Los doce episodios que desmontan la mitología catalanista
Restos romanos de Barcino

Los doce episodios que desmontan la mitología catalanista

ABC repasa los capítulos más significativos de la historia hispánica común

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ABC repasa los capítulos más significativos de la historia hispánica común

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  1. La primera corte se constituyó en Cataluña

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    Ataúlfo y Gala Placidia se pueden considerar los primeros reyes hispánicos y los fundadores del reino godo de Hispania como unidad política independiente de Roma, ya que en el año 415, en Barcelona, fundan legalmente y ponen la primera piedra de España como Reino y Nación. Es por esta razón que se podría decir que España nace siglos antes de la creación de entidades hispánicas como Castilla, Cataluña, León o Aragón, productos de los avatares, circunstancias y dinastías de la reconquista cristiana, que buscaban la restauración del reino de España que más tarde sería recordado como la Patria Hispana, que era a su vez el patrimonio y el territorio propio del rey de la nación goda.

    Y la primera corte de esa "Patria Hispana" se constituyó en Cataluña. Ataúlfo, rey visigodo, y primer rey de España junto con Gala Placidia, primera reina, establecieron su corte en Barcelona. El rey aportó el poder militar y la necesidad de establecer a su pueblo en su soñado lugar definitivo. La reina fue su gran valedora y legitimadora frente al imperio romano. Hábil política, aportó su conocimiento de los resortes del poder. Así, el nuevo reino de Hispania resolvía dos grandes problemas para el acosado imperio: encargaban al pueblo godo la expulsión de Hispania de los invasores suevos, vándalos y alanos y Roma se deshacía de su permanente amenaza, ya que los visigodos habían invadido el imperio y la misma Roma.

  2. El objetivo común era la reconquista de España

    Los condados catalanes se crean entre los siglos IX y X y con el tiempo conformaron Cataluña. Nacen por la misma época y con complicaciones sucesorias similares que los condados de Castilla o Aragón, más tarde elevados a reinos. Por matrimonio, compartieron soberano con Aragón y Sicilia y, por conquista, con Valencia y Mallorca. El concepto de Corona de Aragón, moderno, puede llevarnos a confusión, ya que es un solo soberano el que tiene los territorios y los gobierna conforme a los fueros de cada uno. Tras la unión del Conde Ramón Berenguer IV con la reina Petronila de Aragón en 1137, se une Cataluña y Aragón.

    Los condados de la marca hispánica —cuyos habitantes eran conocidos como "spagnuls"— y sus vecinos peninsulares tenían una misma meta y ambición: la reconquista de España y la restauración del reino como lo fue en época goda, rota por la invasión. Así lo prueban hechos, matrimonios entre las dinastías peninsulares y citas, culminando con el matrimonio de los Reyes Católicos.

    Barcelona fue liberada en el 801 por las tropas de Luis el Piadoso en nombre de su padre Carlomagno. Diez condes fueron nombrados hasta la llegada de Wifredo el Velloso de la estirpe hispanogoda. Con la muerte de Martin I "el Humano" en 1410 se extingue la linea agnaticia de los Condes de Barcelona y Reyes de Aragón y pasa en 1412, por el Compromiso de Caspe, a Fernando de Antequera, hijo de Leonor de Aragón y nieto de Pedro III el ceremonioso.

  3. Para Jaume I, Cataluña era «el mejor reino de España»

    La creación y desarrollo de los diferentes reinos hispánicos no niega la conciencia de pertenencia a una comunidad histórica, de la que Cataluña no fue una excepción. Este hecho quedó constatado en los trabajos de los cronistas medievales de la Corona de Aragón y muy especialmente de Cataluña, donde existe la conciencia de la pertenencia a una España plenamente definida mucho antes de la llegada de los musulmanes, e, incluso, de los godos. Así se ve por ejemplo en las "Ystories d’Espanya, les conquestes d’Espanya" que dedica capítulos a los primeros pobladores de Spanya y los reyes de Espanna, en el anónimo de los Gesta Comitum Barcinonensium, en el Recort de Gabriel Turell, que hace referencia a "tanta bella obra como se muestra en España" o en el "Libre de feyts d’armes de Catalunya" del pseudo Boades que repetidamente habla de "esta tierra nuestra de España que se llama Cataluña".

