos ahí a alguien preparado.

—Y bien, Señor, Vuestra Majestad ha dedicado, dedica y —eso lo sabemos— seguirá dedicando toda su vida a España y los españoles. Algo así debe producir una gran satisfacción, pero permítame una pregunta, Señor: ¿A pocas horas de cumplir 75 años, se siente Vuestra Majestad satisfecho?

—Yo, más que satisfecho, te diría que me siento afortunado, porque los esfuerzos que hemos hecho han dado sus frutos y yo creo que los españoles están, en general, satisfechos de lo que hemos conseguido. Y que hay más por conseguir, por supuesto, pero ahí está, como hemos hablado ya, la próxima generación, que tendrá que seguir el camino que hemos abierto y que hemos recorrido. Pero hay un punto de insatisfacción que son los problemas que tenemos hoy en día, que me preocupan y, sobre todo, me ocupan.

—Vuestra Majestad habló en su mensaje de la confianza como estímulo. Hace unos años hemos oído con frecuencia, en España y fuera de España, y en ámbitos tan distintos como el deporte y la política, una palabra que suena a consigna colectiva de confianza y esperanza. La palabra es «podemos». Tal como están las cosas, Señor, ¿cree que los españoles deberíamos levantarnos cada mañana, mirarnos a nosotros mismos, y decirnos con esperanza y con confianza que podemos, que sí podemos, que todos juntos podemos?

—Yo creo que, por supuesto, juntos podemos y lo que hay que recuperar del todo es la esperanza y la confianza en nosotros mismos y, sobre todo, la confianza en España. Y que juntos podemos. Hemos salido de otras muchas cosas, imagínate en 37 años lo que no hemos visto, y que juntos, todos estos años hemos vivido muchas cosas.

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