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Magdalena Álvarez: de lady Aviaco a Ms. ERE

La trayectoria de la exministra de Fomento ha seguido una estela ascendente a pesar de su propensión natural a crearse problemas donde no los hay, sólo comparable a su afición por las travesías aéreas

Magdalena Álvarez: de lady Aviaco a Ms. ERE raúl doblado

A. R. VEGA

Ni «partía» ni «doblá». La trayectoria de la exministra de Fomento Magdalena Álvarez (San Fernando, Cádiz, 1952) ha seguido una estela ascendente a pesar de su propensión natural a crearse problemas donde no los hay, sólo comparable a su afición por las travesías aéreas.

Siendo consejera andaluza de Hacienda (lo fue desde 1994 a 2004 con Manuel Chaves), protagonizó un sonado escándalo que a punto estuvo de costarle el puesto cuando salió a la luz que había solicitado 444 billetes gratis como consejera de la extinta compañía aérea Aviaco. Pero la correosa consejera, que se ganó el título burlón de «lady Aviaco», salió indemne del envite y jamás dio explicaciones en el Parlamento andaluz.

Tras meter a Chaves en otro jardín con su fracasado empeño de crear una caja única en Andalucía, el expresidente andaluz la recomendó como ministra. Tras su controvertido paso por el Gobierno de Zapatero, donde en tres años (2006/09) utilizó 114 veces el transporte aéreo militar, salió elegida eurodiputada del PSOE en 2009 con un sueldo de 7.500 euros al mes y otro tanto para asistentes y dietas.

Los pasillos parlamentarios de Bruselas y Estrasburgo pronto se le quedaron pequeños a esta política de altos vuelos, que logró su primer contrato en 1979 como inspectora de Finanzas del Estado. La siguiente escala fue la Vicepresidencia del Banco Europeo de Inversiones en julio de 2010 sustituyendo a Carlos Da Silva Costa.

Un destino dorado en el paraíso fiscal de Luxemburgo que consiguió a pesar de su caótica gestión durante los temporales que azotaron en España. Su nómina (22.963 euros al mes) la mantiene a salvo de las estrecheces de la crisis.

Al salario base, que triplica el PIB per cápita luxemburgués, hay que sumarle dietas por alojamiento que equivalen al 15% de su sueldo y 991 euros al mes como gastos de representación. La declaración de bienes que difunde el banco da prueba de su desahogada situación económica. Tiene a su nombre cuatro pisos repartidos por cuatro ciudades (Sevilla, Madrid, Estepona y Málaga), una casa en Benalmádena y siete aparcamientos, de los que podría verse desprovistos si prospera la imputación de Alaya.

Su gestión como promotora del sistema de los ERE ha dejado una estela de turbulencias que sigue sin aclarar. Con todo, la exministra disfruta de un privilegiado tren de vida del que no está dispuesta a apearse. Pero la juez Mercedes Alaya, incisiva y correosa como ella, no se lo va a poner fácil.

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