    Como apuntó Maravall, "España es un ámbito de poder regido solidariamente por varios reyes". Así, en la crónica de Jaume I se habla de Cataluña como "el mejor reino de España, el más honrado y más noble", o en la de Muntaner que comenta de los reinos de España que "si son una carne y una sangre y llegasen al entendimiento (…) tomarían todo el otro poder del mundo". ¿Es España un concepto únicamente geográfico o tiene una connotación de identidad? Joan Margarit afirma en su Paralipomenon Hispaniae que su obra "surge del puro amor a mi patria" en referencia a España de la que dice que su antigüedad es mayor que la de ninguna otra nación europea.

  4. La Cataluña renacentista, «en hermandad» con España

    El Rey Católico y con él los Austrias, sus sucesores, son las únicas figuras que han logrado ganar la absolución del pecado de anticatalanismo en los últimos tiempos. En efecto, hasta los años 30, la excomunión de la historia de España empezaba en 1412 con el Compromiso de Caspe, pues en él se había consumado el crimen de instaurar en Cataluña una dinastía castellana: los Trastámara. Un ejemplo lo tenemos en el libro " La Iniquitat de Casp", publicado en 1930 del arquitecto e historidador Domènech i Muntaner.

    El Rey Fernando fue el genio ordenador de la Cataluña del Renacimiento, pórtico de la Edad Moderna, todo ello en hermandad con Castilla y mezclando las dos tradiciones dinásticas en una común política que ya fue percibida en Europa como española.

    Fernando II de Aragón solucionó el peliagudo problema constitucional catalán que había originado una guerra civil entre 1462-1472. Instauró el recurso de contrafacció (inconstitucionalidad) a dirimir ante la Real Audiencia para los conflictos entre el Rey y la Generalitat, entre otras medidas. Previendo que el centro de gravedad de España estaría en Castilla, y para salvaguardar las particularidades de la Corona de Aragón dentro de la común política española, Fernando el Católico creó el Consejo de Aragón en 1494, que en la Corte velaría por el encaje catalán, aragonés y valenciano en la administración de la monarquía.

  5. Cataluña aportó religiosos, gobernadores y virreyes

    Fray Junipero Serra
    Fray Junipero Serra

    Uno de los mitos más extendidos en la historiografía romántica catalana es su supuesta exclusión en la empresa americana, imagen absolutamente falsa. como el propio Vicens Vives reconoce en Notícia de Catalunya: "Es absurdo el lamento que tanto vuelo tomó a finales del siglo XIX respecto de la exclusión deliberada de los catalanes del comercio de América". A partir del segundo viaje de Colón, la presencia de catalanes fue general: el padre Bernat Boïl le acompañó junto a 12 monjes del monaterio de Montserrat, siendo encomendado Vicario Apostólico de las Indias Occidentales. Las tres primeras iglesias fundadas en América por los españoles fueron dedicadas a Montserrat, y a las patronas de Tarragona y Barcelona, Santa Tecla y Santa Eulalia.

    Pere Margarit fue el jefe militar de la expedición y gobernador de la fortaleza de Santo Tomás; Miquel Ballester fue alcalde de la fortaleza de la Concepción de Vega Real en la Isla de Santo Domingo, siendo el primero en extraer caña de azúcar en el año 1505.

    En el ámbito político destacan como gobernadores Pere Fages y Gaspar de Portolà (California), Esteve Miró (Tucumán), Ignasi Sala (Cartagena de Indias), Pere Carbonell (Venezuela) o Joaquim d’Alòs (Paraguay). Y como virreyes están Gabriel Avilés (Reino de la Plata y del Perú), Antoni Oleguer (Río de la Plata), Francesc Romà (Yucatán) o el famoso Manuel Amat, virrey del Perú y descubridor de Tahití. Pero si ya Carlos II había concedido a Barcelona la categoría de puerto franco para comerciar con las Américas, el XVIII fue el gran siglo para los catalanes en América, con un boom económico y comercial sin precedentes para Cataluña.

