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Miguel Boyer

El superministro en el maletero de un coche

El comienzo de la relación entre Miguel Boyer e Isabel Preysler dio lugar a un principio: cualquier rumor, por disparatado que parezca, puede ser cierto

El superministro en el maletero de un coche EFE

por rosa belmonte

El comienzo de la relación entre Miguel Boyer e Isabel Preysler dio lugar a un principio: cualquier rumor, por disparatado que parezca, puede ser cierto. Ambos estaban casados. Boyer, con Elena Arnedo, ginecóloga, feminista, hija de la escritora Elena Soriano (fundadora de la revista «El Urogallo»). Preysler, con el marqués de Griñón, su segundo marido tras haberse divorciado de Julio Iglesias. En aquella época de encuentros secretos, Isabel fue a un programa de televisión donde le preguntaron quién era más fiel en un matrimonio. «Yo pondría una x», dijo quien se veía con el ministro de Felipe González. «La china» y el superministro. Era verdad y lo ha sido durante más de 25 años.

Miguel Boyer entraba en Arga 1, domicilio de los Griñón, escondido en el maletero del coche. La boda tuvo lugar el 2 de enero de 1988 en los juzgados de la calle Pradillo a las nueve de la mañana (Ana nacería en abril del 89). Carlos Falcó había abandonado el hogar familiar en julio de 1985, el mismo mes de la dimisión de Boyer. De la pareja se hablaba mucho. Raúl del Pozo escribió en «Interviú» en 1982: «El crecimiento de Miguel Boyer se esboza en la alcoba de Isabel Preysler». Y Fernando Morán aludió en el Club Siglo XXI a quien traicionaba su ideología «por una bella oriental».

El romance se hizo público en 1985 (las primeras imágenes juntos son de 1986). Preysler contó en «Vanity Fair» que la clandestinidad la sobrellevaron con mucha organización. Aunque la primera vez que salieron a cenar a un restaurante, en las afueras de Madrid, ella nerviosa, se presentó un autobús de señoras. Empezaron a gritar «¡la Presley, la Presley!».

La Preysler tuvo que aguantar, además de un marido, a sus enemigos. Ruiz-Mateos compró más de cien retretes y los mandó colocar en forma de pirámide delante de la casa de los Boyer en Puerta de Hierro. Los vigilantes de seguridad los retiraron antes de que llegara la prensa. Y fue el empresario quien filtró los planos de la casa, con todos sus baños, provocando que se la conociera como «Villa Meona». Isabel Preysler llevó a Boyer, «un intelectual completo» según Carlos Solchaga, a las portadas del «¡Hola!». La muerte de Boyer ha llevado a Preysler a ser la nueva viuda de España.

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