Consejos para que tu hijo lleve una vida sana

Evitar la obesidad y el sobrepeso es cuestión de educación, una buena nutrición y el ejercicio físico son fundamentales

La obesidad y el sobrepeso tienen ya caracteres de epidemia. Se trata de una enfermedad que presenta graves consecuencias en la edad adulta y que comienza en la infancia: el 42% de los niños de nuestro país tienen sobrepeso y obesidad (Estudio Aladino 2011). Lo más preocupante es la tendencia ascendente que presenta esta enfermedad, pasando del 26,3% (Estudio Enkid 2005) al 42% en solo 6 años. Son muchas las razones que han conducido a esta situación. Por una parte, nuestro país ha sufrido grandes cambios en las últimas décadas que han repercutido enormemente sobre el tipo de alimentación. Las dietas tradicionales han sido reemplazadas por dietas con mayor densidad energética, lo que significa más grasa (de mala calidad) y más azúcar añadido en los alimentos, unido a una disminución del consumo de frutas, verduras, pescado y legumbres.

Por otra, estos cambios alimentarios se combinan con estilos de vida que reflejan una reducción de la actividad física en el colegio y durante el tiempo de ocio. Si conseguimos que nuestros hijos se acostumbren a comer sano y en su justa medida, y estimulamos en ellos la práctica regular de actividad física y deporte, habremos logrado inculcarles unos hábitos saludables que les protegerán de la obesidad y, en general, de una serie de patologías que se manifiestan en la edad adulta. En definitiva, les habremos aportado salud para muchos años.

Para conseguir el propósito de mejorar la salud de nuestros hijos, trabajaremos con dos herramientas fundamentales: la actividad física y la educación nutricional.

La actividad física

Deporte en famiia

Es necesario luchar contra la vida sedentaria para mantener un peso adecuado, pues no basta reducir el aporte calórico (lo que comemos) si la actividad es escasa. El ejercicio físico es un complemento esencial de la dieta saludable (y viceversa) para promover la salud y proteger a la población infantil y/o adolescente de enfermedades que aparecen en la vida adulta. Se puede estimular la práctica de un deporte de acuerdo con las aficiones, habilidades y capacidades de cada niño, pero lo más importante es educar en una vida activa en la que se practiquen habitualmente una serie de movimientos cotidianos como andar, montar en bici, subir escaleras, etc. Hay que acostumbrarles a incorporar el ejercicio a las todas actividades del día y evitar el sedentarismo (exceso de televisión, videojuegos, ordenador, etc.). La práctica del ejercicio físico es muy importante para luchar contra el exceso de peso y la obesidad. El niño debe acostumbrarse a realizar actividades físicas y a reducir el ocio sedentario evitando el exceso de horas de televisión y videojuegos.

Nuestras recomendaciones son:

  • Anime a toda la familia a hacer más ejercicio.
  • Sea un ejemplo para sus hijos; que vean que usted participa en actividades físicas.
  • Anime a su hijo a escoger una actividad que le guste y acompáñele a participar en esta actividad: karate, fútbol, baloncesto, judo, natación,… No hay excusas para gustos están los colores.
  • Lo ideal es que fuera de 4 a 6 días en semana, 1-2 horas de actividad moderada.
  • Los amigos influyen mucho en este aspecto. Al llevar a su hijo a hacer deporte, no solo hará que el chico se relacione socialmente con iguales, sino que creará vínculos de amistad con chicos activos y eso le motivará a seguir haciendo deporte de por vida.
  • Intenten que la actividad de ocio de su hijo no sea el videojuego o el ordenador, regálele una bici en vez de una videoconsola.

La educación nutricional

La educación nutricional en un niño es tarea difícil. Requiere de tiempo, mucho trabajo y muchísima paciencia.
Comprende dos vertientes: la psico-comportamental y la alimentaria-nutricional.

Vertiente «Psico-Comportamental»:

  • La familia debe ejercer, respecto a las comidas de sus hijos, una supervisión a distancia, evitando continuas recomendaciones y consejos reiterativos que pueden crear mal ambiente e incluso aversión hacia aquellos alimentos que pretendemos potenciar.
  • Evite castigar o premiar a su hijo con comida. Qué no te de pena decirle a algunas cosas que no (usa la explicación, no la firmeza); para educar también hay que saber decir a tiempo un “no”. Comer sólo lo que nos gusta es una mala práctica nutricional. (El niño no debe ser quien decida lo que se come en casa).
  • Procurar que el comportamiento de los miembros de la familia sea coherente con las recomendaciones verbales, pues resulta difícil inculcar un hábito alimentario saludable cuando quien lo aconseja no lo pone nunca en práctica, invitando a toda la familia a comer comidas más saludables, no sólo al niño que tiene sobrepeso.
  • No se debe utilizar la comida como una forma de resolver problemas que nada tienen que ver con ella, como el aburrimiento, tensiones, crisis de ansiedad, etc.
  • Evite hacer dietas radicales y no permita que sus hijos las hagan. Los alimentos deben distribuirse a lo largo del día para que el cuerpo tenga los nutrientes necesarios, en función de sus exigencias.
  • La explicaciones de lo que se debe o no se debe comer en casa no deben girar en torno al peso o al engordar.
  • Se trata de la salud de tu hijo, hablarle de peso lo condicionará demasiado.
  • Se debe evitar hacer de la comida una situación de conflicto que interfiera con las relaciones afectivas.
  • Los niños deben ser informados sobre la correcta nutrición y su importancia para la salud y el bienestar en general.

Vertiente «Alimentaria-Nutricional»:

• Deje a su hijo comer la cantidad que quiera, no le obligue a comer ninguna cantidad concreta. Eso sí, si no desea comer no le ofrezca una versión alternativa insana. No se puede cambiar, por ejemplo, las verduras por patatas fritas.
Limite la cantidad de bebidas gaseosas, zumos y batidos; enseñe a su familia a beber más agua. El agua es la mejor bebida. Las comidas deben acompañarse siempre de agua.
• Intente calcular la comida para los comensales que comen en casa, así no podrá servir porciones muy grandes ni que se repita platos, porque no sobrará comida. Si sobra congele.
• Al preparar sus platos favoritos, añada más vegetales de lo indicado en la receta.
• Tenga siempre a mano en casa refrigerios saludables en su casa como frutas, jamón serrano, queso de calidad o frutos secos tostados.
• Hay que variar las formas de preparación de los alimentos utilizando distintos procedimientos culinarios: asados, hervidos, a la plancha, guisados, etc.
• Estimular el consumo de vegetales crudos (ensaladas, gazpacho, sopas frías…).
Añade pescado a la dieta, azul y blanco. Mientras más fresco mejor. Busca formas de guisarlo que sea del gusto de tu hijo.
• Procurar que la dieta sea variada y que se consuma la mayor diversidad de alimentos posible, pues de esta forma es más fácil cubrir sus necesidades en nutrientes.
• El consumo de dulces, refrescos y “snacks” debe ser muy moderado, dejándolo para eventos ocasionales como fiestas y cumpleaños.

Si de verdad te importa y quieres a tu hijo, entenderás que la salud es el bien más preciado que puedes regalarle. Dedícale el tiempo y las ganas que merece. Lo fácil no suele ser la mejor opción.

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