  6. «Viva el Rey de España y muera el mal gobierno»

    Revuelta de los segadores
    Revuelta de los segadores

    La revuelta de los segadores ha sido utilizada por la historiografía nacionalista catalana como una "revolución nacional" catalana contra la opresión de la monarquía española, una imagen de una Cataluña levantada contra España y luchando por su libertad. Es absolutamente falsa.

    El proceso fue mucho más complejo. A los problemas del alojamiento de tropas, del aumento de los impuestos y de los planes de Olivares de reformar las instituciones del principado y de toda España, había que añadir una revolución social preexistente que se extendía del campo a la ciudad: las rivalidades entre bandoleros, el odio de los pequeños agricultores contra los nobles y las enemistades de los ciudadanos contra las oligarquías sociales explotaron en una auténtica revolución social incontrolable.

    Así, lo que había comenzado siendo un alzamiento controlado en Barcelona, pronto se convirtió en una revolución con aspectos de guerra civil incontrolable que afectaba a todos los "ricos", a los aristócratas y nobles de las principales ciudades y a todos los que detentaban autoridad, que eran considerados como traidores. Este era el sentido al grito de "Viva el Rey de España y muera el mal gobierno". El líder de los segadores, Rafael Goday, era una preso común recién fugado de la cárcel al que la Real Audiencia había condenado a muerte días antes. La confusión fue aprovechada por Pau Claris para imponer su solución.

  7. Los borbónicos catalanes se impusieron en 1714

    La disputa por el trono español enfrentó a media Europa
    La disputa por el trono español enfrentó a media Europa

    La decadencia del Gran Imperio de los Austrias españoles en la segunda mitad del reinado de Felipe IV, seguida de la de Carlos II, tuvo, obviamente, gran repercusión en Europa y por extensión en el continente americano. El medio siglo de preponderancia francesa, fundamentado principalmente en la decadencia hispánica y la aparición de nuevas potencias en el norte y este de Europa, reclamaban un nuevo orden internacional.

    Francia mantuvo con España bajo Carlos II tres guerras. En la última llegó a tomar Barcelona (1697), pero luego se reconcilió y supo captar la voluntad del monarca, que en su testamento de 25 de octubre de 1700 deja todas sus posesiones al nieto de Luis XIV y de María Teresa Infanta de España, Felipe, duque de Anjou. Parece que Carlos II creyó que podría mantener la totalidad de la herencia española.

    Enfrente, el emperador de Alemania, Leopoldo, deseaba que, como jefe de la rama menor de los Austrias se sentara en el trono de España su hijo segundo, el archiduque Carlos, también nieto de una infanta de España.

    La guerra fue inevitable y media Europa, encabezada por Austria e Inglaterra, se alió en 1701 contra Francia y España. La guerra, que duró hasta 1713, tuvo alternativas diversas pero tanto en Italia como en los Países Bajos ganaron los aliados y en España y América triunfaron los Borbones.

    Un sector de Cataluña, engañado por las promesas inglesas, que querían abrir un segundo frente en la Península, se sublevó en 1705 contra Felipe V y finalmente sucumbió el 11 de septiembre de 1714. El giro inglés fue la sentencia de muerte de las aspiraciones de los austracistas catalanes.

  8. Cataluña es favorecida por los monarcas

    La historia del siglo XVIII en Cataluña es el mejor desmentido a una premeditada política anticatalana por parte de los Borbones a lo largo de la centuria. La primera negación es respecto a la unanimidad catalana contra Felipe V pues muchos catalanes fueron fieles al rey Borbón, manteniéndose firmes al juramento prestado en las Cortes de Barcelona de 1701-1702 que reconocía a Felipe V señor del Principado. El ejemplo de Cervera asevera lo expuesto.

