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de bares

Un maratón automático por Madrid

Andar quema calorías, pero lo que proponemos es una carrera diferente y sin prisas. Un tour a pie por algunos bares atractivos y económicos del centro de la ciudad

Un maratón automático por Madrid abc

juanma fernández

Veía Julio Camba en Nueva York una urbe tan mecánica y funcional que la acabó bautizando como «la ciudad automática». Hay también cierto mecanicismo en quienes salen a correr por Madrid mientras miden sus pulsaciones y la distancia recorrida. Por eso les propongo una ruta mecánica, funcional, directa, y sobre todo económica, por la capital de España. Pero aquí no se trata de correr, se trata de fijar el codo sobre la barra . Levante la mano y pida algo.

Partimos de la Puerta del Sol y a 160 metros, en la calle Espoz y Mina, número 1, encontrarán «La Soberbia», una taberna de larga barra y mesas bajas donde con una caña o vino (o lo que guste tomar) le pondrán una tapa de una morcilla maravillosa , o quizá jamón, o chorizo. Pero, si pueden, insistan en la morcilla, no la dejen ir a otros clientes. Encontrará además camareros amables que le saludarán como un coro cuando entre, automáticos en cierto modo; si Camba les hubiera visto…

Reforzados por los líquidos y la morcilla del pistoletazo de salida, toca andar un kilómetro. Es la distancia que separa el citado bar de « Lamiak » (Cava Baja, 42), una taberna vasca repleta de gente joven donde exposiciones de fotografía y pintura conquistan las paredes. Además del encanto actual del local , el lugar esconde un secreto ya imperceptible: se trata del mismo sitio donde estaba «La Mandrágora», el bar que dio la fama a Javier Krahe y Joaquín Sabina en los ochenta. Si bajan a la planta de abajo, verán dónde estaba el minúsculo escenario. Si no son mitómanos, los pinchos son tan perfectos como sus cañas bien tiradas, y se habrán ahorrado las escaleras.

Como La Latina no es solo la Cava Baja y la Plaza de la Cebada, hagan un esfuerzo calle abajo de 230 metros. Verán una taberna bautizada como «Almería» (Calle de las Aguas, 9) donde se sirven las mejores tostas del barrio, y todas a un precio de tres euros. Se librarán de las aglomeraciones propias de los lugares más conocidos de la zona y su paladar se lo agradecerá .

Ahora el último esfuerzo, grande, eso sí. Deberán andar otro kilómetro y acabarán en el Barrio de las Letras. En plena calle de Las Huertas se encuentra, en el número 6, el restaurante italiano « Il Piccolino Della Farfalla ». Con un amplísimo horario de apertura los fines de semana, este coqueto local ofrece comida italiana de calidad a precios muy competitivos (las pizzas oscilan entre 7 y 9 euros). De nuevo con una atención amable y casi siempre con el detalle de un chupito gratis al final de cada comida o cena. Brinden entonces por los 2.390 metros que habrán andado desde que salieron desde la Puerta del Sol. Calculen las calorías consumidas o sumen las ganadas en cada parada. U olvídense de algo tan artificial y respiren que, como dejó escrito Camba: «A veces me duermo del lado del corazón, y sueño».

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