    En el Real Decreto de Nueva Planta de Gobierno del Principado de Cataluña de 16 de enero de 1716 hay ciertamente elementos de castigo a una rebelión considerada como una traición, pero tiene también elementos renovadores y racionalizadores de la estructura política, administrativa y financiera de la Cataluña de los Austrias. El resultado se vio a final de siglo y el balance fue altamente positivo.

    La prueba más patente del despegue catalán fue el salto demográfico, único en su historia, pues Cataluña pasó de 400.000 habitantes en 1717 a más de 800.000 en 1787, es decir, duplicó la población en setenta años. Por su parte Barcelona, casi la triplicó. En el plano económico, el Principado se sitúa a la cabecera industrial de España con la fabricación de los estampados de algodón llamados "indianas". Así se desarrolló un importante comercio con América y la primera fuente de ingresos de la monarquía a mitad de siglo fueron los derechos de aduana que superaron al catastro. Con esto quedó patente lo beneficiosa que fue para la economía catalana la libertad de comercio decretada con América.

  9. La primera derrota de Napoleón fue en el Bruch

    La Guerra de la Independencia Española (1808-1814) enfrentó a España contra el Primer Imperio Francés. Napoleón conocía bien la desunión de los "partidos" de la corte y logra las abdicaciones de Bayona, el secuestro de la famila real para instalar en el trono español a su hermano José Bonaparte. La guerra tiene su origen en el Tratado de Fontainebleau (27 de octubre de 1807). Manuel Godoy preveía la invasión de Portugal con tránsito de las tropas francesas aliadas por España. Con ello, Napoleón obtiene el control miltar "como aliado" de las principales plazas de España.

    El detonante de la guerra son los hechos del 2 de mayo de 1808 en Madrid. La población, resentida, decide enfrentarse a las tropas imperiales, aún en contra de su propia Junta de Gobierno. La difusión de las noticias de la brutal represión y de las abdicaciones de Bayona del 5 y 9 de mayo se extendieron por el famoso llamamiento del alcalde de Móstoles a declarar la guerra a Napoleón.

    Destaca Lérida con la "Sacramental" del 28 de mayo, la primera ciudad de España que se organiza legalmente en defensa de España y de su rey legítimo, creando una Junta de gobierno y una milicia armanda. La guerra se desarrolló en varias fases. Destacó por el surgimiento de la guerrilla que, junto con los ejércitos regulares aliados dirigidos por Wellington, provocaron el desgaste progresivo de las fuerzas bonapartistas.

    Hubo éxitos de las fuerzas españolas en verano de 1808, con la Batalla del Bruch, primera derrota de Napoleón en la Historia, Bailén y las Gloriosas las resistencias de Zaragoza, Gerona o Valencia.

  10. Voluntarios catalanes lucharon en Tetuán y Cuba

    El siglo donde la vocación hispánica de Cataluña se expresa con mayor fuerza es el XIX. La historia habla sin tapujos del patriotismo español de la mayoría de catalanes durante un siglo convulso. La nación española contemporánea empieza a delimitarse en las Cortes de Cádiz. Mientras una mayoría de catalanes se oponía y combatía la ocupación francesa, un grupo destacado de dirigentes catalanes participaba activamente en las Cortes de Cádiz, que sentarían las bases para el desarrollo de una nación liberal moderna. El catalán Ramón Lázaro de Dou fue su primer presidente y Antoni Campmany, uno de sus protagonistas más destacados.

    En Cataluña se gestaron muchas de las propuestas –más o menos acertadas- de renovación política, social y cultural de España. El general Prim fue el muñidor del pacto revolucionario que acabó con el reinado de Isabel II y fue el principal valedor del monarca Amadeo de Saboya. Unos años antes, Prim había encabezado las tropas españolas en África, logrando la toma de Tetuán. Bajo sus órdenes formaba un notable batallón de voluntarios catalanes, a los que Prim arengaba en catalán recordándoles que eran "el orgullo de la patria". Es también conocido el cuerpo de voluntarios catalanes que luchaba en Cuba "por la honra de España".

    También serían catalanes algunos de los principales dirigentes de la Primera República: Figueras y, sobre todo, Pi y Margall, adalid del federalismo republicano en España. Ambos ocuparon la jefatura del Estado.

  11. El surgimiento del espíritu del doble patriotismo

    La semilla del romanticismo herderiano encontró en Cataluña una tierra fértil para su implantación. En el tercer decenio del siglo XIX, se gestó en Cataluña un movimiento cultural que reivindicó la historia, la lengua y las leyes propias. Suele fijarse como fecha de inicio del Renacimiento cultural (Renaixença) el año 1833, cuando Bonaventura Carles Aribau publicó su Oda a la Patria.

    La Renaixença fue una fuerte pulsión intelectual por redescubrir y revitalizar la identidad cultural catalana. En el fondo del movimiento late la concepción romántica de que la lengua es el alma del pueblo. Así, los impulsores del Renacimiento recorrieron pueblos y valles a la búsqueda de expresiones y palabras genuinas. Siguiendo otra idea de corte romántica, los renaixentistes propugnaron la recuperación del derecho catalán, entendiendo que el derecho contiene la arquitectura del espíritu popular. Otro de los ejes del proyecto Renaixentista fue la recuperación de la historia. El historiador Víctor Balaguer lamentaba que la historia de España se redujera a las gestas de Castilla y se propuso desenterrar los principales cuadros históricos de la historia catalana.

    De todos modos, si bien la Renaixença tuvo tonos displicentes con Castilla, no fue un movimiento antiespañol. Los historiadores han subrayado el "doble patriotismo" que caracterizó al periodo. Por un lado, una defensa acérrima de la identidad catalana. Por otro, un compromiso claro con el proyecto nacional español. Prueba de ello es la biografía de dos de los grandes padres de la Renaixença. El autor de la Oda a la Patria coordinó pocos años más tarde la monumental Biblioteca de Autores Españoles. Víctor Balaguer, a su vez, ocupó cargos ministeriales en el Gobierno de España.

  12. Barcelona, importante foco regeneracionista español

    Homenaje en 1918 a Prat de la Riba
    Homenaje en 1918 a Prat de la Riba

    A lo largo de los últimos cien años, España ha sufrido una profunda transformación, en muchas ocasiones promovida por catalanes. Barcelona fue uno de los principales focos regeneracionistas tras la pérdida de Cuba y Filipinas. El reformista Polavieja, por ejemplo, encontró en la burguesía catalana un buen aliado. Una parte importante de los sectores regeneracionistas barceloneses se acabarían integrando en la Lliga Regionalista, que no sólo defendió la autonomía de Cataluña, sino también una amplia modernización de España. Cambó, líder regionalista, fue ministro y combatió tanto el centralismo como el independentismo. Cataluña se situaría también en la vanguardia de las propuestas revolucionarias para España. La Federación Catalana fue siempre la más potente dentro de la CNT. En Barcelona se editaba el diario anarquista de cabecera para toda España, Solidaridad Obrera. Dirigentes catalanes tuvieron un papel destacado en la instauración de la Segunda República y algunos líderes de ERC ocuparon Ministerios.

    Los documentos escritos y gráficos revelan que en Cataluña hubo también un extenso franquismo sociológico y político. Franco contó en sus gobiernos con 18 ministros catalanes, como Laureano López Rodó, que diseñó los planes de desarrollo que permitieron el despegue económico de España en buena medida aupado por la potente industria catalana. También hubo antifranquistas, articulados por el PSUC. Miquel Roca y Jordi Solé Tura fueron padres de la Constitución. Cataluña se volcó e impulsó la Transición. El apoyo electoral en Cataluña al proyecto constitucional superó el 90 por ciento.

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